Día Mundial del No Uso de Plaguicidas 2021
La Red de Acción contra los Plaguicidas y más de 400 organizaciones más instauraron el 3 de diciembre como el Día Mundial del No Uso de Plaguicidas, en conmemoración a las víctimas de la tragedia de Bhopal y en pro de la implantación de sistemas agrícolas más sostenibles.
Basta de plaguicidas
En 1984 en la localidad india de Bhopal, el escape de un gas tóxico denominado metil isocianato que se empleaba en una planta de fabricación de plaguicidas, se cobró la vida de más de 16.000 y afectó a otro medio millón, de los cuales se estima que al menos 10000 más perecieron y 100.000 quedaron con secuelas permanentes de diversa índole.
A día de hoy los plaguicidas continúan siendo de uso cotidiano en casi todos los países del mundo y en Europa, España, Italia, Alemania y Francia, son las naciones que más productos químicos de este tipo emplean en sus cultivos, por lo que se considera que su producción agrícola es plaguicida-dependiente.
Europa no es buen ejemplo
Hasta hace poco, Francia ocupaba el triste primer lugar en el podio de los usuarios europeos de plaguicidas, con cerca de 100.000 toneladas de productos «fitosanitarios» aplicados cada año. Hoy en día, el consumo francés es superado por el de España, aunque el país galo sigue siendo el principal usuario de herbicidas.
Los registros de Francia y España se deben principalmente a que estos países son los principales productores agrícolas de Europa. Con una gran cantidad de tierras cultivables España, Francia e incluso Alemania lógicamente emplean más pesticidas que otros países con áreas agrícolas más pequeñas.
Un modelo agrícola dependiente
El tamaño de las superficies cultivadas no explica, por sí solo, la dependencia de la agricultura francesa, española y europea en general de los productos fitosanitarios. El uso intensivo de plaguicidas está íntimamente ligado al modelo de producción agrícola actual, apoyado por las autoridades políticas, estimulado por las empresas y aceptado por la sociedad de consumo.
La agricultura intensiva se basa en la mecanización del trabajo y la maximización de la productividad de la tierra y menos mano de obra, implica una mayor dependencia de las máquinas y de los productos asociados a su empleo. Además, fomenta los monocultivos que agotan los suelos, consumen enormes cantidades de recursos y dependen inherentemente del uso de fertilizantes sintéticos, insecticidas y herbicidas.
El alto consumo de proteínas animales también impulsa el uso de pesticidas en Europa Occidental, puesto que, por ejemplo, casi toda la producción de maíz (uno de los monocultivos más comunes) se emplea para fabricar diferentes tipos de alimentos para engordar animales.
España, Italia, Francia y Alemania, tienen una superficie agrícola muy grande y un clima lo suficientemente suave como para poder reducir su dependencia de los pesticidas, sin amenazar su producción general, sólo necesitan mejorar los métodos agrícolas y decantarse por la resiliencia y la agricultura ecológica, con lo que se reduciría drásticamente el consumo de plaguicidas, por parte de las cuatro principales potencias agrícolas de la Unión Europea.
¿Se acerca el fin del Glifosato?
Tan controvertido como tóxico, el producto herbicida estrella de Monsanto (hoy perteneciente a Bayer) ha causado estragos en la salud de las personas allá donde se aplicó, por lo que en la Unión Europea se le han ido acortando los plazos de subsistencia. La próxima votación será en 2022.
En 2017 el gobierno francés votó a favor de concederles un último permiso por 5 años, con el fin de que, quienes lo empleaban fueran reconvirtiéndose y abandonado su uso. Habrá que ver si llegado el momento, el resto de países miembros vota con coherencia y se prohíbe la aplicación del Glifosato en toda la UE de una vez por todas.