Alemania: ¿Por qué la ultraderecha creció en el Este?

14-06-2024
Política
Página 12, Argentina
Compartir:
Compartir:

Los resultados de las elecciones europeas dejaron reculando al gobierno alemán, cuyos partidos miembro quedaron por detrás de las opciones de derecha y ultraderecha.

En las últimas horas, el canciller Olaf Scholz expresó que «el resultado fue malo para los tres partidos del gobierno» y que es importante que la coalición gobernante «asegure que el país se modernice y progrese» y que se prepare para poder «obtener la confianza de los ciudadanos de cara a las próximas elecciones federales».

Y es que además de su formación –el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), que hizo la peor elección de su historia en comicios europeos-, empeoraron también sus performances sus socios de Los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP).

Lo de recuperar la confianza parece difícil. Tras conocerse los resultados definitivos, una imagen circuló más que ninguna otra en el país germano. Muestra de nuevo a dos Alemanias, como antes de la reunificación de comienzos de los años 90, pero esta vez divididas por los votos mayoritarios a la derecha (la Unión Demócrata Cristiana, CDU, que se quedó con el Oeste) y la ultraderecha (Alternativa para Alemania, AfD, que triunfó fuerte en el exterritorio oriental). 

Sólo unas pocas ciudades -las grandes- están pintadas de verde. Una imagen que invita a la reflexión de los perdedores pero también a la sociedad toda, a casi 35 años de la caída del muro de Berlín.

«Lo del Este se explica porque muchas personas allí se consideran ciudadanos de segunda clase respecto a los del Oeste. La promesa de igualdad de posibilidades con la Alemania occidental no se cumplió y eso se expresa, como síntoma o como consecuencia, en un apoyo a la visión nacionalista de AfD.

Es una reacción muy fuerte contra las elites y también de nativismo, de recuperar la dignidad alemana», analiza en diálogo con PáginaI12 Franco Delle Donne, doctor en Comunicación por la Freie Universität de Berlin especializado en política alemana y ultra derecha. 

–¿En qué sentido no se cumplió esa promesa de la reunificación?

–Te doy ejemplos. Si trabajás de lo mismo que alguien del Oeste pero en el Este, cobrás un 17 por ciento menos. Después, salvo algunas excepciones, no hay empresas relevantes en lo que fue la parte oriental. Además, todas las elites políticas pero también en relación a posiciones de mando, por ejemplo en universidades, en hospitales, son personas del oeste.

Entonces hay una desigualdad muy profunda todavía. Antes eso se expresaba electoralmente a favor de la izquierda, del partido Die Linke, un partido post comunista, que por una cuestión de herencia y de idiosincrasia tenía éxito en el este. Ahora Die Linke está por desaparecer y en ese territorio gana el partido que ideológicamente es lo opuesto, pero que tiene una visión ultra nacionalista.

–También ganó AfD entre los obreros, si se desagregan los datos por actividad… 

–Para mí eso se explica en mayor medida por la sensación de sentirse indignos, de no ser respetados, de no ser escuchados. Aparece el discurso antisistema, anti la clase política que es entendida como elite y es vista como enemiga del pueblo.

Estos obreros, que tienen una posición menos acomodada que otros, rechazan a los políticos que toman decisiones y no les consultan. Por ejemplo con el tema Rusia, que es un elemento súper fuerte acá, porque la guerra genera una inflación como no había habido en mucho tiempo en Alemania y eso impacta en los bolsillos de los que menos tienen.

Antes esa gente se quedaba en la casa y no votaba. Hoy votan a AfD porque sienten que los representa. Aunque no todos coincidan ideológicamente, porque muchos efectivamente no lo hacen. Por eso a mi me cuesta afirmar que hubo un giro a la derecha en lo ideológico en la población.

–¿No creés que lo haya habido?

–No me consta que el cien por ciento de quienes votaron a AfD sean filo nazis y en general cuando llegás a esas conclusiones le terminás errando al diagnóstico y terminás generando más frustración en quienes sienten que no los estás escuchando. Además, se decía que AfD iba a arrasar y terminó por debajo de su punto culmine, en enero de este año, cuando medían 24 puntos. Si lo querés ver en términos más amplios, de toda Europa y no sólo Alemania, pasó igual.

El gran miedo era que los ultraderechistas iban a dominar todo y eso no pasó. Los números de los partidos de centro más pro europeístas son bastante parecidos en términos de escaños promedio, si bien ha cambiado en algunos países.

No digo que sea un resultado para alegrarse pero tampoco creo que haya sido una catástrofe. Lo que sí es innegable es que hay cosas que van a empezar a cambiar pero eso ya se venía venir, por ejemplo con el nuevo pacto migratorio que tiene tintes ultraderechistas.

–La CDU ya le dijo al gobierno de Scholz que tiene que llamar a elecciones. ¿Creés que va a pasar?

–No, eso en Alemania no suele pasar regularmente. Es raro que el partido más importante del país como es la CDU, que ha puesto a todos los cancilleres con excepción de unos pocos, llame a algo así como un cambio de gobierno forzado.

No sé qué tipo de gobierno piensan que podrían armar ellos, me parece que tendrían los mismos problemas que el gobierno actual viendo los resultados. Creo que tuvo más que ver con un mensaje político, como de adueñarse de la victoria, pero ya insinuarlo es un paso grande. No es algo común en Alemania.

–¿Alguna perlita de la elección? 

–El 6% que sacó Sahra Wagenknecht, ex Die Linke que se abrió del partido y fundó el suyo propio para debutar en estos comicios. Es llamativo, aunque a diferencia de lo que pasó con AfD tengo mis dudas de que se vaya a sostener en el tiempo.

Veo difícil en Alemania que se desarrolle un liderazgo carismático de ese estilo, no es un país para que pase eso. De hecho hay una cultura política que lo rechaza, al contrario de lo que puede pasar en Argentina o Latinoamérica. Y tiene una razón lógica que es lo que pasó la última vez que hubo un liderazgo carismático en Alemania. Por eso es llamativo y para mirar.

–En septiembre hay elecciones en tres regiones del Este de Alemania y AfD mide muy bien en las encuestas. ¿Creés que el resultado del domingo se puede repetir en esos comicios o incluso en los federales del año próximo?

–Creo que sí muestran lo que muy probablemente pase en el Este a fin de año. Todas las encuestas indican que AfD va a sacar arriba de 25 o 30 por ciento, pese a todos los escándalos que vienen teniendo. A nivel federal es otra historia, no lo llevaría tan lejos, lo dejaría ahí y después más adelante vería qué pasa.