La Mata Atlántica brasileña debe regenerarse y preservarse
Reforestar y cuidar lo reforestado
Prevenir la tala de bosques de segundo crecimiento es un desafío importante para los esfuerzos de restauración en las regiones tropicales, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Columbia (EEUU) y dos centros universitarios brasileños: la Universidad Federal de ABC y la Universidad de São Paulo.
La regeneración de los bosques naturales se considera una estrategia rentable, para que los países alcancen sus objetivos de restauración ecológica y eliminación natural del carbono. Si bien los informes sobre la recuperación forestal en las regiones tropicales generan optimismo, según esta investigación los bosques restaurados tienen una alta probabilidad de ser talados en unos pocos años.
La Mata Atlántica brasileña es una rica área natural, que originalmente ocupaba 150 millones de hectáreas a lo largo de la costa este, que a día de hoy se ha reducido a 32 millones de hectáreas. Este ecosistema altamente fragmentado y gravemente amenazado está en un punto crítico de regeneración.
Algo se está haciendo mal
Un nuevo estudio publicado por Environmental Research Letters, cuantifica la regeneración forestal del Bosque Atlántico brasileño e identifica los factores que influyen para que el bosque regenerado sobreviva.
Sus autores utilizaron datos del uso que se le ha dado a la tierra entre 1985 y 2019 para mapear y rastrear el destino de los más de 4,5 millones de hectáreas de bosques regenerados y descubrieron que sólo 3,1 millones de hectáreas persistieron hasta 2019.
Eso implica que, dos tercios de los bosques regenerados en la región persisten, lo cual arroja una perspectiva positiva para la conservación del bioma, pero preocupa a los investigadores la corta vida útil que tienen estos bosques regenerados, lo que representa un nuevo desafío para quienes se esfuerzan en restaurar este valioso ecosistema nativo.
Asegurar la permanencia es vital
Tanto la regeneración natural como la función secuestradora carbono son dos grandes alicientes para apoyar la reforestación tropical, puesto que podrían contribuir a mitigar gran parte de los efectos perniciosos del cambio climático. Por otra parte, el tamaño de este sumidero de CO2 va a depender del grado en el que estos bosques se protejan adecuadamente contra la tala, asegurando así su permanencia
Se calcula que, si no se hubiese deforestado las zonas regeneradas, la cantidad de carbono retirada de la atmósfera podría ser más de tres veces superior a la que efectivamente se quitó. Por ello, los resultados apuntan a que la conservación de los bosques de las regiones tropicales debe enfrentar un doble desafío: restaurar todas aquellas áreas degradadas y al mismo tiempo, asegurar la persistencia de los bosques regenerados.
Los investigadores identificaron varios factores que pueden ayudar a proteger los bosques replantados. Descubrieron que, éstos tenían mayores posibilidades de sobrevivir si estaban ubicados en pendientes más pronunciadas y en áreas cercanas a los ríos y bosques preexistentes.
También comprobaron que los bosques tenían menos probabilidades de persistir en las zonas más rurales. Además, aunque la regeneración ocurrió predominantemente en antiguas áreas de pastizales y de agricultura migratoria, dentro de estos paisajes dinámicos las opciones de supervivencia cuando estaban activos eran mínimas, por no decir nulas.
Los investigadores subrayan que los bosques regenerados pueden tardar décadas en recuperar sus niveles de biodiversidad y de biomasa anteriores a la perturbación, por lo que lograr identificar cuáles son las condiciones ideales para alcanzar una mayor persistencia de los nuevos bosques es vital para desarrollar políticas públicas efectivas, que permitan aumentar la cobertura forestal de la Mata Atlántica.