La provincia San José de Ocoa ha sido reconocida generacionalmente como una tierra caracterizada por el verdor de sus paisajes; aún en el nombre de Ocoa está intrínseco el significado de “tierra entre montañas».

Pero el futuro de ese verdor parece incierto, el verdor de nuestras montañas ya no es el mismo; el cambio climático y las manos depredadoras del ser humano causan estragos y dejan una huella imborrable; los bosques languidecen ante el filo del hacha y el machete, y desaparecen ante el calor devorador del fuego provocado adrede.

Nuestras montañas lloran ante la mirada indolente de quienes están llamados a preservarles; paradójicamente son los mismos que otorgan los permisos para que las modernas palas mecánicas rasguen la capa vegetal y dejen al descubierto el manto de la tierra, cuál si fuese una herida en nuestras lomas.

Los árboles que por generaciones han detenido la erosión del suelo son arrancados de raíz por las bestias mecánicas de color amarillo que se abren camino de manera cruel, mientras levanta el polvo y extrae la roca para forjar su camino.

El futuro de las montañas que nos rodean parece incierto ¿Qué gritarían nuestras lomas? ¿Cómo sonará su llanto? Ojalá nuestros hijos y los hijos de sus hijos no tengan que pagar con intereses las deudas que hoy estamos creando, ojalá Medio Ambiente RD, y Medio Ambiente Ocoa, abran los ojos antes de que sea tarde, si es que ya no lo es.

La mano destructora seguirá su camino, si aquellos que deben velar por el futuro se hacen de la vista gorda; si aquellos que deben proteger, otorgan permisos; si aquellos que deben cuidar auspician y contribuyen con la tala, la destrucción y la depredación se nuestro tesoros naturales, de nuestros árboles, de nuestras lomas.

Abre los ojos Ocoa y siéntelo en tu piel. Tu Ocoa ya no es la misma, poco poco el frescor se aleja y da paso al calor abrasador; abre los ojos Ocoa y lucha por tu verdor, por tus montañas, por tus lomas… lucha por ti y por el futuro de este nuestro hermoso pueblo, nuestro “Paraíso entre Montañas”.