
Qué es una oligarquía y por qué EEUU camina hacia este modelo antidemocrático con la vuelta de Trump
«Todo el mundo reconoce una nueva era de oligarcas. Con Musk, Zuckerberg y Bezos rodeando a Trump, la visibilidad nunca había sido mayor. No creo que estemos ahí todavía [en una oligarquía], pero sí estamos en ese camino».
Joseph Stiglitz ha concedido una entrevista al diario La Vanguardia para hablar de su último libro, Camino de libertad (Taurus).
El Premio Nobel de Economía y exasesor de Clinton cuestiona el concepto de libertad que defienden los padres del neoliberalismo, una «idea que ha fracasado estrepitosamente» y que ha llevado al mundo a las puertas del autoritarismo y el «neofascismo». ¿Por qué camina el país hacia una oligarquía?
Los estadounidenses han devuelto al magnate a la Casa Blanca. Elon Musk y los líderes de las principales tecnológicas lo han facilitado.
Trump ha prometido sacar los puños y defender al país de los que él mismo define como «enemigos de la patria»: las personas migrantes, los movimientos sociales, el feminismo, la cultura y el colectivo LGTBIQ+. El individualismo, la retórica triunfalista y el conservadurismo son tres de las bases de su programa.
«Trump tiene un discurso irreverente y anticonvencional, matonista incluso; un discurso que deshumaniza a los enemigos y señala a los pobres, los sitúa como fracasados que no han querido luchar por sus méritos. Este discurso ha vuelto al poder impulsado por un grupo de tecnobros y todos ellos conforman una nueva oligarquía», advierte Luisa Martín Rojo, directora del centro de investigación en multilingüismo, discurso y comunicación en la Universidad Autónoma de Madrid.
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Steven Forti, historiador y autor de Democracias en extinción: el espectro de las autocracias electorales (Akal), advertía en una entrevista reciente con Público de los riesgos del «capitalismo sin frenos» para los valores democráticos: «Tenemos países que han pasado de ser democracias plenas a caminar hacia sistemas autocráticos».
El Instituto V-Dem considera que sólo tres de cada diez personas viven en Estados completamente democráticos.
Trump «socavó sustancialmente» la democracia estadounidense durante su primer mandato, sobre todo en lo que respecta a la «libertad de prensa, la independencia judicial y la supervisión ejecutiva», señala el último informe anual del mismo organismo.
Trump ha centrado su campaña en «promover la guerra del último contra el penúltimo», según explica la sociolingüista Laura Camargo en esta entrevista con Público.
La estrategia no sólo le ha servido para ganar, también para desplazar la atención que reciben –los recursos– y justificar su apuesta por el autoritarismo. La Casa Blanca está en manos de un limitado grupo de tecnócratas y multimillonarios que promete gobernar para una minoría: la suya, la de los ricos.
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Human Rights Watch reconoce en su último informe «serias preocupaciones» y valora las promesas del magnate como una «amenaza» para «una amplia gama de derechos humanos» y para las instituciones democráticas encargadas de defenderlos. «Tenemos un nuevo tipo de compromiso autoritario entre la extrema derecha –el trumpismo– y sectores ampliamente relevantes del capitalismo.
Es aquí donde entran Musk, Bezos o Zuckerberg, una parte de Silicon Valley que considera que las democracias son un estorbo para su propio crecimiento. La segunda cuestión es precisamente la influencia de los intereses económicos –de unos pocos– en la gestión política«, continúa Steven Forti.
¿Cómo operan los oligarcas?
Antonio Gramsci profundiza en el concepto de las oligarquías en su ensayo Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el estado moderno (Comares).
El teórico italiano rescata la definición marxista y habla de una forma de dominación en la que «una minoría privilegiada», vinculada al poder económico y político, controla los medios de producción, las instituciones y las decisiones fundamentales de una sociedad.
«Trump ha sabido aprovechar el malestar de la población para imponer discursos neoliberales desde el punto de vista económico; fomentando la competitividad y el individualismo, difundiendo la idea de que los servicios públicos están mal gestionados», relata Luísa Martín Rojo.
«El magnate ha conseguido que [las clases populares y las comunidades migrantes] miren como una amenaza a los que están por debajo, no por encima, repartiendo mal los recursos y buscando su propio beneficio», insiste Laura Camargo, que propone hablar de «plutocracia» para referirse a los «gobiernos de los ricos».
La profesora denuncia, además, los peligros en cuestiones que se daban por sentadas, como el derecho al aborto y la situación de las personas LGTBIQ+.
«Las instituciones estadounidenses van a quedar en manos de unos pocos que defienden su propio interés por encima del interés común y los colectivos más damnificados por la privatización y el deterioro de los servicios básicos van a ser las familias con las rentas más bajas, y dentro de esas familias, las mujeres», vaticina la eurodiputada socialista Lina Gálvez.
Jeffrey A. Winters describe en Oligarquía (Arpa) el modus operandi de este tipo de perfiles: «El objetivo primordial de un oligarca es asegurar, mantener y conservar su posición de poder extremo frente a todo tipo de amenazas».
Trump firmó en sus primeras horas como presidente una orden para impedir la justicia social y tumbar el impuesto del 15% a los beneficios de las grandes multinacionales, acordado en el marco de la OCDE.
Los procesos judiciales en su contra también se han ido aplazando de manera indefinida desde su victoria en las urnas.
«Es importante regular y limitar el poder de las grandes tecnológicas y de otros sectores del capitalismo para que no puedan influir de esta manera en la política», coinciden las fuentes consultadas por este diario.