El abrazo de la tigresa enamorada de un abeto, elegida mejor foto de naturaleza del año
Una tigresa pasea por el Parque Nacional del Leopardo, en Rusia. De repente, observa el tronco de un imponente abeto, se levanta sobre sus dos patas traseras y lo abraza.
Por la corteza frota sus garras y la mejilla para dejar secreciones de sus glándulas olfativas, todo ello con una expresión de puro éxtasis.
Ella es un tigre de Amur (conocido como siberiano), una especie cazada casi hasta la extinción durante el siglo XX que todavía hoy lucha por sobrevivir.
A pesar de la escasez de los tigres siberianos, el fotógrafo ruso Sergey Gorshkov se propuso buscar señales en el bosque, como el olor, pelos o rasguños, para encontrar rutas por las que solían pasar e instalar cámaras trampa, que se activan automáticamente cuando detectan un animal salvaje.
Instaló la primera cámara en enero de 2019, y no fue hasta noviembre cuando logró la que ahora ha sido premiada como la mejor foto de naturaleza del año por el Wildlife Photographer of The Year, un concurso organizado anualmente por el Museo de Historia Natural de Londres.
«Es una escena como ninguna otra. Un vistazo único a un momento íntimo en las profundidades de un bosque mágico”, dijo Rosamund ‘Roz’ Kidman Cox, presidenta del jurado del certamen.
“Los rayos del sol bajo durante invierno resaltan el abeto centenario y el pelaje de la enorme tigresa mientras se agarra al tronco con obvio éxtasis, inhalando su aroma y la resina, dejando su propia marca como mensaje. También es una historia contada con gloriosos colores y texturas del regreso del tigre de Amur, un símbolo de la naturaleza rusa», agregó.
La otra ganadora es Liina Heikkinen, en la categoría para jóvenes de 15 a 17 años. Capturó a un zorro hambriento alimentándose de una barnacla cariblanca, un ave típica del norte de Europa y del este de Groenlandia, mientras intentaba mantener a raya al resto de sus hermanos ansiosos por hacerse con un pedazo.