Corrientes oceánicas y cambio climático

12-04-2022
Medioambiente
ECOticias
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¿Qué es la circulación oceánica?

La circulación oceánica, es decir la manera en que se mueven las aguas, acontece tanto a nivel superficial como en las zonas más profundas de los océanos del planeta. Este movimiento tiene interconexiones importantes con las distintas capas de la atmósfera, aunque su mayor influencia es sobre la biosfera.

Estos movimientos, que acarrean enormes cantidades de agua de un lado al otro de la superficie de la Tierra, no son aleatorios ni azarosos, sino que se deben a la conjunción de dos fenómenos: el calentamiento diferencial (disimilitud de temperaturas entre el ecuador y los polos) y el llamado efecto Coriolis.

Este efecto Coriolis es responsable de mover las corrientes superficiales de la Tierra hacia una dirección determinada, en el hemisferio norte y hacia otra, en el sur. Los cuerpos de aire directamente en contacto con estas aguas en movimiento, también se ven arrastrados hacia diferentes regiones y por el camino recogen y esparcen humedad y nutrientes.

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Tampoco son azarosos los movimientos a niveles más profundos, dado que éstos se producen a causa de un un proceso denominado circulación termohalina, que es producto de la diferencia de densidad del agua, algo que depende tanto de la temperatura como de los niveles de salinidad (haline, en inglés es contenido de sal del agua).

¿Qué podría pasar?

Si el cambio climático agravase el calentamiento global y desaparecieran las capas de hielo polares, millones de toneladas de agua dulce se volcarían en los océanos y cambiaría radicalmente el pH de sus aguas, destruyendo el equilibrio de muchos ecosistemas marinos y provocando una enorme mortandad.

A su vez, el derretimiento de los hielos polares alteraría la densidad y temperatura de las aguas oceánicas, deteniendo la circulación más profunda de las corrientes, estratificando al océano y permitiendo que el calor latente de las zonas tropicales se expanda hacia los polos y extienda las zonas de influencia de las tormentas, huracanes y ciclones.

El exceso de gases de efecto invernadero (metano, CO2 y NOx) que se están acumulando en la atmósfera por causas antropogénicas, es responsable de devolver a la superficie unas cantidades excesivas de radiación solar, produciendo el calentamiento global que eleva la temperatura de la corteza terrestre y de las aguas superficiales…

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