La humanidad ha sobrepasado el límite planetario de plásticos y otros contaminantes ambientales
Cambio climático, agotamiento de la capa de ozono, deforestación, acidificación de los océanos, pérdida de biodiversidad, ciclo de nitrógeno o contaminación química son algunos de los problemas ambientales que amenazan la salud del planeta. Son los conocidos como límites planetarios, un concepto establecido en 2009 por el equipo liderado por Johan Rockström del Centro de Resiliencia de Estocolmo (SRC, por sus siglas en inglés).
Una vez detectados, los científicos establecieron una serie de variables y límites que en teoría no se debían sobrepasar para mantener la estabilidad de la Tierra de los últimos 10.000 años. De los nueve umbrales identificados, cuatro de ellos ya se han superado, según un estudio publicado en Science en 2015 y dirigido por Will Steffen, de la Australian National University.
Sin embargo, en aquel momento algunos límites, como el de los compuestos químicos, no se pudieron cuantificar por falta de información. “Ahora esto ha cambiado”, afirma a SINC Patricia Villarrubia Gómez, estudiante de doctorado en el SRC de la Universidad de Estocolmo en Suecia y coautora de un estudio que se publica en la revista Environmental Science & Technology.
La investigación, liderada por Linn Persson del Instituto Medioambiental de Estocolmo, da un paso adelante en el análisis de nuevas entidades y contaminación química, y ha permitido evaluar por primera vez el efecto del cóctel de productos químicos sintéticos que inundan el medio ambiente. Los resultados revelan que la humanidad ha sobrepasado un límite planetario relacionado con los contaminantes ambientales, incluidos los plásticos.
“Nos centramos en documentar la preocupación por la seguridad planetaria como consecuencia de la sobreproducción y liberación de sustancias sintéticas como plásticos, pesticidas, retardantes de llamas y otros químicos industriales; así como de materiales naturales que son movilizados como consecuencia de las actividades humanas”, apunta Villarrubia Gómez.
A ellos también se suman antibióticos y otros productos farmacéuticos. Se calcula que hay unos 350.000 tipos diferentes de productos químicos manufacturados en el mercado mundial, creados por los humanos con efectos en gran medida desconocidos sobre el sistema terrestre. Cada año entran en el medio ambiente volúmenes significativos de estas nuevas entidades.
Compuestos persistentes en el medio ambiente
“La producción de sustancias químicas se ha multiplicado por 50 desde 1950. Se prevé que se triplique de nuevo para 2050”, comenta la coautora. Solo la producción de plástico aumentó un 79 % entre 2000 y 2015, destaca además el equipo.
En la actualidad, dado que algunos de estos contaminantes pueden ser extremadamente persistentes, pueden encontrarse por todo el planeta, desde el Ártico hasta la Antártida. Su presencia provoca impactos negativos en los sistemas de la Tierra, incluyendo la biodiversidad y los ciclos biogeoquímicos.
“El ritmo de aparición de estos contaminantes en el medio ambiente supera con creces la capacidad de los gobiernos para evaluar los riesgos globales y regionales, y mucho menos para controlar los posibles problemas”, destaca la coautora Bethanie Carney Almroth, de la Universidad de Gotemburgo.
Plásticos, los mayores contaminantes
Los científicos se centraron en parte en el estudio de la contaminación por plásticos por varias razones. “La cantidad de la masa total de plásticos que se ha producido ya excede a la cantidad total en masa de todos los mamíferos existentes”, indica Villarrubia Gómez. Además, los edificios e infraestructuras creados (los cuales contienen plásticos y miles y miles de químicos sintéticos) exceden la masa de todos los árboles y arbustos existentes, según un estudio reciente.
“Cada vez hay más evidencias científicas que apuntan a una gran preocupación. A día de hoy, sabemos que existen múltiples razones por las que los químicos y los plásticos producen impactos negativos en la salud de nuestro planeta, y que mayoritariamente se debe a la manera en la que los utilizamos en el día a día”, recalca la científica.
Los impactos negativos de estas sustancias químicas se producen en todas las fases de su ciclo de vida, causando problemas en cada uno de los procesos –desde la extracción de las materias primas, su transformación e industrialización, pasando por el uso mismo de los productos– hasta que estos son desechados como basura.
Además, en el caso de los plásticos, “sabemos que hay una conexión directa con el cambio climático, pues al menos el 98 % de los plásticos vírgenes son un producto derivado de la producción de combustibles fósiles como la gasolina o el gas natural, lo que tiene asociado grandes emisiones de CO2 a la atmósfera, así como la contaminación de cuerpos de agua y suelos”, subraya.
Hacia una economía circular
Con este trabajo, los científicos piden que se tomen acciones de manera urgente para reducir el daño asociado a químicos sintéticos y plásticos, controlando y limitando su producción. “Consideramos que aún estaríamos a tiempo de revertir los daños producidos si llevamos a cabo acciones ambiciosas y concretas”, asevera Villarrubia Gómez.
“A la hora de actuar, los investigadores estamos convencidos de que estos resultados pueden informar a gobiernos e instituciones intergubernamentales a tomar decisiones basadas en ciencia”, añade. Hasta ahora, los nuevos productos químicos, así como las nuevas formas de utilizar los ya existentes, llegan a los mercados con una rapidez tal que se excede con creces la capacidad de evaluación de los organismos gubernamentales y el control de los impactos relacionados con ellos.
Ante esta situación de desajuste extremo entre las tasas de producción y evaluación, el equipo sugiere que “se trabaje hacia una economía circular real mediante el cambio en el diseño de materiales y productos, diseñar nuevos que puedan ser reciclables, y mejorar el control de seguridad y sostenibilidad de los mismos”, detalla la autora.
También proponen establecer cuotas fijas para la producción y liberación de químicos, “como se está haciendo para tratar de controlar el cambio climático a través de cuotas para la emisión de gases de efecto invernadero”. Para la científica, “los cambios que estamos creando en nuestro planeta van a terminar repercutiéndonos de manera continuada y acumulativa si no llevamos a cabo acciones urgentes”, concluye.