La actual oleada de incendios forestales en España ya se perfila como la más devastadora desde 1994, cuando se registraron 437,602 hectáreas quemadas, según datos del Ministerio de Medio Ambiente del mencionado país.

En lo que va de 2025, el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), parte del programa Copernicus, estima que se han perdido 382,607 hectáreas en 228 focos activos, una cifra que sigue creciendo mientras se agrava el impacto social y ambiental en regiones como Galicia, Asturias, Castilla y León y Extremadura.

Vulnerabilidad territorial y abandono rural: factores que agravan el riesgo

Excepto Extremadura, las regiones más afectadas por los incendios coinciden con las más envejecidas y despobladas del país.

Esta situación repercute directamente en el manejo forestal, ya que el abandono de prácticas como la ganadería extensiva impide que los montes se mantengan limpios de forma natural durante el invierno y la primavera, aumentando la carga de combustible vegetal y el riesgo de propagación.

Agosto, un mes crítico: cinco de los diez incendios más grandes del siglo ocurrieron en dos semanas

En los últimos 15 días de agosto, se han registrado cinco de los diez incendios forestales más grandes del siglo en España:

• A Rúa (Orense): 44,424 hectáreas
• Uña de Quintana (Zamora): 40,781 hectáreas
• Benuza (León): 32,596 hectáreas
• Manzaneda (Orense): 28,485 hectáreas
• Oímbra (Orense): 28,485 hectáreas

La paradoja es que, aunque hay menos incendios de gran magnitud (más de 500 hectáreas), estos se propagan con mayor rapidez debido a las condiciones climáticas extremas. En lo que va del año, España ya contabiliza 52 grandes incendios, una cifra que solo fue superada en 2022.

A nivel europeo, la situación también es crítica. En total, se han quemado 899.400 hectáreas de bosque, con países como Eslovaquia multiplicando por 10 su media histórica para esta época del año, y Chipre por siete. Estos datos reflejan una tendencia regional que exige respuestas coordinadas y urgentes.

Declaraciones oficiales y medidas de emergencia

Desde el puesto de mando avanzado de La Granja, en Cáceres, el presidente del Gobierno anunció que se establecerán las primeras zonas de emergencia en los territorios afectados. “Quedan horas difíciles, no nos confiemos”, expresó junto a la presidenta extremeña, María Guardiola.

“Cada año se agrava la emergencia climática”, advirtió el mandatario, quien propondrá en septiembre una iniciativa legislativa ante la comunidad científica, sindicatos e instituciones, con el objetivo de alcanzar un pacto de Estado frente a la generalización de los fenómenos extremos provocados por el ascenso de las temperaturas.

Ola de calor y salud pública: más de 1,100 muertes atribuidas en agosto

La ola de calor que afectó a España entre el 3 y el 18 de agosto dejó un saldo de 1,149 muertes atribuibles, según estimaciones del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Se trató de uno de los episodios más prolongados en cinco décadas, con consecuencias directas en la salud y el territorio.

El sistema de monitorización MoMo, que analiza la mortalidad diaria respecto a las tendencias históricas, calculó que el exceso de fallecimientos en esos 16 días está relacionado con las temperaturas extremas. Aunque no puede establecer una causalidad absoluta, las cifras constituyen la mejor aproximación disponible sobre el impacto del fenómeno climático.

Julio también fue crítico: más de 1.000 muertes vinculadas al calor

El caso de agosto se suma al de julio, cuando MoMo ya había atribuido 1.060 muertes al calor, lo que representa un incremento superior al 50 % respecto a 2024.

Estos datos refuerzan la necesidad de políticas públicas integrales que aborden la emergencia climática desde la salud, el territorio y la prevención de riesgos.