Las importaciones agropecuarias están teniendo un impacto negativo en el aparato productivo de nuestro país. En este sentido, es importante analizar y llamar la atención del gobierno sobre cómo las mismas afectan la economía y qué medidas se pueden tomar para proteger la producción nacional.

Es importante señalar que las importaciones agropecuarias están compitiendo directamente con los productos nacionales. Recordamos que en el 2021 a 2022 las agroimportaciones crecieron a más de 1,000 millones de dólares por año, un ritmo sin precedentes en nuestra historia. Alcanzamos la cifra de 5,215.45 millones de dólares en 2022.

Lo más preocupante es el deterioro de nuestro aparato productivo mientras se siguen privilegiando las importaciones en desmedro de nuestro productores, los cuales no tienen esperanza alguna, pues la tendencia de la misma es seguir creciendo como muestra la siguiente gráfica que compara el primer trimestre de este año 2023 con igual periodo del año 2022.

Esto significa que los productores locales tienen que competir con productos, en ocasiones más baratos y en muchos casos, de menor calidad, lo que les dificulta mantenerse a flote. Además, las importaciones agropecuarias suelen tener una ventaja en términos de escala, lo que hace que sean más competitivas en términos de precios.

Esto evidencia parte de la difícil situación de productores que a diario vemos a través de diferentes medios de comunicación.

Desde otra perspectiva, las importaciones agropecuarias pueden representar una carga para el presupuesto del gobierno y de importadores, ya que es necesario invertir en la infraestructura para transportar y almacenar estos productos. Además, implica la salida de importantes recursos de nuestra economía, la cual en estos momento se hace más compleja porque estamos importando inflación de otras economías.

También, como se importan más productos de los que se exportan, hay un impacto negativo en la balanza comercial y de manera directa en la generación de empleo como muestra la siguiente gráfica.

Para abordar este problema, es necesario que el gobierno, a través del Ministerio de Agricultura y su gabinete agropecuario, implemente políticas de protección a la producción local, creando programas de apoyo a través de la inversión en investigación y desarrollo para mejorar la calidad y competitividad de los productos locales. Esto debe ser de manera constante, además del fomento en lo inmediato de producción de los productos tradicionales con apoyo directo que impacten los costos de producción para que los alimentos puedan llegar a precio más asequibles a la población.

En conclusión, las importaciones agropecuarias están impactando negativamente y deteriorando nuestra producción nacional lo que crea dependencia de países que producen bienes similares y las mismas no han provocado disminución en los precios de los alimentos sino más bien están afectando nuestra balanza comercial y restando calidad de vida a nuestros productores, familias que viven de trabajo en éstas actividades y ciudadanos que cada vez deben disponer más recursos para comprar los mismos alimentos.