Corea del Sur prohíbe la producción y venta de carne de perro
En una medida histórica, el parlamento de Corea del Sur aprobó por unanimidad un proyecto de ley que prohíbe la producción y venta de carne de perro, una práctica profundamente arraigada en ciertas tradiciones, pero a la que los activistas por los derechos de los animales se oponen cada vez más.
Comer carne de perro, una práctica vinculada a la medicina tradicional coreana, ha experimentado una disminución en popularidad, particularmente entre las generaciones más jóvenes en Corea del Sur.
Factores como la llegada del aire acondicionado, que reduce la necesidad de métodos de refrigeración tradicionales, y el cambio de las normas sociales han contribuido a este cambio.
Encuestas recientes, citadas por USA Today, indican que más de la mitad de los surcoreanos se oponen ahora al consumo de carne de perro, y un sustancial 86% afirma que no la comerá en el futuro.
Esta prohibición refleja no solo el cambio de actitudes internas, sino también la aspiración de Corea del Sur de alinearse con las normas y valores internacionales.
Esta decisión, efectiva a partir de 2027, posiciona a Corea del Sur entre una lista cada vez mayor de países que avanzan hacia un trato más humano hacia los animales.
Carne de perro: Respuesta internacional
La prohibición ha sido elogiada por organizaciones internacionales de derechos de los animales como un paso histórico y progresista. Corea del Sur se suma a otras regiones asiáticas, como Hong Kong, Taiwán y ciertas provincias de China y Camboya, al prohibir esta práctica.
La medida se ve como parte de una tendencia global hacia mayores derechos y bienestar animal, con comparaciones con cambios históricos en las actitudes hacia el consumo de carne de ballena en Estados Unidos. La prohibición es indicativa de una conciencia global en evolución sobre la elección de alimentos y el bienestar animal.
Si bien la prohibición es un importante paso adelante, presenta desafíos, particularmente para quienes trabajan en la industria de la carne de perro.
La legislación prevé un período de transición de tres años, durante el cual los criadores de perros y las empresas relacionadas pueden reutilizar o cerrar sus operaciones.
El gobierno de Corea del Sur se ha comprometido a formular programas de apoyo para estas personas, aunque los detalles aún no se han ultimado. Esta transición pone de relieve la compleja interacción entre las prácticas culturales, los medios de vida económicos y la evolución de las normas éticas.
La prohibición de la carne de perro en Corea del Sur marca un momento crucial en el panorama cultural y ético del país. Representa un equilibrio entre el respeto de las prácticas tradicionales y la promoción de los derechos de los animales, reflejando tendencias globales más amplias.