Las palabras importan y mucho en los acuerdos de la COP26 en Glasgow
El nuevo borrador del acuerdo de la cumbre de Glasgow rebaja el tono en algunos aspectos clave respecto a la primera versión que salió a la luz el miércoles. En la segunda versión, publicada a primera hora de este viernes, se mantiene la referencia a los combustibles fósiles, que por primera vez aparecerían en un documento final de una COP.
Sin embargo, en lugar de pedir a los países «acelerar el fin del carbón y de los subsidios a los combustibles fósiles», tan solo reclama el fin de las plantas de carbón que no tengan mecanismos de captura de dióxido de carbono y de los «subsidios ineficientes» a los combustibles fósiles.
La otra novedad del borrador del miércoles consistía en que los países tuvieran que presentar planes de reducción de emisiones más ambiciosos en 2022. Ahora, se mantiene esta petición, aunque cambia el lenguaje utilizado. Mientras que en el anterior se «urge» a las partes a hacerlo, en el actual se «pide». No está claro si esto es una rebaja en el tono o todo lo contrario. Al estar escrito en el argot de Naciones Unidas, algunos expertos señalan que «pedir» tiene mayor fuerza que «urgir».
Greenpeace celebra que se mantenga la referencia al fin del carbón y los subsidios a los combustibles fósiles, aunque critica que se ha «debilitado» y cree que «tiene que volver a reforzarse antes de que acabe la cumbre», según la directora ejecutiva de la organización ecologista, Jennifer Morgan.
Morgan también ha lamentado el cambio de lenguaje sobre la reducción de emisiones necesaria para cumplir con un aumento de la temperatura global inferior a 1,5 ºC. «No era bueno antes y ahora es aún más débil. Eso debe de cambiar». Aun así, valora que las naciones más ricas hayan pasado de «ignorar las demandas de los países en desarrollo» a que empiecen a «reconocer que deben ser atendidas».
Avances en la compensación a las pérdidas por el cambio climático
Los países menos desarrollados, que fueron muy críticos con el primer borrrador, se apuntan una pequeña victoria. En el nuevo texto aparece la creación de un servicio para proporcionar apoyo financiero a aquellos países más golpeados por los efectos del cambio climático. Esta herramienta se incorporará a la «red de Santiago», creada en la última COP en Madrid para ofrecer asistencia a los países que sufran ya en el presente pérdidas por el calentamiento global.
Uno de los objetivos que se esperaba que se alcanzaran en esta cumbre era la inversión de 100.000 millones de dólares al año de los países más ricos a los más pobres, para apoyar su adaptación al cambio climático. Era un compromiso presente en el Acuerdo de París de 2015 y que tendría que haber entrado en vigor el año pasado, pero en el nuevo texto no hay prácticamente avances.
Se «constata con gran decepción» que este objetivo no se ha cumplido, pero se «valoran» los nuevos compromisos adquiridos por los países a lo largo de esta cumbre y el plan de financiación climática lanzado por Reino Unido, el anfitrión de la cumbre, en Glasgow. En él, se «subraya la esperanza» de que haya nuevos avances hacia esta meta de financiación en 2022 y que se pueda alcanzar en 2021.
Los países negocian ahora sobre este nuevo borrador, antes del final de la COP, programado para este viernes a las 18:00 horas. Sin embargo, todo apunta a que la cumbre se alargará por lo menos hasta el sábado, si no el domingo.