Los médicos de familia franceses iniciaron un paro desde el lunes 26 de diciembre y hasta el 2 de enero para exigir un aumento en la tarifa de consulta y una mejora en sus condiciones laborales, un movimiento que sin embargo promete ser menos seguido que el de principios diciembre.

El llamado de las autoridades a una «unión sagrada» de los profesionales de la salud, con la esperanza de «aliviar» los hospitales desbordados por la «triple epidemia» de la Covid-19 , gripe e influenza , no hizo que desistieran de su movimiento el grupo llamado «Médicos para el mañana».

La movilización «será un poco menor, seamos sinceros, pero a pesar de todo sustancial», vaticinó la fundadora de «Médicos para el mañana», Christelle Audigier, quien ya se prepara para la manifestación nacional prevista en París el 5 de enero.

Este nuevo paro cuenta con el apoyo de algunos sindicatos (UFML, FMF, SML, Jóvenes Médicos).

El 1 y 2 de diciembre, por primera vez desde 2015, todos los sindicatos liberales de médicos de Francia convocan una huelga, exigiendo que el estado invierta masivamente en la medicina de la ciudad. 

Jornadas extendidas, sobrecarga administrativa, la impresión de que ya no pueden hacer bien su trabajo: advierten que si no cambian sus condiciones de trabajo, la medicina de la ciudad morirá, por falta de sucesión entre las generaciones más jóvenes.

Las medidas adoptadas por el Ejecutivo en los últimos años para favorecer la instalación de doctores de familia en entornos rurales, para evitar los llamados «desiertos médicos», han acabado con saturar las consultas en las grandes ciudades, indican las organizaciones convocantes.

También protestan contra el proyecto de permitir a las enfermeras liberales extender ciertas recetas para evitar el colapso.

El ministro de Sanidad, François Braun, consideró poco apropiado este periodo para llevar a cabo una huelga, por las fiestas de fin de año y por las diferentes oleadas de enfermedades que hay en el país