La Furnia de Gurabo, paraíso terrenal en La Línea

13-03-2024
Medioambiente
Ojalá, República Dominicana
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Es un cañón que usted cree que no está en este país, es profundo y en sus farallones, las bandadas de palomas turcas se cuelgan a picar en sus paredes.

Es el refugio de vida silvestre La Furnia de Gurab,o porque el río que excavó ese cañón es el Gurabo, pero está en Los Quemados de Mao, provincia Valverde. El cañón o la furnia tiene una extensión de unos ocho km en el cauce del río que la nombra y forma parte del polígono designado como área de protección que va de norte a sur.

Es una área protegida, categoría IV declarada por la Ley 121 de 2004. Está administrada en régimen de Co- manejo por el Ministerio de Medioambiente, como institución rectora, la familia León de Santiago, que adquirió los terrenos y un voluntariado formado por un grupo de fotógrafos conservacionistas y ambientalistas de la región.

Los usos permitidos dentro de la categoría IV específicamente prohíben torres eléctricas o cualquier otra obra similar en el área o en su zona de amortiguamiento. Tampoco se permiten granjas porcinas, avícolas o cualquier explotación agropecuaria en su entorno. El párrafo IV de la resolución 0008 de 2018 es aún más específico, tanto en el punto #1 y en el #2, sobre la colocación de antenas de telecomunicaciones u otras obras similares afectarían directamente el balance ecológico entre el bosque y las especies de flora y fauna que habitan en este Refugio de Vida Silvestre.

La biodiversidad de este Patrimonio Natural es muy particular, no solo por su gran endemismo en una superficie relativamente pequeña, sino por los hábitos y la distribución de su fauna. El atributo más relevante de esta fauna es la población de la paloma turca, Patagioenas squamosa, ahora en recuperación, antes diezmada por la cacería furtiva y “deportiva”.

Pero no solo su población, sino la razón por la que visitan los farallones por parvadas en junio durante la estación reproductiva, picar calcio (y quién sabe qué más), quizás como lo hacen los loros y guacamayos en barrancos de la selva amazónica, aunque por razones diferentes. Esta conducta, les ha valido el nombre de las “palomas que comen fósiles”, documentado por el Cimarrón mayor, el dr. Pantaleón.

Tanto los entendidos en aves como los cazadores han denominado a estos lugares, lamederos o picaderos porque a eso van las palomas, a buscar ese preciado recurso para recuperar el balance de nutrientes porque el calcio es muy necesario para sus huevos.

Además de esta espectacular especie nativa, habitan el Refugio de La Furnia, el Pitanguá y el Torico dos endémicas en la lista roja de la UICN y otras más que haría muy largo este artículo.

  • Fotografías de @cimarronmayor


Además el caracol arborícola, Ligus virgineus, también endémico y en peligro, tiene en esta Furnia, una nueva localidad conocida, antes solo reportado en el suroeste.

De la flora es conocida la Tolumnia quadriloba, una de las tantas Orquídeas endémicas que habitan la Furnia, como reporta Eladio Fernández en el Instagram del área protegida.

Este paraíso o Refugio para la Vida Silvestre se protegió por el hecho de que los que antes eran cazadores entendieron e hicieron conciencia, según cuentan los que hoy dan testimonio, del porqué una zona de holocausto para las palomas se convirtiera en un refugio protegido y que con recursos de la familia León, aportaran también para convertir en un santuario lo que en el pasado era un infierno, ha sido un súper éxito para la fauna.

Además de hacerle ver y entender con esa medida a otros cazadores que comenzaban a predicar con el ejemplo de guardar las escopetas, cuando un día vieron que ya no mataban 600 palomas por día, porque la población había caído. Cuando me ha tocado contar este cuento así lo he contado lleno de orgullo como ejemplo de lo que significa el cambio en la conducta humana.

Ahora este refugio de vida y redención lo que necesita es el manto del conocimiento científico a través de la investigación para completar la hermosa obra de los actores que ha juntado la naturaleza y la sociedad Santiaguera.

Las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente deben cumplir y hacer cumplir las leyes ambientales y en especial la 121-04 que protege el Refugio de Vida Silvestre de La Furnia de Gurabo para que las palomas turcas sigan viniendo a “comer fósiles” y toda la biodiversidad siga floreciendo en el cañón del Gurabo, sea emblemática de la provincia Valverde y pueda convertirse en un  centro de investigación y educación ambiental.

¡No a las Torres de alta tensión en La Furnia!