Los países son incapaces de doblegar la curva de las emisiones: el CO2 y el metano marcan un récord histórico

27-10-2022
Medioambiente
Noticias ONU
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Dos informes de las agencia de la ONU muestran las dos caras de la moneda de los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. El anverso son las concentraciones de carbono y del metano, que han vuelto a batir un récord histórico en 2021. El reverso, la incapacidad de los países para reducirlas lo suficiente y evitar los efectos más catastróficos de la crisis climática.

En el informe publicado por la Secretaría de la Convención Marco sobre el Cambio Climático, también conocida como la Agencia de la ONU para el Cambio Climático (UNFCC, por sus siglas en inglés), se indica que, de manera general, los países están empezando a rebajar la curva de las proyecciones de las  emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en el futuro, aunque sin lograr todavía una reducción verdadera.

Por ese motivo, el documento destaca que tales esfuerzos siguen siendo insuficientes para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados a finales de siglo, tal y como se acordó en el Acuerdo de País y el límite para que el impacto del calentamiento global sea el mínimo posible.

De hecho, según los datos de esta agencia de la ONU, los compromisos climáticos combinados de los 193 Estados que firmaron el Acuerdo de París están situando al planeta en camino para que la temperatura media de la Tierra sea unos 2,5 grados centígrados para finales de siglo, un aumento que traerá consecuencias catastróficas para la vida en la Tierra, según los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Aumento en lugar de disminución

En 2019, ese Grupo indicó que para frenar el calentamiento global era necesario reducir las emisiones de CO2 en un 43% para 2030, en comparación con los niveles de 2010, pero los planes climáticos actuales muestran en cambio un aumento del 10,6%.

Sin embargo, se trata de una mejora en comparación con el informe del año pasado, que mostraba un aumento del 13,7% para 2030, y un aumento continuo de las emisiones después de 2030.

«La tendencia a la baja de las emisiones previstas para 2030 muestra que los países han hecho algunos progresos este año», dijo Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Agencia de la ONU para el Cambio Climático.

«Pero la ciencia es clara y también lo son nuestros objetivos climáticos bajo el Acuerdo de París. Todavía no estamos ni cerca de la escala y el ritmo de las reducciones de emisiones necesarias para ponernos en camino hacia un mundo de 1,5 grados centígrados», advirtió.

Stiell subrayó que los gobiernos nacionales deben reforzar sin falta sus planes de acción climática ahora y aplicarlos en los próximos ocho años.

Las centrales eléctricas de combustibles fósiles son uno de los mayores emisores de los gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático. © Unsplash/Marcin Jozwiak

Destellos de esperanza

El año pasado, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP26, celebrada en Glasgow (Escocia), todos los países acordaron revisar y reforzar sus planes climáticos; sin embargo, sólo 24 de las 193 naciones han presentado planes actualizados a la ONU.

«Es decepcionante. Las decisiones y acciones de los gobiernos deben reflejar el nivel de urgencia, la gravedad de las amenazas a las que nos enfrentamos y el poco tiempo que nos queda para evitar las devastadoras consecuencias de un cambio climático desbocado», destacó el responsable de la agencia de cambio climático.

La buena noticia es que la mayoría de las naciones que presentaron un nuevo plan reforzaron sus compromisos, demostrando una mayor ambición a la hora de abordar el cambio climático, según la agencia, que consideró este hecho como un «rayo de esperanza».

En otra evaluación de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, publicada el miércoles, se constataron tendencias más positivas en lo que respecta a las estrategias a largo plazo para alcanzar las cero emisiones netas.

Un total de 62 países, que representan el 93% del PIB mundial, el 47% de la población global y alrededor del 69% del consumo total de energía, cuentan con estos planes.

«Se trata de una señal clara de que el mundo está empezando a aspirar a las emisiones netas cero», dijo la agencia.

Sin embargo, los expertos señalan que muchos objetivos de cero emisiones netas siguen siendo inciertos y posponen al futuro acciones críticas que deben llevarse a cabo ahora.

Jóvenes activistas se sientan en la calle como forma de protesta en solidaridad con la Huelga Climática Global en Bangladesh. © UNICEF/Jannatul Mawa

Récord de concentraciones de gases de efecto invernadero

Mientras los países siguen demorando sus planes, las leyes de la física y la química siguen haciendo su trabajo ajenos a la política y en otro reporte, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirma la tendencia de alza de los niveles atmosféricos de los tres principales gases de efecto invernadero que calientan nuestro planeta, el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, alcanzaron nuevos máximos históricos en 2021.

Aún más, el Boletín Anual de Gases de Efecto Invernadero de la agencia advierte de que se ha producido el mayor salto interanual de las concentraciones de metano en 2021 desde que comenzaron las mediciones sistemáticas hace casi 40 años.

Aunque la razón de este aumento excepcional aún no está clara, parece ser el resultado de procesos tanto biológicos como otros inducidos por el ser humano.

Además, el aumento de los niveles de dióxido de carbono de 2020 a 2021 fue también mayor que la tasa media de crecimiento anual de la última década y los niveles seguirán aumentando hasta 2022.

Ante este panorama, el secretario general de la OMM, el profesor Petteri Taalas, señaló que el informe “pone de manifiesto, una vez más, el enorme reto y la necesidad vital de tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que la temperatura global aumente aún más en el futuro».

La mano del hombre en el calentamiento global

El informe explica que, entre 1990 y 2021, el efecto de calentamiento de nuestro clima producido por los gases de efecto invernadero de larga duración (los que permanecen más tiempo en la atmósfera) ha aumentado casi un 50%, impulsado principalmente por el incremento del CO2.

En concreto, las concentraciones de este gas alcanzaron el año pasado 415,7 partes por millón (ppm), las de metano 1908 ppm y las de óxido nitroso 334,5 ppm.

Estos valores constituyen, respectivamente, el 149%, el 262% y el 124% de los niveles preindustriales antes de que las actividades humanas comenzaran a alterar el equilibrio natural de estos gases en la atmósfera.

«El continuo aumento de las concentraciones de los principales gases que atrapan el calor, incluida la aceleración récord de los niveles de metano, demuestra que vamos en la dirección equivocada», subrayó Taalas.

Entender a los culpables

La OMM advierte que mientras continúen las emisiones, las temperaturas globales seguirán aumentando. Dado el largo tiempo de vida del CO2 en la atmósfera, el nivel de temperatura ya observado persistirá durante décadas, incluso si las emisiones se reducen rápidamente al llamado cero neto.

Los científicos señalan que también es importante entender que este informe mide las concentraciones de gases de efecto invernadero, es decir, lo que queda en la atmósfera después de que los gases son absorbidos por los sumideros, como el océano y la biosfera, que no es lo mismo que las emisiones.

CO2 procedente de los combustibles fósiles

El Boletín explica que, tras el cierre de COVID en 2020, las emisiones mundiales de CO2 han repuntado, principalmente por la producción de combustibles fósiles y cemento.

Del total de las emisiones procedentes de las actividades humanas durante el periodo 2011-2020, cerca del 48% se acumuló en la atmósfera, el 26% en el océano y el 29% en la tierra.

Los expertos advierten de que existe la preocupación de que la capacidad de los ecosistemas terrestres y de los océanos para actuar como sumideros pueda ser menos eficaz en el futuro, reduciendo así su capacidad para absorber el dióxido de carbono y actuar como amortiguador de los mayores aumentos de temperatura. En algunas partes del mundo, las tierras que antes absorbían carbono han empezado a emitir el gas de nuevo a la atmósfera.

Metano de origen posiblemente biogénico

El metano es el segundo mayor contribuyente al cambio climático y consiste en una mezcla diversa de fuentes y sumideros superpuestos, por lo que es difícil cuantificar las emisiones por tipo de fuente, explican los científicos.

Desde 2007, la concentración mundial de metano ha aumentado a un ritmo acelerado. Los aumentos anuales de 2020 y 2021 son los mayores desde que se inició el registro sistemático en 1983.

Sin embargo, los científicos aún no saben cuáles son las causas de este aumento, pero algunas investigaciones indican que una gran cantidad de este metano procede de «fuentes biogénicas», como los humedales y los arrozales.

Una posibilidad que se explora el Boletín es la llamada «retroalimentación climática», que significa que a medida que se calienta, la materia orgánica se descompone más rápido en los humedales tropicales, aumentando el número de emisiones.

Óxido nitroso procedente de la quema de biomasa y de los fertilizantes

Por último, el óxido nitroso se emite a la atmósfera tanto de fuentes naturales (57%) como de fuentes antropogénicas (aproximadamente el 43%), incluyendo los océanos, los suelos, la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales.

El aumento de 2020 a 2021 fue ligeramente superior al observado de 2019 a 2020, y mayor que la tasa media de crecimiento anual de los últimos 10 años

En la actualidad, la OMM está trabajando para desarrollar un marco para la vigilancia mundial de los gases de efecto invernadero de forma sostenida y coordinada a nivel internacional.

Llamamiento a los líderes mundiales

En menos de dos semanas se celebrará en Sharm el-Sheikh (Egipto) la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP27, y tanto Stiell como Taalas hicieron sendos llamamientos a los a los gobiernos para que revisen sus planes climáticos y los fortalezcan para cerrar la brecha entre el rumbo de las emisiones y el lugar donde la ciencia indica que deberían estar esta década.

«La COP27 es el momento en el que los líderes mundiales pueden recuperar el impulso en materia de cambio climático, dar el giro necesario para pasar de las negociaciones a la aplicación y poner en marcha la transformación masiva que debe producirse en todos los sectores de la sociedad para hacer frente a la emergencia climática», afirmó Stiell.

El secretario general de la Agencia de la ONU para el Cambio Climático instó a los gobiernos a que muestren en la conferencia cómo van a poner en práctica el Acuerdo de París a través de la legislación, las políticas y los programas, así como cómo van a cooperar y proporcionar apoyo para la aplicación.

También pidió a los países que avancen en cuatro áreas prioritarias: mitigación, adaptación, pérdidas y daños, y financiación.

Para el responsable de la Organización Meteorológica Mundial, los datos que aporta la ciencia ponen de relieve “la importancia de aplicar sin demora las estrategias rentables ya disponibles para hacer frente a las emisiones de metano, así como de reducir drásticamente el CO2 mediante la transformación de nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte”.

«Los cambios necesarios son económicamente asequibles y técnicamente posibles. El tiempo se acaba«, reiteró.

La Organización Meteorológica Mundial espera que la ciencia incluida en este Boletín, y el informe sobre el estado del clima mundial que se publicará en vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP27) en Egipto, ayuden a empujar a los negociadores a tomar medidas más ambiciosas para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar preferentemente el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.