Roberto Roena, uno de los salseros más reconocidos, del grupo de los llamados ‘clásicos’ del género, murió de un infarto el 23 de septiembre. 

Brenda, su hija, confirmó la noticia del fallecimiento. Según se ha establecido, el músico no tenía problemas de salud.

Roena nació el 16 de enero de 1940, en el barrio Dulces Labios de Mayagüez, Puerto Rico, y sus inicios fueron con rutinas de baile, por lo que siempre se le conoció como ‘el gran bailador’. Estas jornadas las organizaba con Cuqui, su hermano.

Ya instalado en Santurce, a donde se fue a vivir la familia, empezó a participar en el programa de televisión La Taberna India, donde lo vio el percusionista Rafael Cortijo.

Roena tenía 16 años y Cortijo quería un bongocero que además bailara. Así que aprendió a interpretar el instrumetno e ingresó a Cortijo y su Combo, con Ismael Rivera como cantante.

Posteriormente ingresó a El Gran Combo de Puerto Rico, de Rafael Ithie, donde estuvo hasta 1969. Se fue para formar su grupo, Apollo Sound, que tuvo el apoyo del repertorio de Mario Ortiz, Bobby Valentín, Elias Lopés, Luis ‘Perico’ Ortiz y Papo Lucca.

«Con el Apollo Sound, Roberto presentó un nuevo sonido al género salsero utilizando dos trompetas, un trombón y un saxofón, combinación que tomó bajo la influencia de la sección de vientos del grupo de rock sajón Blood, Sweat and Tears», según su biografía.

‘Tú loco loco y yo tranquilo’, ‘El escapulario’ y ‘El sordo’ figuran entre sus éxitos más recordados, así como ‘Traición’, ‘Chotorro’, ‘Mi desengaño’, ‘Fea’, ‘Marejada feliz’, ‘Cui cui’ y ‘El progreso’.

Roena fue un showman, se pintaba el pelo de colores, volaba en arnés por el escenario y daba alegría con su música.

Fue uno de los músicos más queridos de la Feria de Cali, ciudad que lo acogía con cariño.