Asma: la enfermedad crónica más común en la infancia

09-05-2022
Salud
RTVE, España
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El asma es la enfermedad crónica más común en la infancia y afecta a un 5% de la población adulta, lo que representa a más de 300 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, cinco de cada diez pacientes no la tienen controlada.

Por esta razón, con motivo del Día Mundial del Asma, que se celebra cada 3 de mayo, los neumólogos quieren concienciar a la población sobre la necesidad de realizar un diagnóstico correcto y de seguir hábitos saludables para prevenir sus síntomas. Este año el lema es: «Cerrar brechas en la atención del asma».

Esta patología causa una inflamación en el interior de los bronquios, estrechándolos e impidiendo la entrada correcta de aire a los pulmones. Su origen es muy variado, ya que existen muchos desencadenantes.

Los expertos aseguran que hay un fuerte componente genético, aunque también hay otros factores ambientales que pueden irritar los bronquios. Entre ellos, destaca especialmente la contaminación atmosférica.

La polución es responsable de uno de cada tres casos de asma infantil en Europa, según revela un estudio del Instituto de Salud de Barcelona realizado en 17 países. No es casual que más del 60% de ellos vivan en ciudades. En general, estas estimaciones se encuentran en la misma línea que la de dos estudios anteriores llevados a cabo en Reino Unido, que concluyeron que el 22% de los casos de asma infantil se podrían atribuir a la contaminación atmosférica.

Otro trabajo científico, publicado en The Lancet, estimó que cada año cuatro millones de nuevos casos de asma pediátrico podrían ser atribuibles a la contaminación atmosférica por dióxido de nitrógeno (NO2) en todo el mundo. Los niveles de dióxido de nitrógeno, asociado a múltiples problemas respiratorios, son más altos que los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 77% de las ciudades que miden este tipo de polución.

Sobrediagnóstico e infradiagnóstico

«El asma es una enfermedad que peca de los dos extremos, de que hay sobrediagnóstico, ya que están diagnosticados de asma muchos pacientes que no lo padecen, y hay infradiagnóstico, con otros muchos que tienen asma y no se diagnostican», valora para RTVE.es Marina Blanco, neumóloga y coordinadora del área de asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), quien cree que el problema «se resolvería persiguiendo el diagnóstico del asma de manera más objetiva».

Aunque el asma no tiene cura, sí que existen tratamientos muy eficaces para prevenirla y controlarla. La espirometría, que mide la capacidad pulmonar, es el primer paso para detectar esta patología. Se trata de una sencilla prueba que consiste en tomar y expulsar aire por un aparato para saber la cantidad y frecuencia de aire inspirado y espirado durante un tiempo concreto.

En cuanto a los tratamientos, por un lado están los broncodilatadores, que son fármacos inhalados que provocan que los bronquios y bronquiolos de los pulmones se dilaten, con lo que se disminuye la resistencia aérea y se facilita el flujo de aire.​ Por el otro están los antiinflamatorios, que se aplican contra la inflamación de la mucosa bronquial.

El incumplimiento terapéutico es uno de los grandes problemas que acompaña al asma. «Se trata de una enfermedad que tiene un altísimo grado de incumplimiento, que suele obedecer a que el paciente desiste de tomar el tratamiento, aunque también puede ser que los profesionales no se lo hayan pautado correctamente», explica Blanco. 

«El problema del incumplimiento es algo que a los profesionales médicos nos preocupa mucho, pero cuando uno se para a analizar caso por caso, las razones son muy variadas, y el grado de incumplimiento no se mejora a pesar de que los tratamientos cada vez sean más eficaces y fáciles para el paciente», añade, por lo que aboga para solucionarlo por «indagar la causa del incumplimiento en cada paciente y buscar una solución para ese caso concreto».

Conocer su propia enfermedad

Los neumólogos insisten en la importancia de que los pacientes conozcan a fondo su enfermedad y que sepan identificar qué es lo que desencadena los ataques, cómo actuar cuando esto pasa y qué síntomas advierten de que el asma que padecen no está controlado. «Hay que seguir el tratamiento aunque no se tengan síntomas», advierten los profesionales médicos.

Entre las señales que pueden delatar la presencia de asma, existe un amplio abanico ante el que los especialistas piden que se preste especial atención. Estos síntomas pueden presentarse en forma de dificultad para respirar, tos, pitidos o ruidos en el pecho, así como opresión o sensación de tirantez en el tórax.

¿Y qué hábitos pueden adquirir estos pacientes para mejorar su estado físico? «La dieta de buena calidad es muy importante. Los pacientes obesos con asma, si cambian a una dieta de buena calidad, mejora el control del asma aunque no adelgacen. La dieta rica en grasas es inflamatoria, todo lo contrario que la que tiene más frutas, fibra y vegetales», manifiesta Blanco, quien agrega que otros hábitos saludables son perder peso, ya que «el asma y la obesidad están muy relacionados», y aumentar la actividad física, porque «las personas obesas que hacen ejercicio mejoran el control del asma, aunque no adelgacen». 

Además, los pacientes tienen que evitar los desencadenantes identificados, por ejemplo las personas que sean alérgicas a los gatos, quienes saben que la actuación más efectiva es no exponerse a estos animales, por encima incluso del tratamiento. 

Un último consejo es que en ningún momento abandonen los medicamentos que les permiten tener desinflamados los bronquios, ya que se trata de un tratamiento crónico, al igual que la enfermedad. «Claro que hay gente que está muchos años sin tener síntomas, o niños o adolescentes que luego en la etapa adulta no vuelven a tenerla, pero nunca lo van a saber con seguridad. El control, o la remisión, solo se consigue tomando el tratamiento, y si lo suspenden, dentro de un tiempo variable la mayoría vueven a tener asma», advierte esta neumóloga.