México busca convertir sargazo en materia prima de combustible sostenible para vuelos comerciales
El gobierno mexicano evalúa impulsar una iniciativa regional para transformar el sargazo en biocombustible destinado a la aviación. La propuesta contempla la creación de una empresa multinacional con países de Centroamérica y el Caribe, una medida que no solo atendería un problema ambiental compartido, sino que también ofrecería una alternativa frente a la obligación internacional de reducir las emisiones en vuelos comerciales.
La Organización de Aviación Civil Internacional estableció que, a partir de 2027, las aerolíneas deberán descarbonizar progresivamente sus operaciones.
En ese contexto, el aprovechamiento del sargazo como materia prima se presenta como una oportunidad estratégica. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) impulsa el plan como parte de la transición hacia una economía circular y de bajo carbono.
Actualmente, el combustible sostenible para aviones cuesta más de tres veces lo que vale la turbosina convencional.
Para reducir esa brecha, la empresa estatal Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) ya anunció una inversión millonaria para ampliar su planta en Cancún, donde se producirá biocombustible a partir de residuos de aceite y, en un futuro, de sargazo.
El proyecto permitiría dar un uso energético a una de las macroalgas más problemáticas del Caribe, que cada año cubre miles de kilómetros de playas y genera fuertes impactos ambientales, económicos y sociales.
Sin embargo, expertos advierten que la producción de combustible no resuelve por sí sola los riesgos que implica su acumulación masiva en las costas.
Una alternativa ecológica para aprovechar esta macroalga
El aprovechamiento del sargazo como combustible sostenible se plantea como una alternativa prometedora para convertir un pasivo ambiental en una oportunidad energética. Sin embargo, especialistas insisten en que la clave está en diseñar políticas integrales: desde sistemas de recolección más seguros hasta inversiones en investigación para comprender mejor el ciclo de esta macroalga.
En un escenario de crisis climática global, el desafío no es solo transformar residuos en energía, sino garantizar que las soluciones contemplen tanto la protección ambiental como el bienestar de las comunidades que dependen del mar.
El desafío ambiental del sargazo en el Caribe
La llegada descontrolada de sargazo a México y otros países del Caribe cambió la dinámica de ecosistemas costeros. La acumulación de toneladas de algas en playas provoca la muerte de peces, tortugas y corales al impedir la oxigenación del agua y liberar sustancias tóxicas durante su descomposición. Estos procesos deterioran hábitats esenciales para la biodiversidad marina.
El impacto también alcanza a las comunidades humanas. En Quintana Roo, la limpieza de playas se realiza en gran parte de forma manual y en condiciones poco seguras para los trabajadores. La descomposición del sargazo genera gases que pueden provocar problemas respiratorios y de piel, lo que convierte la recolección en una tarea de riesgo sanitario.
Además, la presencia de grandes volúmenes de algas afecta directamente al turismo, principal motor económico de la región. Hoteles y municipios invierten millones de pesos cada temporada en retirar el sargazo, pero el fenómeno sigue intensificándose por el cambio climático y la contaminación que alimenta su proliferación en mar abierto.
La declaración de emergencia nacional, solicitada en reiteradas ocasiones, busca garantizar recursos y coordinación a nivel federal para enfrentar el problema. Sin medidas estructurales, la presión sobre los ecosistemas y las comunidades costeras seguirá aumentando.