La sequía lleva a Doñana a los números más bajos de aves acuáticas de los últimos 40 años

12-07-2022
Medioambiente
SINC
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Doñana se encuentra en un clima mediterráneo, con otoños e inviernos templados y lluviosos, veranos calurosos y secos. Sin embargo, en los últimos años los niveles de precipitación han estado por debajo de la media. En el caso de la temperatura media, los últimos años han estado ligeramente por encima de la media de referencia.

La Infraestructura Científica Técnica Singular – Reserva Biológica de Doñana (ICTS-RBD), que gestiona la Estación Biológica de Doñana, ha presentado los resultados del Programa de Seguimiento de Procesos Naturales en el Espacio Natural de Doñana durante los últimos tres años.

Este programa de seguimiento recoge periódicamente datos científicos sobre el estado de conservación de Doñana y permite detectar cambios en los ecosistemas, tales como la aparición de especies invasoras, el estado de conservación de especies amenazadas o de los propios humedales.

En concreto, para el seguimiento de especies y poblaciones el programa contiene una parte importante dedicada a aves acuáticas, emblemáticas en Doñana, pero también a flora, reptiles, anfibios, mamíferos y diversas especies de invertebrados.

Aves acuáticas y terrestres en descenso

De los datos obtenidos en los últimos años destacan las cifras obtenidas en el censo de aéreo de aves acuáticas, una de las actuaciones de monitoreo más antiguas del programa, que se inició en la década de los 70 y que se ha llevado a cabo a con frecuencia mensual desde entonces.

Gracias a este tipo de censos, se pueden obtener datos comparables entre años del tamaño de las poblaciones acuáticas del Espacio Natural de Doñana, así como su distribución y evolución en el tiempo. / Pixabay

Gracias a este tipo de censos, se pueden obtener datos comparables entre años del tamaño de las poblaciones acuáticas del Espacio Natural de Doñana, así como su distribución y evolución en el tiempo para detectar amenazas y poder proponer mejoras de uso y gestión que permitan su conservación.

“Dentro de esta serie, las cifras obtenidas en este año 2022 han resultado ser una de las más bajas de toda la serie histórica, que comprende casi 50 años, debido especialmente a la gravísima escasez de lluvias que ha afectado a Doñana este invierno. Las cifras totales alcanzaron apenas 87.500 individuos censados, muy lejos de los algo más de 470.000 del año pasado”, apunta un comunicado del CSIC.

También se realizan censos terrestres de aves desde los años 80, así como un control de su reproducción, que, aunque comenzó en los inicios del Parque Nacional de Doñana, no se ha a realizado de forma sistemática hasta principios de este siglo. En este caso, las condiciones hídricas de la marisma presentan una gran influencia sobre la reproducción de las aves. Especialmente importante es el seguimiento de especies amenazadas, como la cerceta pardilla o la malvasía cabeciblanca.

“La primera muestra un descenso moderado desde el pico alcanzado en 2011. La segunda, aunque mostraba una tendencia al alza desde 2004, en los dos últimos años ha mostrado un descenso brusco. De hecho, en 2021 es el primer año que no se detecta cría desde el año 2004 cuando comenzó la serie histórica”, aseguran.

La mala situación del conejo y especies en peligro

Los mamíferos también cuentan con actuaciones de seguimiento específicos. Desde 2005, se censan jabalíes y ciervos, así como conejos y liebres. El conejo presenta unas abundancias muy bajas en los últimos 10 años debido a la combinación del efecto de las dos enfermedades que le afectan y al impacto del cambio climático sobre su capacidad de reproducción.

Uno de los ‘ojos’ de la marisma de Doñana, prácticamente seco. Foto: Andoni Canela / WWF

Por otro lado, las siete especies que habitan con más frecuencia en Doñana (zorro, meloncillo, tejón, lince, gato montés o doméstico, gineta y nutria) muestran amplias fluctuaciones de un año a otro teniendo en general un buen estado de conservación.

“El zorro es el más abundante, seguido del tejón y el meloncillo, que presentan abundancias similares, algo menor a la del primero. Las poblaciones de ungulados silvestres presentes en Doñana tienen un buen estado de conservación”, afirman.

En cuanto a los reptiles, dos especies de galápagos nativas de Doñana, el galápago leproso y el galápago europeo, desde el 2008 muestran una disminución en su abundancia relativa y un aumento de la proporción de localidades donde están ausentes. Además, se enfrentan a la competencia del galápago de Florida, una especie exótica que está siendo objeto de acciones de control para su erradicación desde principios de los años 2000.

Además, Doñana alberga una de las dos únicas poblaciones de tortuga mora de la España peninsular, la cual se considera críticamente amenazada. El seguimiento de reptiles terrestres, entre los que se encuentran dos de especial interés para la conservación, el endemismo ibérico conocido como lagartija de Carbonell y el lagarto ocelado, común en Doñana durante gran parte del siglo XX, ha experimentado un fuerte declive coincidente con el del conejo y de la que su población aún no se ha recuperado. Por otra parte, otras especies a destacar serían la lagartija colilarga y la lagartija colirroja, que están mostrando un descenso moderado en los últimos años.

Respecto a los anfibios se ven por afectados negativamente por las condiciones de escasez de agua de los últimos años.

Actuaciones para frenar especies invasoras

El programa de seguimiento también cuenta con acciones específicas para localizar y observar la evolución de especies invasoras presentes en Doñana, como la hormiga argentina, el pez gato o la vinagrera.

Como actuación para controlar la invasión de la hormiga argentina dentro del programa se incluye el seguimiento de hormigas en alcornoques. La tendencia observada de esta especie exótica continúa ascendiendo y se ha detectado un avance de la especie hacia el norte.

El pez gato, detectado por primera vez en 2009, mantiene una tendencia al alza y se distribuye principalmente en los sistemas de aguas permanentes.

Respecto a la vinagrera, detectada por primera vez en 2014 en la pajarera de Doñana y que presentó durante los primeros años un aumento de la superficie invadida, presenta una evolución en los últimos años tendente a la baja, lo cual constata la eficacia de las medidas de erradicación realizadas anualmente por el Espacio Natural de Doñana.

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