Medio ambiente y negocios: los aportes de la cooperación alemana en República Dominicana

26-12-2022
Medioambiente
Listin Diario
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La historia de apoyo y asistencia en temas ambientales de Alemania en República Dominicana se afianzó a finales de los años 80 del siglo pasado, mucho antes de que la Cooperación Técnica Alemana (GTZ) y el Servicio Alemán de Cooperación Social Técnica (DED) se fusionaran en la hoy Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), la principal ejecutora de los proyectos internacionales del país europeo.  

El trabajo de botánicos, zoólogos y expertos en biodiversidad, información geográfica y áreas protegidas que llegaron hace más de 30 años fue tan valioso  que impactó, de alguna manera, la institucionalidad del país. ¿De qué forma?

La asistencia técnica que brindaron fue clave en el desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, la gestión de planes de manejo participativos (como el del Parque Nacional Jaragua) y el diseño del sistema de clasificación de bosques.

Profesionales y técnicos de alto nivel que se adaptaron rápidamente a la realidad social del país, que disfrutaban del trabajo de campo y la recolección de datos, contribuyeron a la creación de reservas científicas como Ébano Verde y a la formación de los grupos Jaragua y Hábitat.

La documentación de Quisqueya Verde, el sistema nacional de reforestación usado desde los años 90 hasta hoy, también contó con el apoyo de la cooperación alemana.

Algunos científicos hicieron tesis doctorales en el país y otros se quedaron a vivir acá, creando vínculos de trabajo y amistad entre las dos naciones.

Todo esto lo cuentan las biólogas dominicanas Yvonne Arias y Rosa Lamelas ante las miradas atentas de la embajadora de Alemania en República Dominicana, Maike Friedrichsen, y Melanie Müller, agregada de Economía y Cooperación de esta representación diplomática.

“Dejaron huellas, algunas con sus luces y sus sombras, como fue el apoyo brindado al sistema de desconcentración del hoy Ministerio de Medio Ambiente en direcciones provinciales y municipales”, aporta Lamelas.

Friedrichsen, Müller y Lamelas participaron en el último Encuentro Verde de este año de Listín Diario, un conversatorio coordinado por Arias en el que analizaron cómo el medio ambiente y los negocios se alían en torno a la sostenibilidad.

Un aporte muy conocido de la cooperación alemana en el país es la asistencia técnica en proyectos de reproducción de corales. © Melanie Müller

Cooperación técnica y financiera

Acreditada a principios de octubre de este año, la embajadora confirma que ese vínculo de trabajo y amistad se mantiene con el paso de los años.

La abogada, economista y abanderada del medio ambiente informa que la cooperación alemana desarrolla actualmente 24 proyectos en el país, la mayoría en los ámbitos verde y energía.

Esta cooperación llega gracias a fondos aportados por el gobierno alemán vía el Banco Alemán de Desarrollo (KFW) o el Ministerio Federal para la Cooperación Económica y el Desarrollo (BMZ). Muchos se ejecutan a través de la GIZ, pero también los hay cofinanciados en alianza con la Unión Europea y proyectos en los que participan junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Alemania, explica Friedrichsen, aporta el 22 % del presupuesto de la Unión Europea, es el cuarto donante más grande de Naciones Unidas, cuenta con un director general en el Banco Mundial y se toma muy en serio el tema ambiental.  

“Nuestra cooperación es diversa y eso nos quita a veces un poquito de visibilidad; por eso, muchas gracias por la oportunidad de compartirla con ustedes”, dijo Friedrichsen a Listín Diario.   

Esto se debe, expresa Lamelas, asesora senior del GIZ en República Dominicana y vinculada desde hace 17 años a la agencia, a que la prioridad de las colaboraciones siempre han sido los proyectos y las comunidades, más que la institución que les brinda ayuda.

“Desde mis inicios, se buscaba que el país que recibe la cooperación tenga la visibilidad, la formación, el conocimiento y la promoción. Eso ha sido como el espíritu de colaboración a través de los años de la GIZ, que el país se apropie de lo que apoya la cooperación, que es básicamente cooperación técnica y asistencia al desarrollo. Los proyectos se terminan pero las instituciones del país quedan y esas son las que tienen que quedar fortalecidas”, sostiene la bióloga e investigadora.

Actualmente, la cooperación alemana aporta más de 200 millones de euros en créditos en proyectos que se implementan vinculando a República Dominicana y unos 100 millones de euros en ayuda técnica.

Muchas de estas iniciativas, dice Melanie Müller, forman parte de proyectos regionales, entre ellos el de Biodiversidad y Negocios, a partir del cual se ha creado la plataforma “Biodiversity Check”, una herramienta que promueve el enfoque ambiental dentro de las empresas.  

Sostenibles y rentables

Entre los proyectos ejecutados aquí destacan los de transición y eficacia energética, fondos verdes, los vinculados al turismo como negocio y los del área agroforestal y de producción, “para fomentar la biodiversidad en fincas productivas de exportación de manera que atraigan a las aves, a los insectos, la polinización cruzada…”, indica Lamelas.

El apoyo principal se basa en la asesoría y la cooperación técnica y financiera y un ejemplo de su alcance, aporta Lamelas, es el proyecto Aumento de la capacidad de adaptación ecosistémica en las Reservas de Biosfera fronterizas en la República de Haití y la Republica Dominicana (CAReBios), al que está vinculada.

“Es un proyecto binacional en las reservas de la biosfera Jaragua-Bahoruco-Enriquillo y La selle que busca apoyar y aumentar la capacidad de las comunidades y de la población a la adaptación ecosistémica en ambas reservas y, obviamente, la colaboración”.

También señala Cuenca Pedernales, que se ejecuta con fondos del BMZ y de la Unión Europea en la cuenca de Pedernales y que forma parte de un proyecto de cooperación binacional vinculado al medio ambiente, el cambio climático y la gestión de riesgo.

Lamelas apunta que en cada proyecto se trabaja de la mano de las instituciones y actores claves de la comunidad tomando en cuenta las políticas de desarrollo del gobierno.

Con ellos se desarrollan los criterios de sostenibilidad y de apoyo y con ellos se decide cómo ejecutar el proyecto.

“Hay una flexibilidad muy grande en la forma de planificar en la GIZ que no todo el mundo ha logrado entender, porque la gente está acostumbrada a ejecutar proyectos que ya tienen predefinido qué van a hacer a nivel de actividad. Nosotros no”.

Al final, manifiesta, se trata de que la comunidad obtenga beneficios y que la población mejore su calidad de vida.

En Samaná por ejemplo, añade Friedrichsen, han reconocido que la biodiversidad es un aliado de la naturaleza y de la sostenibilidad y por ello han decidido trabajar el problema del plástico en un proyecto piloto que involucra a los ayuntamientos y distritos municipales de la provincia, el Centro para la Conservación y Ecodesarrollo de la Bahía de Samaná y su Entorno (Cebse), el Grupo Piñero, Viva Wyndham y la GIZ.

“Allí conocí a un joven empresario que me impresionó mucho. Su nombre es Alfonso y ya venía con la idea de que el plástico está mal y debo hacer algo. Entonces comenzó a recoger plásticos, la GIZ le brindó asesoría y ahora tiene su negocio de reciclaje,  su local, su vehículo, sus empleados. Esos ejemplos son muy lindos y duraderos y los hoteles ven que funciona”.

Alfonso muestra su proyecto de reciclaje en El Limón, Samaná, a la ambajadora Maike Friedrichsen. © Melanie Müller.

Friedrichsen comenta que en el país hay muchos hoteles con iniciativas muy buenas que aportan al modelo de negocio un valor agregado, mejoran la calidad del servicio y atraen más turistas por su imagen asociada a temas ambientales y de sostenibilidad.

En ese aspecto, Lamelas destaca la vinculación de los hoteles de la región Este con la producción de plantas endémicas en peligro, aportando a su reproducción y ofertándolo como un atractivo.

¿Dónde entra el negocio? El negocio en este caso, señala Lamelas, es darle oportunidades al sector hotelero de diversificar las ofertas con atractivos que están vinculados a la naturaleza, a la sostenibilidad, a la adaptación al cambio climático, que hagan negocios con eso.  

La popular herramienta Biodiversity Check, del GIZ, la adaptaron para el proyecto CAReBios. “Pensamos cómo usarla en hoteles específicos en Pedernales para que cumplan con los estándares de una reserva de la biosfera”.

Transición energética y fomento de las energías renovables

Friedrichsen propone aprovechar las riquezas naturales del país y enfocarse más en su potencial energético.

“Forman parte de una isla y dependen largamente todavía de las fuentes de energía fósiles, estamos muy expuestos a los choques externos. Hay que aprovechar las riquezas que tienen de sol y viento para fomentar las energías renovables”.   

Indica que afortunadamente hay mucho interés en el tema, como ha mostrado el ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte. 

“Tenemos un gran cambio con este gobierno, creemos que se va a avanzar; se está trabajando en nuevas licencias para aumentar la energía solar y en la parte tecnológica. También está el tema del nitrógeno verde, ahí también la GIZ va a trabajar ahora con el gobierno”.  

La GIZ trabaja en colaboración con el Ministerio de Energía y Minas (MEM) y con otras 16 contrapartes del sector energético en el fomento de la energías renovables.

El aumento rápido de la energía renovable, sin embargo, supone un reto: la preparación de las redes. 

 “Ahí entra nuestra colaboración, pero para eso también necesitamos la cooperación con la industria, y también que la gente lo valore, porque percibo todavía cierto miedo, y sí creo que es el futuro y hay que pensar en todos los elementos para procurar la independencia energética a largo plazo y controlar los precios de la energía”. 

Señala que como país insular y estando el mundo como está, el tema de la seguridad energética es más inminente que nunca y ya se está percibiendo en los precios. 

“El tema es muy importante y estratégico. Estamos muy contentos porque aquí lo perciben como una necesidad y ahí estamos muy alineados. Además, las energías renovables son una oportunidad para el desarrollo de áreas remotas”.

Corales y arrecifes. Un aporte muy conocido de la cooperación alemana en el país tiene que ver con la reforestación y reproducción de manglares y la protección de la costa a través del fomento de la pesca sostenible.

Buzos voluntarios trasplantaron más de 400 fragmentos de coral en Bayahíbe y Samaná como parte de Coralmanía, proyecto que cuenta con el apoyo técnico de la GIZ.

Gracias al fondo climático, desde 2019 han brindado asistencia técnica a la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar) en varios proyectos, entre ellos la reproducción asistida de corales y la liberación de los manatíes Juanita, Pepe y Lupita en su hábitat natural; actualmente la embajada los apoya en la implementación del primer censo de manatíes.

La GIZ apoya a Fundemar en la implementación del primer censo de manatíes en República Dominicana. © Melanie Müller

Oportunidades y retos. Para Melanie Melany, la gestión de las áreas protegidas, más que un reto, es una gran oportunidad de desarrollo.

“Porque República Dominicana tiene muchas áreas protegidas y ahora que quiere llegar al 30% de áreas protegidas, hay que gestionarlas bien y en esto tienen un gran valor los guardaparques;  sería bueno mostrar que ellos tienen un valor importante”.

¿Tiene un proyecto y necesita ayuda? Como parte de la cooperación, el gobierno alemán apoya proyectos muy pequeños, con aportes de hasta 25,000 euros, para iniciativas vinculadas a la lucha contra la pobreza y el medio ambiente. Las solicitudes para optar por estos fondos están disponibles a partir de enero en la página de la embajada: santo-domingo.diplo.de/