Es deber del Estado Dominicano reconocer los derechos a la vida y la salud física y mental de las mujeres. Por igual, actuar con justeza y con humanidad.

Las mujeres lo exigimos respecto a la interrupción del embarazo por las 3 Causales, requiriéndose la aprobación en el Congreso del ante proyecto de Código Penal con ellas incluidas. 

La respuesta recibida de una parte del cuerpo legislativo fue el voto en contra, sin rubor alguno y sin sentir vergüenza.

Inaceptable que un grupo de personas pretenda mantener a las mujeres en el ostracismo contra las evidencias de la ciencia y provoque la insatisfacción de sus necesidades. La mayoría de los países no tiene esta posición y todos ellos no están equivocados. 

Se alega que las iglesias están en desacuerdo y presionan para su no aprobación, pero, ¿acaso en los países dónde están aprobadas no existen religiones similares a las que existen aquí?  

La diferencia está en que sus Estados, aunque respetan la diversidad de credo, han asumido con alta responsabilidad proteger y reconocer la libertad de las mujeres.

El embarazo provoca ilusión y entusiasmo en las mujeres. No les place abortar. La sola idea les produce sentimientos, emociones y situaciones difíciles y conflictivas.

Si les tocase un embarazo por una de las 3 Causales sería injusto que no puedan elegir lo que más les conviene, y se les condene por algo de lo que no son culpables, sino víctimas.

Es el momento de la buena conciencia por parte de los y las legisladoras y del gobierno de turno.