La Amazonia con más deforestación e incendios que nunca.

06-07-2022
Medioambiente
Página 12 y RT
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La deforestación en la Amazonía brasileña en el primer semestre del año batió un récord desde que comenzaron los registros en 2016,  lo que incrementó los temores sobre el futuro de la mayor selva tropical del planeta.

Además, los incendios en esa región marcaron en junio un máximo para ese mes en 15 años, y aumentaron 17 por ciento en el primer semestre de este año frente a igual periodo de 2021, de acuerdo con la agencia espacial INPE.

Entre el 1 de enero y el 24 de junio últimos, la deforestación abarcó un área de 3.750 km2, el peor registro semestral desde 2016, inicio de la serie del Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Deter) basado en alertas diarias. El bosque devastado equivale a una superficie mayor a tres veces la ciudad de Rio de Janeiro.

Enero y febrero fueron los meses más críticos este año, con 430 km2 y 199 km2 de áreas deforestadas, respectivamente. Ambas fueron cifras sin precedentes en la estación húmeda. La marca más alta de deforestación semestral hasta el momento era la de 2021, cuando había llegado a 3.605 km2, en aumento gradual desde 2017.

En cuanto a los incendios que afectan a la Amazonía, se registraron en junio 2.562, la peor marca para ese mes en 15 años, desde los 3.519 en igual mes de 2007, según INPE. La cifra es 11 por ciento mayor al total de junio de 2021, cuando hubo 2.305 focos.

Incendio en la Amazonía en el estado de Rondonia, Brasil. © RT

En el primer semestre de este año se registraron en total en la Amazonía 7.533 incendios, 17 por ciento más que en el mismo periodo de 2021.

«La estación seca apenas comenzó en la Amazonía y ya se están batiendo récords de destrucción ambiental», lamentó Cristiane Mazzetti, portavoz para esa región de Greenpeace Brasil.

Ambientalistas y opositores acusan al gobierno de Jair Bolsonaro de fomentar la devastación de tierras por sus políticas favorables al agronegocio.

«El impacto de esta negligencia política será la creciente pérdida de resiliencia en estos entornos, sin mencionar el daño a las comunidades locales y la salud. El escenario es muy preocupante», dijo Mariana Napolitano, gerenta de Ciencias de WWF Brasil.

Pese a que el uso de fuego fue prohibido por decreto presidencial del 23 de junio por 120 días en el territorio brasileño, se registraron desde entonces 1.113 incendios en la Amazonía, destacó Greenpeace.

La Amazonía brasileña y el Cerrado registraron récords  históricos en el número de focos de incendios en el mes de junio, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).

Imagen: AFP

Solo en la Amazonía se detectaron en junio 2.562 focos de calor, el mayor número registrado en 15 años, cuando hubo 3.519 incendios. Además, durante el primer semestre del año se localizaron 7.533 focos de incendio, un aumento del 17,9 % frente al mismo periodo del año anterior.

En el caso del Cerrado, con una destacada vegetación de sabana tropical, los datos de junio todavía son peores. Se registraron 4.239 focos de incendio, el mayor número desde 2010, año en el que se contabilizaron 6.443. En el semestre, hubo 10.869 focos de fuego, un 13 % más en comparación con 2021.  

Las organizaciones que protegen los derechos medioambientales culpan de la situación a las políticas del presidente, Jair Bolsonaro, quien desde el comienzo de su mandato puso en el centro de su agenda la expansión de la agroindustria y la minería.

El especialista en políticas públicas de WWF-Brasil, Raul do Valle, dijo que «con Bolsonaro por detrás en los sondeos, los acaparadores de tierras, buscadores de oro y todos los que navegan en la impunidad hoy reinante sienten que necesitan correr para consolidar sus crímenes, ante el temor de que un nuevo gobierno pueda terminar con esa fiesta«.

Las próximas elecciones en Brasil se celebrarán en octubre y, por el momento, Luiz Inácio Lula da Silva lidera las encuestas. El último sondeo muestra que el líder de la izquierda brasileña obtendría en primera vuelta un 47 % de las intenciones de voto, frente al 28 % de ultraderechista, una diferencia de 19 puntos porcentuales.