El río Bajabonico que en otrora fue una torrentera muy caudalosa, está a punto de extinguirse por la operación en su zona de influencia de varias granceras, que extraen del subsuelo materiales y agregados para la construcción.

Desde hace años, la principal fuente acuífera de la parte Oeste de la provincia Puerto Plata, exhibe un cauce agonizante, ya que flotillas de camiones y maquinarias pesadas de las granceras sacan de ese aluvión miles de toneladas de materiales para la construcción, ante “la vista gorda” de las autoridades.

El daño ecológico causado al río Bajabonico se encuentra justamente en la comunidad de Saballo en el municipio de Imbert, donde varias granceras amparadas en supuestos “permisos ambientales para operar minas secas”, ejecutan la desaparición paulatina de la mencionada corriente de agua.

Con vehemencia, muchos ciudadanos preocupados por dicha problemática han denunciado que entre las granceras ubicadas en la zona cercana al río Bajabonico, se citan a las empresas mineras Agregados Garvimar y Saballo Agroindustrial S.A. (Sabinsa).

Indican que en la carretera Imbert-Luperón-Villa Isabela, opera la grancera de la empresa Bisonó Industrial y las minas regenteadas por dos empresarios identificados únicamente con los nombres de Braulio y José Luis, pero hay otra grancera que es de un presunto coronel.

“Nuestra preocupación no es contra ninguna empresa en particular, solo queremos que las autoridades de Medio Ambiente eviten la desaparición del río Bajabonico, y que se haga algo para detener a las granjeras”, sostuvo un joven quien pidió omitir su identidad por temor a represalias.

Otros de los ciudadanos denunciantes, indicaron que los propietarios de las referidas granceras siempre están vinculados a políticos y se escudan de tener permisos para operar minas secas, pero desde hace varios años “están matando el río Bajabonico al margen de la ley”.

En tal sentido, hacen un llamado al ministro de Medio Ambiente, Paíno Henríquez, quien se define como ambientalista y defensor de los recursos naturales, para que se le ponga freno a las granceras que al parecer tienen licencia para operar en detrimento del río Bajabonico.