Estado del clima en África: la salud ambiental del continente en alerta roja
Una serie de fenómenos climáticos extremos como las crecientes sequías, las inundaciones devastadoras y el estrés hídrico, el consumo de agua más alto que los recursos disponibles, están afectando duramente a las comunidades, las economías y los ecosistemas africanos, alertó este jueves la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Un nuevo informe de esa agencia indica que los patrones de precipitaciones del continente africano se han alterado, que los glaciares están desapareciendo, que los lagos más importantes se están reduciendo y que el aumento de la demanda de agua, combinado con un suministro limitado e imprevisible, amenaza con agravar los conflictos y los desplazamientos.
El estudio muestra cómo el clima extremo y el cambio climático están socavando la salud y la seguridad humanas, la seguridad alimentaria y del agua y el desarrollo socioeconómico. África sólo representa entre el 2% y el 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero sufre los resultados de forma totalmente desproporcionada.
Estrés hídrico, aumento de las temperaturas, sequía y hambre
Se calcula que el elevado estrés hídrico de África afecta a unos 250 millones de personas y se prevé que para el año 2030 podría llegar a desplazar hasta 700 millones. Además, es poco probable que cuatro de cada cinco naciones africanas dispongan de recursos hídricos gestionados de forma sostenible a finales de la década actual.
«El empeoramiento de la crisis y la inminente hambruna en el Cuerno de África, asolado por la sequía, muestra cómo el cambio climático puede agravar las crisis hídricas, amenazando la vida de cientos de miles de personas y desestabilizando comunidades, países y regiones enteras», afirmó el secretario general de la OMM.
El profesor Petteri Taalas destacó que «el clima de África se ha calentado más que la media mundial desde la época preindustrial (1850-1900). Al mismo tiempo, el aumento del nivel del mar a lo largo de las costas africanas es más rápido que la media mundial, lo que contribuye a aumentar la frecuencia y la gravedad de las inundaciones y la erosión costeras, así como la salinidad en las ciudades de baja altitud. Los cambios en las masas de agua continentales tienen importantes repercusiones en el sector agrícola, los ecosistemas y la biodiversidad».
El informe presenta una serie de recomendaciones como son reforzar los sistemas de alerta temprana, que actualmente solo poseen el 40% de la población africana, aumentar la cooperación transfronteriza, el intercambio de datos y la puesta en común de conocimientos.
Igualmente, califica como “fundamental” una mayor inversión en adaptación climática, así como un impulso conjunto hacia una gestión más integrada de los recursos hídricos.
Mensajes clave del informe
- Las temperaturas de África subieron una media de unos +0,3 °C/década entre 1991 y 2021, un registro más rápido que el calentamiento entre 1961-1990, de +0,2 °C/década. El año 2021 fue el tercero o el cuarto más cálido registrado en África.
- El aumento del nivel del mar a lo largo de las costas africanas es mayor que la media mundial, especialmente a lo largo del Mar Rojo y el suroeste del Océano Índico, donde la tasa es de casi 4 mm/año. Es probable que esta situación continúe en el futuro, lo que contribuirá a aumentar la frecuencia y la gravedad de las inundaciones costeras en las ciudades de baja altitud y a incrementar la salinidad de las aguas subterráneas debido a la intrusión del agua del mar. Para 2030, se espera que entre 108 y 116 millones de personas en África estén expuestas al riesgo de subida del nivel del mar.
- La sequía en África Oriental se ha agravado tras las consecutivas temporadas de escasez de lluvias combinadas con el aumento de los conflictos, los desplazamientos de población relacionados con estos y las restricciones que provocó el COVID-19. Los altos precios de los alimentos impidieron la disponibilidad y el acceso a los mismos, dejando a más de 58 millones de personas en condiciones de inseguridad alimentaria aguda. La situación está empeorando este año, especialmente en Etiopía, Somalia y partes de Kenia. El sur de Madagascar también está sufriendo una sequía aguda.
- Sudán del Sur, Nigeria, la República del Congo, la República Democrática del Congo y Burundi registraron graves inundaciones. En Sudán del Sur se contabilizaron por tercer año consecutivo inundaciones extremas que provocaron la elevación del nivel de las aguas de los lagos y los ríos, como consecuencia de las intensas lluvias de 2020 y 2021.
- Muchas partes del norte de África experimentaron un calor extremo, especialmente en Túnez, Argelia, Marruecos y Libia. Esta alza de temperaturas estuvo acompañada de incendios forestales. Las constantes tormentas de arena y polvo también fueron un problema.
- La principal preocupación son las sequías y las inundaciones. En los últimos 50 años, los peligros relacionados con las sequías se han cobrado la vida de más de medio millón de personas y han provocado pérdidas económicas de más de 70.000 millones de dólares en la región. En este periodo se han registrado más de 1000 catástrofes relacionadas con las inundaciones que han provocado más de 20.000 muertes. Se calcula que para 2050 los impactos climáticos podrían costar a las naciones africanas 50.000 millones de dólares anuales.
- La superficie total del lago Chad, situado cerca del desierto del Sáhara y que limita con Chad, Camerún, Nigeria y Níger, se ha reducido de 25,000 km2 en la década de 1960 a 1350 km2 en la década de 2000 y ha permanecido estable desde entonces. En África Occidental, la disminución a largo plazo del caudal de los ríos se atribuye al aumento de la temperatura, la sequía y a una mayor demanda de agua.
- Los glaciares del Monte Kenia (Kenia), el Monte Kilimanjaro (Tanzania) y los Montes Rwenzoris (Uganda) están retrocediendo a un ritmo más rápido que la media mundial. Que los glaciares desaparezcan por completo en África Oriental depende de la cantidad de precipitaciones que caigan en el futuro en esa región.
- El aumento de la temperatura ha contribuido a reducir en un 34% el crecimiento de la productividad agrícola en África desde 1961, más que en cualquier otra región del mundo. Se espera que esta tendencia continúe en el futuro, aumentando el riesgo de inseguridad alimentaria aguda y malnutrición. Se prevé que un calentamiento global de 1,5 °C vaya acompañado de una disminución del 9% del rendimiento del maíz en África Occidental y del 20%-60% del rendimiento del trigo en África Meridional y Septentrional.