Miles de manifestantes se han congregado este miércoles en distintas ciudades del Reino Unido para protestar por los disturbios que se han producido en los últimos días por varios lugares del territorio británico producidas por grupos racistas contra la migración.

Ante las nuevas convocatorias de grupos de extrema derecha para protestar ante los centros de inmigración, miles de personas salieron a la calle en distintas ciudades para repudiar el racismo y la violencia que estalló hace una semana en el país.

En los lugares donde estaba previsto que se concentraran manifestantes de extrema derecha en Inglaterra reina la calma en la noche del miércoles, después de que las fuerzas del orden montaran un fuerte operativo de seguridad.

En el noroeste de Londres, la presencia de gente protestando contra la violencia se contó en miles. Coreando consignas contra la extrema derecha, aplaudiendo y gritando mensajes de paz, los manifestantes portaron carteles y distintas banderas, entre ella la palestina, con el claro intento de denunciar la violencia que vivió el país en la última semana.

También hay protestas antirracistas en Bristol, Brighton o Liverpool, donde, en esta última, cientos de personas formaron un escudo humano alrededor de una iglesia, amenazada por contener un centro de ayuda a los migrantes, según medios británicos.

«Aquí no son bienvenidos los que odian», «Detengamos a la extrema derecha» y «Doy la bienvenida a los refugiados», han sido algunos de los carteles que portaban muchos asistentes, rodeados en todo momento por cientos de agentes con uniformes antidisturbios.

En el barrio de Walthamstow, al noreste de Londres, donde se reunieron miles de personas, una mujer con un equipo de sonido portátil lideraba la convocatoria y gritaba «¿Las calles de quién?» y la multitud respondió: «¡Nuestras calles!».

La Policía británica ha estado en alerta ante una posible noche de violencia tras circular por internet que 30 centros de inmigración en el Reino Unido podían ser blanco de ataques de grupos de ultraderecha.

Para evitar una escalada de la tensión, más de 6.000 policías antidisturbios se prepararon para actuar y evitar una repetición de la violencia de los últimos días en ciudades británicas, donde alborotadores saquearon tiendas, incendiaron coches y cubos de basura, atacaron un hotel que albergaba solicitantes de asilo y arrojaron piedras, botellas y latas contra los agentes.

El primer ministro británico, Keir Starmer, había advertido el martes de que las fuerzas del orden tomarían «todas las medidas que sean necesarias» para controlar una nueva ola de disturbios y que se aplicaría todo el peso de la ley contra los responsables.

La violencia se inició después de que tres niñas fueran asesinadas en la localidad inglesa de Southport por Axel Rudakubana, un chico de 17 años nacido en Gales de padres ruandeses. Medios de ultraderecha difundieron por las redes sociales el bulo de que el agresor era solicitante de asilo, lo que provocaron unos disturbios que, hasta el momento, han concluido con la detención de 400 personas.

Los primeros condenados por los disturbios

Este miércoles, un hombre de 58 años fue condenado a tres años de cárcel por participar en los disturbios del pasado 30 de julio en Southport, el primer procesado por la violencia en el Reino Unido.

Se trata de Derek Drummond, condenado por la corte de Magistrados de Liverpool, en el noroeste inglés, tras admitir haber tomado parte en la revuelta y por agredir a un trabajador sanitario.

La corte de Liverpool también impuso condenas de cárcel contra otros dos implicados en los disturbios, identificados como Declan Geiran, de 29 años, encarcelado por un periodo de 30 meses, y Liam Riley, de 40 años, sentenciado a 20 meses de cárcel.