Covid-19 produce alteraciones en el cerebro y en el grosor de la materia gris, según un estudio
Desde que comenzó la pandemia a principios de 2020, se han observado secuelas neurológicas persistentes asociadas a la COVID-19 como la pérdida de memoria, la «niebla mental» o una disfunción cognitiva.
Ahora, un estudio de investigadores de la Universidad de Oxford ha observado «fuertes evidencias de anomalías» en el cerebro asociadas al coronavirus a través del análisis de 785 pacientes.
La revista científica Nature ha publicado un artículo que describe los cambios que la infección por SARS-Cov-2 produce en el cerebro humano, incluyendo en las zonas asociadas al olfato y la memoria, aunque los autores advierten de que para saber si estos efectos persisten a largo plazo, o si se pueden revertir parcialmente, hace falta seguir investigando.
La importancia de este trabajo reside en que aporta pruebas más sólidas a cerca de las consecuencias a largo plazo en el cerebro, en particular en la materia gris.
Hasta ahora se han realizado muchos estudios en este sentido, llegando a demostrar que la proporción de trastornos cognitivos era mayor en los antiguos pacientes de COVID-19.
Sin embargo, no se pudo comprobar un mecanismo causal directo y los estudios se realizaron con un número reducido de pacientes o incluso a través de autopsias de fallecidos.
El estudio de casi 800 pacientes en dos momentos diferentes
El equipo de Gwenaëlle Douaud, de la Universidad de Oxford, ha investigado los cambios en el cerebro de 785 participantes del Biobanco del Reino Unido (de entre 51 y 81 años) que se sometieron a dos escáneres cerebrales y a pruebas cognitivas en momentos diferentes.
El primer escáner se hizo antes del contagio y el segundo tras haber superado la enfermedad. De este modo, 401 dieron positivo a la infección por el SARS-CoV-2 entre los dos escáneres -15 de los cuales fueron hospitalizados- y 384 eran controles emparejados por edad y sexo.
«El hecho de que tengamos el escáner previo a la infección nos ayuda a distinguir los cambios cerebrales relacionados de las diferencias que pueden haber existido previamente en sus cerebros», explica el profesor Stephen Smith, uno de los autores del estudio, en la web del Departamento Nuffield de Neurociencia Clínica de Oxford.
Los autores también realizaron un análisis de control en personas que desarrollaron una neumonía no relacionada con la COVID-19 para demostrar que estos cambios se debían al coronavirus y no a la enfermedad respiratoria.
Los efectos: reducción de la materia gris y deterioro cognitivo
Los autores han identificado varios efectos a largo plazo tras la infección, como una mayor reducción del grosor de la materia gris en el córtex orbitofrontal y circunvolución parahipocampal (regiones asociadas con el olfato y la memoria).
Además, los que tenían COVID-19 presentaban evidencias de daño tisular en regiones asociadas a la corteza olfativa y una reducción del tamaño del cerebro.
De acuerdo con los resultados, varios meses después de la infección por el virus, se pierde o daña entre un 0.2 % y un 2 % más de tejido cerebral que en las personas no infectadas.
«Para hacernos una idea de la magnitud de estos efectos, podemos compararlos con lo que ocurre durante el envejecimiento normal: sabemos que las personas pierden entre un 0.2 % y un 0.3 % de materia gris cada año en las regiones vinculadas a la memoria», explica Gwenaëlle Douaud, la principal investigadora.