Haití, nuestro Kosovo en el Caribe
I.- Antededentes:
1.1. Kosovo. Su origen histórico.
Kosovo en principio era una provincia Serbia, en la que vivían mayoritariamente ciudadanos de origen albanes, los cuales comenzaron a colocarle particularidades y especificidades propias de sus herencias culturales. De ahí se desprende la lucha desarrollada entre los serbios y los albaneses por el control y la soberanía de esta tierra.
Esta lucha por el control y dominio de Kosovo viene de lejos, pero fue a partir del año 1998 cuando la opinión pública internacional comienza a fijarse en este conflicto. Antes, la atención estaba centrada en por la guerra de Croacia y de Bosnia-Herzegovina.
Los serbios conforman la mayoría de la población de Serbia y Montenegro, pero en la provincia de Kosovo la mayoría de la población estaba representada por albaneses, los cuales comenzaban a organizarse, movilizarse y luchar por su autonomía, como provincia Serbia, demandando más tarde, la independencia de los albaneses de Kosovo, reivindicando la unidad de la nación albanesa (Kosovo, Macedonia y Albania).
Estas aspiraciones se transformaron y desarrollaron un mayor antagonismo entre los serbios de Kosovo y los de origen albanés que también vivían allí. Para los serbios, Kosovo era la cuna de su iglesia ortodoxa.
En principio, el legendario líder Josip Broz «Tito» hizo esfuerzos extraordinarios para flexibilizar y armonizar estas relaciones, otorgándole cierta autonomía y participación en la estructura nacional del Estado de Yugoslavia, la cual fue creada en el año 1929, fusionando el reino de Serbia, Croacia y Eslovenia, que estaba dividida en nueve provincias con sus respectivos gobiernos. El territorio de Kosovo quedó dividido en tres de estas unidades administrativas.
Pero esta realidad no duro mucho. Para 1988, el presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, promulgo una nueva constitución que dejaba sin efecto el estatus de provincia autónoma de Kosovo, la cual provenía de la Yugoslavia de Tito y de la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro).
Se trataba de dos etnias totalmente diferentes. Religiones, idiomas, costumbres, hábitos, lenguas, etc. distintos. Políticamente pudiera funcionar, en principio, pero lograr la fusión de tantas diferencias, resulta altamente difícil.
La historia de conflictividad que han vivido los serbios y la población de Kosovo de origen albaneses, influyeron y profundizaron la resistencia entre uno y otro, predominando los aspectos que los separaban, más de los que pudieran unirlos.
1.2.- Quisqueya. Su origen histórico.
Los primeros pobladores que habitaron esta tierra llamada Quisqueya se remontan a la época antes de Cristo. Para algunos historiadores, estos fueron llegando desde América del Sur, preferencialmente desde Venezuela. Se trataban de cazadores, recolectores, pescadores (en ríos y mares) y navegantes.
A la llegada de los europeos, esencialmente españoles, la isla se encontraba dividida en los llamados Cacicazgos. Algunas fuentes estiman la población en algunos cientos de miles, otros varios millones. No hay informaciones precisas y confiables al respecto.
A la llegada de los conquistadores españoles, para el 12 de octubre del año 1492, se inicia una nueva historia en la tierra que se llamaba Quisqueya, vocablo de origen taíno que significa «Madre de todas las tierras». Esta estaba dividida geopolíticamente en cinco cacicazgos: Maguana, Jaragua, Higüey, Maguá y Marién, cuyos respectivos caciques eran Canoabo, Behechio, Cayacoa, Guarionex y Guacanagarí. Estos fueron rápidamente extinguidos, como resultados de las imposiciones y maltratos de los invasores. Alrededor de 50 años más tardes, ya no existían los aborígenes.
Pero con los españoles también llegaron a partir del año 1623, los piratas al caribe (bucaneros y filibusteros) específicamente a la parte occidental de la Isla Quisqueya, atraído por sus riquezas naturales, su alta vulnerabilidad y sobre todo por estar deshabitadas, pero con una gran proliferación de ganados (vacas) y puercos cimarrones.
La parte oriental (Este) de la Isla, fue la primera en ser poblada por los europeos. A su llegada en 1492, los conquistadores españoles fundaron la primera ciudad, llamada “La Isabela”. Esta tenía características propias de ciudad, tales como edificaciones de piedra, entre las cuales sobresalían la iglesia católica, un hospital, un cementerio, entre otras no menos importante.
Luego de aquí, los conquistadores decidieron establecerse en un lugar más estratégico, como lo era la desembocadura del rio Ozama. Allí fundaron la Nueva Isabela, llamada más tarde ciudad de Santo Domingo, en fecha 5 de agosto 1496. Esta tenía mayor nivel de estructuración urbanística, siendo dotadas de emblemáticas edificaciones, las cuales hoy día testimonian la historia de la misma: la Catedral de Santa María La Menor, llamada Catedral Primada de América; el Alcázar de Colón, primer castillo de América y residencia del Virrey de las Indias, don Diego Colón; el Monasterio de San Francisco, las ruinas del primer monasterio en América; el Museo de las Casas Reales, el antiguo Palacio del Gobernador General; la Fortaleza Ozama, la más antigua fortaleza en América; el Panteón de la Patria, un antiguo edificio jesuita que acoge los restos de varios insignes representantes de la Orden de los Dominicos; y la Iglesia del Convento Dominico, el primer convento en América. En 1990 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO).
Contrario a la parte oriental, el occidente se quedó rezagado y prácticamente abandonada por las prácticas de piraterías. Los bucaneros y filibusteros eran los ocupantes de lo que hoy se conoce como Haití. Poco a poco, España se fue desinteresando de esta parte de la isla, dejándole el camino abierto a varias naciones (Holanda, Francia, Inglaterra, entre otras) que apoyaban e incentivaban el comercio irregular con los piratas. Al final de la historia, la parte occidental quedo en manos de los franceses, los cuales tenían en la cercanía de la Isla Quisqueya, colonias desde las cuales podían operar con facilidad, como por ejemplo la isla de La Tortuga.
1.3.- Haití. Origen de su historia.
Lo que hoy se conoce como Haití o “Ayti” (en kreyòl), que significa tierras altas, formaba parte de la colonia española denominada como Isla Hispaniola o Quisqueya. Allí, en la parte occidental de la isla, los colonizadores habían hechos asentamientos humanos, cuya población fue desalojada y traslada a la parte oriental, como resultado de las acciones de los piratas y bucaneros, los que se dedicaban a cazar ganados y cerdos silvestres, para venderlos en el mercado informal, instalados a sus alrededores por algunas naciones europeas, sobre todo Francia.
Ya para el siglo XVI, Francia tenía el control y dominio de la parte occidental de la Isla, afianzando su dominio con el Tratado de Basilea entre la República Francesa y la Monarquía de Carlos IV de España, mediante la firma de un convenio el 22 de julio de 1795 en la localidad suiza de Basilea, en virtud del cual España logró la devolución de todo el territorio ocupado por los franceses al sur de los Pirineos, pero tuvo que ceder a Francia, a cambio, la parte occidental parte de La Española, hoy conocido como Haití.
Así comienza la colonización de la parte occidental de la Isla Quisqueya, hoy conocida como Haití, por parte de Francia, la cual fue convertida en la colonia más rica y prospera de este país. Desde África fueron trasladados miles de esclavos a esta tierra, los cuales tenían una diversidad cultural, de naturaleza idiomática, religiosa, costumbres, hábitos, tradiciones, etc., lo que en principio le generaba dificultad para la comprensión y convivencia entre ellos.
Para lograr esta prosperidad económica, los franceses instauraron la esclavitud en la parte Occidental de la Isla, imponiéndose a sangre y fuego. Eran los años de gloria de Napoleón Bonaparte y era impensable que unos esclavos pudieran enfrentarse y mucho menos vencer al poderoso ejército francés.
Pero a pesar de todos los pesares, limitaciones y dificultades, ya para el año 1801, estos esclavos enfrentaban a los franceses, siendo conducidos por el general Toussaint-Louverture, quien para el año 1802, fue hecho prisionero por los franceses y murió en cautiverio un año más tarde. Pero ya para el primero (1) de enero de 1804, otro negro, Jean-Jacques Dessalines, había expulsado a los franceses y, proclamado la independencia de la isla de Hispaniola, y denominándola Haití, convirtiéndose así en el segundo Estado independiente de América, quedando instalado el como jefe del recién Estado haitiano.
Dessalines, quien se había proclamado emperador (Jacques I) fue asesinado en 1806, quedando dividida la recién formada República en dos: Al norte, un reino dirigido por Henri Christophe, y en el sur, una república gobernada por Alexandre Sabes, llamado Pétion.
El sucesor de Pétion, Jean-Pierre Boyer, emprendió la lucha por conquistar la parte occidental, a pesar de las diferencias socio-culturales de sus habitantes. Ya para el 1822 realiza una invasión armada a la parte española, logrando su ocupación ininterrumpida por 22 años (1822-1844).
Esta ocupación, desde su inicio, encontró resistencia de los habitantes de habla hispana.
La parte oriental de la Isla seguía siendo dominada por los españoles, a pesar de la pérdida de interés en su colonia. Por ello, para el año 1821 fue proclamada por Núñez de Cáceres, la llamada “Independencia Efímera” en contra de la dominación española, mientras que para el año 1844 se proclama, real y efectivamente, la independencia nacional y el nacimiento de la República Dominicana, por parte del padre de la patria, Juan Pablo Duarte y Diez, en contra de la dominación haitiana.
La historia de Haití ha estado marcada por la lucha de poder entre mulatos y negros, lo que le dificultaba consolidarse como Estado, viviendo un largo periodo de golpes y contra golpes.
Recién expulsado de la parte española (1844), proclamada República Dominicana, en Haití se escenifican grandes rebeliones de los negros. Una ella la encabezo, en 1849, Faustin Soulouque, quien se proclamó emperador (Faustin I) y quien también lanzó a una severa represión contra los mulatos.
Este permaneció en el poder durante 10 años, hasta ser derrocado por el mulato Nicolas Geffrard, que restauró la república y gobernó el país hasta 1867.
Desde entonces, gobernaron a la República de Haití, los mulatos, quienes la llevaron a mostrar una relativa prosperidad socio-económica, lo que generó que el imperio del norte comenzara a ver para esos litorales, hasta ocuparla militarmente el 28 de julio del 115, permaneciendo allí hasta el mes de agosto del año 1934.
El fin de la ocupación, más la crisis económica mundial, fecundo un entorno de inestabilidad socio-política, que favoreció la creación de un ambiente propicio para los golpes y contra golpes militares. Estos alentaron el predominio de las ideas dictatoriales.
Esto generó la llegada al poder, en septiembre de 1957, del negro François Duvalier (llamado «Papa Doc»), quien promovió e incentivo las luchas contra las élites mulatas. Este se proclamó en 1964, presidente vitalicio, imponiéndose a la fuerza, no solo con el apoyo del ejército, sino también con el apoyo de los tontons macoutes, milicia paramilitar que sembraron el terror y el miedo en todo el territorio nacional de Haití.
Para enero de 1971, la Asamblea Nacional enmendó la Constitución para permitirle designar a su hijo, Jean-Claude, como sucesor. A la hora de su muerte, el 21 de abril de 1971, Jean-Claude Duvalier accedió a la presidencia de la República. Tenía 19 años (de allí su apodo de «Baby Doc»).
Con el fin de la dictadura, no llegó la calma ni la democracia a Haití. La historia de golpes y contragolpes militares, siguieron sucediendo uno tras otros: General Henri Namphy; general Prosper Avril; general Raoul Cédras. Este último derroco, al padre Jean-Bertrand Aristide, sacerdote católico, quien fue libre y masivamente electo por el voto popular.
1.4. Republica Dominicana. Origen de su historia.
El origen de lo que hoy se conoce como República Dominicana estuvo altamente vinculada a España, quien la colonizó desde el año 1492 (Siglo XV) hasta el año 1822 (siglo XIX), la cual era conocida en principio como Hispaniola o Quisqueya, como le llamaban los habitantes originarios de la misma.
El 16 de julio de 1838, Juan Pablo Duarte fundó la sociedad secreta La Trinitaria, organización política a través de la cual se luchó por la Independencia nacional y la proclama de la República Dominicana.
Esta estructura organizativa estaba integrada, en principio, por Juan Isidro Pérez, Juan Nepomuceno Ravelo, Félix María Ruiz, Benito González, Jacinto de la Concha, Pedro Alejandrino Pina, Felipe Alfau Bustamante y José María Serra.
Más tarde, fueron incorporados Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Vicente Celestino Duarte, fray José Antonio Bonilla, Pedro Pablo Bonilla, Pedro Carrasco, Félix María del Monte, Tomás de la Concha, Pedro Antonio Bobea, Juan Nepomuceno Tejera, Epifanio Billini, Francisco Martínez de León, Antonio Duvergé, José María Imbert, Francisco Antonio Salcedo, entre otros, en su mayoría de clase media que conocían los aires libertarios que se vivían en esa época en Europa.
Pero este no fue el primer esfuerzo organizativo de liberar la parte oriental, primero de los españoles, y luego de los haitianos. Para el año 1821 se hizo un intento efímero de liberar esta tierra del dominio español, cuya iniciativa estuvo encabezada por José Núñez de Cáceres, quien presidió la Junta de Gobierno provisional (1821-1822).
Desde el año 1822, la parte occidental de la Isla estuvo ocupada por la República de Haití, que la mantuvo en esa condición hasta el 27 febrero del año 1844, fecha en que fue proclamada la independencia nacional y el nacimiento de la Republica Dominicana.
Varias incursiones militares fueron realizadas por los diversos gobiernos haitianos en contra de la naciente Republica Dominicana, una vez fuera proclamada su independencia nacional. Entre los años 1844 a 1856, se libraron doce batallas por la defensa de nuestra independencia nacional, sobresaliendo las del 19 y 30 de marzo de 1844, las cuales se libraron en Azua y Santiago, respectivamente. La otra fue la de Las Carreras que se produjo el 23 de abril de 1849, en las inmediaciones del río Ocoa, también en la sureña provincia de Azua.
Las incursiones del ejército haitiano no cesaron. Un año un año y siete meses después de la proclama de nuestra independencia, estos efectuaron dos con incursiones. Una el Sur y otro por el Norte, pero nuevamente fueron derrotados: La primera en las batallas de La Estrelleta, el 17 de septiembre de 1845, en Elías Piña; y la otra en la batalla de Beller, el 28 de octubre del mismo año, en Dajabón.
Pese a estas derrotas, los haitianos se resistían a que la República Dominicana fuera un Estado Independiente y por ello organizaron e hicieron varias incursiones militares por las regiones Sur y el Norte nuevamente, pero esta vez no pudieron avanzar como las anteriores, ya que fueron vencidos en San Juan de la Maguana en la batalla de Santomé, llevada a cabo el 22 de diciembre de 1855. Igualmente, en Neiba el 22 de diciembre del mismo año en la batalla de Cambronal y nuevamente en Sabana Larga, Dajabón, el 24 de enero de 1856.
La ocupación haitiana fue un acontecimiento histórico que marco las relaciones entre ambos pueblos, naciones y Estados. Durante los veinte y dos (22) años de dominio haitiano, los pobladores de la parte occidental fueron víctimas de expropiaciones de tierras, de la imposición del servicio militar obligatorio, se restringió el uso de la lengua española y se trató de eliminar las costumbres, hábitos y tradicionales de los habitantes.
Esta situación generó una marcada resistencia en contra de la ocupación haitiana, sobre todo por las diferencias que existían entre ambos pueblos, tales como idioma, étnia, religión, hábitos, costumbres y tradiciones culturales. Haití prohibió que los blancos poseyeran tierras y muchas fueron privadas a la fuerza de sus propiedades, lo que genero que muchas familias emigraran a Cuba, Puerto Rico, entre otros países.
Igualmente, los haitianos confiscaron todos los bienes de la iglesia, deportaron a todos los clérigos al extranjero y los restantes miembros del clero rompieron los lazos con el Vaticano. La Universidad de Santo Domingo, la más antigua de América y que carecía de estudiantes y profesores, fue cerrada.
II. Similitudes y diferencias entre Haití y República Dominicana.
A continuación, analizamos las similitudes y diferencias que unen y separan a ambos pueblos y que ayudan entender la necesidad de que ambos Estados convivan de forma armoniosa, pacífica y en colaboración reciproca, pero políticamente separado y diferenciado uno del otro.
2.1. Similitudes:
Ambos Estado están enclavados en una isla que sus habitantes originarios le llamaban “Quisqueya”, que en el vocablo de origen taíno significa «Madre de todas las tierras». Este era el nombre original que tenía la isla a la llegada de los conquistadores.
tienen un mismo origen colonial: El proceso de colonización iniciado por España en el continente americano, y específicamente a la Isla Quisqueya o Hispaniola. Todas las potencias europeas se hicieron presente en esta zona del mundo, dejando sus respectivas huellas, algunas de las cuales todavía perduran a pesar de los siglos.
Nuestra isla fue controlada, como parte de un proceso histórico, tanto por España, la cual en principio ocupaba la isla en su totalidad, para luego pasar la parte occidental a ser controlada por Francia, la que fue habitada, fundamentalmente, por pobladores de África, convirtiéndose más tarde en lo que hoy se llama Haití.
Se trata de la existencia de dos repúblicas en un mismo territorio, por lo cual son indivisible territorialmente, pero no así convivencial y políticamente hablando.
Diversos factores hacen profundamente dificultosos la fusión de ambos pueblos, tal y como pretenden algunas potencias, principalmente europea, inclusive Canadá y Estados Unidos de América.
Ambos pueblos están asentados en el mismo territorio colonizado por España, la cual en principio fue llamada La Hispaniola o Quisqueya. Ambos fueron parte del dominio europeo (España y Francia), como parte de la lucha por sus respectivas expansiones y controles territoriales de estas potencias.
Entre sus principales similitudes, podemos señalar el hecho de que ambos pueblos conquistaron su respectiva independencia mediante la lucha armada: Haití contra los franceses colonizadores y Republica Dominicana, en principio contra la España colonizadora, y más tarde contra los haitianos, quienes la ocuparon militarmente durante veinte y dos (22) años (1822-1844).
Ambos pueblos ocupan la misma isla: La Hispaniola, la cual está situada en la región del Caribe, ubicada al sureste del Golfo de México y del continente norteamericano, al este de Centroamérica y al norte de Sudamérica.
Comparte de una frontera común, de aproximadamente 391 kilómetros lineales, a través de la cual se encuentran 313 pirámides, 6 puentes fronterizos, 4 pasos formales (Jimaní, Pedernales, Elías Piña y Dajabón), así como 40 kilómetros de carretera. Igualmente, comparten ríos que nacen en uno y llegan al otro, como lo es el rio masacre
Ambas repúblicas comparten elementos históricos comunes: han sido invadidas y ocupadas militarmente por los Estados Unidos de América, dejándole instalados regímenes militares – dictatoriales. En dominicana a Trujillo y en Haití a Duvalier. Ambos marcadamente represivo y sanguinarios.
Igualmente, ambos países son emisores de migraciones masivas: de Haití hacia la República Dominicana, Estados Unidos, Canadá, Francia, Bahamas, Cuba, etc. Mientras, de dominicana se dirigen, fundamentalmente, hacia Estados Unidos, Puerto Rico, España, Venezuela, entre otros no menos importante.
Son pueblos altamente trabajadores, con gran resistencia e inclinación al trabajo, el cual asumen sin ningún nivel de comedimiento ni de resistencia. Son profundamente alegre, colorido y vivaracho, la cual irradian hacia los demás.
Igualmente, ambos pueblos están cargados de prejuicios e indisposiciones que dificultan el establecimiento de relaciones armoniosas; matizadas por un conjunto de diferencias que, en vez de ayudar y fortalecer sus vínculos, dificultan estas relaciones. A continuación, abordaremos estas diferencias.
2.2. Diferencias:
La República Dominicana y Haití conviven en una misma isla, pero son totalmente diferente. Ambos países son diametralmente contradictorios en los elementos que comúnmente facilitan la convivencia armoniosa como las religiones, idiomas, expresiones culturales, tales como los hábitos, costumbres, tradiciones, como la música, la alimentación, entre otros aspectos.
Mientras República Dominicana se encuentra en vía de desarrollo, Haití es prácticamente un Estado fallido, colocado como el país más pobre del continente americanos y uno de los más pobre del mundo. La institucionalidad es muy pobre y la ingobernabilidad predomina.
Su territorio es diputado al Estado por pandillas armadas que viven del secuestro, drogas, tráficos de mercancías diversas, entre otros.
Según informaciones suministrada por la Cruz Roja internacional, el 80% de la población de Haití está viviendo por debajo del umbral de la pobreza y, más de la mitad del total, en condiciones de extrema pobreza.
En el aspecto económico, ambos países tienen diferencias abismales. Mientras para el año 1960, estos países tenían el mismo nivel del PIB per cápita, hoy día la República Dominicana tiene un mayor desarrollo socio-económico, alcanzando un PIB per cápita cinco veces mayor que el de Haití.
Muy pocas instituciones funcionan en Haití, incluyendo el registro civil. Muchos de sus habitantes no disponen de un documento de identidad, lo cual dificulta su regularización fuera de este país. En su historia encontramos una larga lista de golpes y contragolpes de Estado. Hay profundas dificultades para entenderse entre ellos y sus contradicciones, comúnmente, las resuelven por vía de la violencia.
La gobernabilidad democrática es extremadamente débil. Sus partidos y sus clases gobernantes no logran ponerse de acuerdo, a través de un pacto, de cara a garantizar un ambiente propicio para la inversión extranjera, desarrollo de infraestructura, sobre todo productiva, que sea capaz de reducir el alto índice de desempleo y pobreza.
Ni se diga de la preservación del medio ambiente. Ahí la diferencia es mayor. Se estima que Haití se podría quedar sin sus bosques primarios en menos de 20 años, el cual se calcula que solo queda en pie un 2%, por el uso masivo árboles para comercializar el carbón vegetal, en virtud de ser la principal fuente de energía de los hogares de este país.
El 80% de Haití es montañoso, cuyo bosque fue diezmado por la tala y corte indiscriminado, lo cual con el tiempo genero la erosión del suelo y la deforestación, generada por la extracción de madera para la exportación y la agricultura de subsistencia, lo cual ha colocado a este país en la ruta del abismo ambiental.
Según ha calculado la FAO (United Nations Organization for Food and Agriculture), este país consume cada día, unos 10,000 sacos de carbón. Contrario a esta realidad, se encuentra la República Dominicana, donde el gas constituye la primera fuente de energía.
Definitivamente, se trata de una sola isla, pero dos sociedades diametralmente diferentes. La República Dominicana transitando el camino del desarrollo, la otra en el atraso total.
Una con una democracia en progreso y estable, la otra con una anarquía total, cuyo control territorial lo tienen las bandas armadas, con una población mayoritariamente viviendo en la pobreza, donde alrededor del 50 por ciento de su gente no sabe leer ni escribir.
Uno está situado en el área oriental (Este de la isla) como lo es el caso de la República Dominicana caracterizado por una economía pujante y en desarrollo, una gobernanza democrática sustentada en sus instituciones, y el otro está ubicado en la parte occidental (Oeste) viviendo en una pobreza extrema y en una anarquía total que lo ha llevado a ser calificado como “Estado fallido”.
En Haití no funciona bien ni el registro civil que facilite y permita identificar a sus conciudadanos y carece de los servicios sociales básicos, tales como agua potable, electrificación, salud, educación, caminos vecinales, entre otros.
Miles de mujeres reciben al año atenciones médicas en los hospitales de Republica Dominicana.
Haití: El Kosovo del Caribe:
¿Por qué Haití el Kosovo del Caribe?
Esta aseveración es planteada en termino de perspectiva y a la luz de muchos acontecimientos que han sucedidos y vienen pasando desapercibido y que son ignorados por las autoridades dominicanas, las cuales tarde o temprano, nos llevaran a vivir una situación parecida al Estado de Serbia con su población de origen albanesa, ubicada en Kosovo.
Hoy día, nuestras calles están repletas de haitianos, que ya han sustituidos a los dominicanos en los trabajos de la construcción, agricultura, vigilancias privadas en las torres y condominios, trabajos domésticos, trabajos informales en los semáforos, ventas de frutas en las calles, entre otros.
Esta situación no es un peligro en principio, si se tratara de una población documentada, identificada, allá en Haití o en República Dominicana. Se trata de una población nómada, con costumbres y hábitos totalmente distintos a los nuestros. Por eso no es extraño la salida de reportajes de periódicos y televisión donde aparecen haitianas bañándose desnuda en las calles y haciendo sus necesidades como algo normal.
Muchos conflictos de convivencia comunitaria se han efectuado en nuestro país con la población inmigrante haitiana. Para solo citar algunos: Los enfrentamientos a tiros y pedradas con los militares fronterizos; el caso de Hatillo Palma, Monte Cristi; la situación vivida en un barrio del sector de Cristo Rey; el acontecimiento vivido por las autoridades de migración en Friusa, Bávaro, Provincia La Altagracia, donde estas no pudieron entrar a pesar de hacerse acompañar de militares, por la actitud violenta de los migrantes haitianos; y el mas reciente caso escenificado en la autovía del este, en Punta Cana, donde hubo un enfrentamiento violento entre migrantes y autoridades migratoria.
¿Qué va pasar cuando ellos sean mayoría? Que van a controlar el territorio y ya tendrán el control del elemento (factor) principal y natural para reclamar su reconocimiento como una minoría que tienen y reclaman derechos particulares.
Vivimos frente a una frontera, prácticamente imaginaria, altamente vulnerable, por donde entran a diarios cientos de migrantes irregulares, indocumentados, armas, drogas, entre otras mercancías, convirtiendo la migración en una amenaza a la seguridad nacional, que debe ser objeto de un abordaje especifico y especializado.
Esto pudiera ser un ejercicio de ciencia ficción, pero en perspectiva pudiera ser una realidad que se nos convierta en pesadilla.
Las grandes potencias mundiales definen y aplican políticas regulatorias de sus migraciones y deciden cual quieren, desean y demandan en sus respectivos territorios.
Los países pequeños como República Dominicana, son usados como receptores de la presión que ellos se quitan de encima. Los haitianos con interceptados en alta mar y son devueltos a su país de origen.
Pero no quieren que nosotros hagamos lo mismo y si lo hacemos, entonces violentamos sus derechos y podemos ser objetos de sanciones, chantajes, entre otras medidas. Hay que comenzar agenda y reflexionar en este asunto desde esta perspectiva, sobre todo de cara al futuro. Amen.