Conferencia sobre los Océanos, ¿otro intento vano para evitar el colapso marino?
Bajo la sombra de una crisis oceánica global, líderes mundiales, científicos y activistas se reúnen en la III Conferencia de la ONU sobre los Océanos 2025 con la intención de acelerar la protección marina frente a amenazas como el cambio climático, la contaminación plástica y la sobreexplotación pesquera.
“La lucha por el océano está en el corazón de las batallas que hemos librado durante años. Por la biodiversidad, por el clima, por nuestro medio ambiente y por nuestra salud”, dijo el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en el acto de instalación. Instó otra vez a pasar “de las palabras a los hechos” en la protección de los océanos.

La deuda de los humanos con los mares es tan enorme como los océanos. Las diferencias para lograr acuerdos tan profundas como los fondos abisales. Intereses económicos y geopolíticos impiden los intentos de regular la “tierra de nadie y de todos» que son los océanos.
De los océanos depende la vida del planeta y su situación es crítica. Jefes de Estado y delegaciones oficiales, científicos y líderes de la industria participarán en diez mesas de negociaciones.
III Conferencia sobre los océanos

La III Conferencia de la ONU sobre los océanos copatrocinada por los gobiernos de Francia y Costa Rica, se reúne desde el 9 hasta el 13 de junio y representa otro esfuerzo significativos para la conservación y el uso sostenible de los recursos marinos.
Aunque los obstáculos (desde la lentitud en las ratificaciones hasta la brecha entre compromisos y realidad) persisten, con el Tratado de Alta Mar de 2023 como eje se pretende traducir promesas en acciones concretas. «Fue Es un avance jurídico sin precedentes», afirma Sylvie Goyet, oceanógrafa del Instituto Oceánico de Mónaco.
El Tratado de Alta Mar regula el 60% de los océanos y permitir la creación de áreas marinas protegidas en zonas antes sin gobernanza. Asimismo, decenas de países prohibieron prácticas destructivas, como el arrastre de fondo.
Todavía solo el 2,7% de los océanos está efectivamente protegido, muy lejos de la meta del 30% para 2030. Se espera que en Niza Chile y el Reino Unido anuncien ampliaciones de áreas marinas protegidas. «Sin recursos, las metas son papel mojado», advierte Marco Lambertini, ex director de WWF Internacional.
Dura realidad
“Los océanos son el Salvaje Oeste del siglo XXI, los países pescan en cualquier lugar sin ningún tipo de regulación. Eso debe cambiar inmediatamente. Las aguas internacionales pertenecen a todos y a nadie prácticamente al mismo tiempo. Necesitamos establecer reglas”, dijo Mauro Randone, gerente de proyectos regionales de la Iniciativa Marina Mediterránea del Fondo Mundial para la Naturaleza.
Como es común en estos eventos internacionales, los discursos no coinciden con las acciones. Francia, país anfitrión, declara proteger el 30% de sus aguas, pero solo el 0,03% tiene restricciones estrictas «Las áreas ‘protegidas’ a menudo permiten minería o pesca industrial. Es una farsa», denuncia Rodrigo Catalán, de Greenpeace.
El oceanógrafo español Enric Sala, fundador del proyecto de reservas marinas Pristine Seas de National Geographic, manifestó que el gobierno declara estas áreas como protegidas, pero esto es mentira. “Son parques de papel”, asentó
Un reciente informe del Fondo Mundial para la Naturaleza encontró que del 11% del área marina de Europa que está designada para protección solo el 2% tienen planes de gestión en marcha.
Limbo político
El Tratado de Alta Mar de 2023 naufraga en un limbo político. Lo han ratificado 32 países, pero se requiere un mínimo de 60. La mayoría de las grandes naciones oceánicas no lo han firmado, incluidoas potencias como Estados Unidos y China. Además de las 60 ratificaciones, se requieren 175.000 millones de dólares anuales para alcanzar las metas de 2030. Los fondos actuales no cubren ni el 20%.
Los optimistas esperan que la conferencia genere suficiente impulso para cruzar el umbral y realizar la primera Conferencia Oficial de las Partes de los Océanos. Pero a cada paso hay un obstáculo, sea por conflictos geopolíticos, pesca ilegal o explotación de recursos en aguas disputadas (el Ártico por ejemplo).
“Dos tercios del océano son áreas más allá de la jurisdicción nacional. No podemos proteger el 30% del océano si no se incluyen las aguas internacionales”, dijo Minna Epps, directora de política oceánica global de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Mientras, la situación es acuciante. “No puede haber un planeta saludable sin un océano saludable. Es un asunto urgente para todos nosotros”, dijo Peter Thomson, enviado especial de la ONU para el océano.
Termómetro del desastre
Los océanos afrontan una tormenta perfecta de amenazas interconectadas: temperaturas récord, acidificación acelerada, desoxigenación creciente y una marea de contaminación que asfixia los ecosistemas.
En 2024, la temperatura superficial del mar alcanzó un preocupante récord de 21, 07 °C, un incremento de 0,51 °C sobre el promedio histórico. Los científicos registraron 15 meses consecutivos de temperaturas sin precedentes.
«Estamos presenciando una alteración dramática de los sistemas oceánicos», advierte la UNESCO en su State of the Ocean Report 2024. La corriente del golfo de México, un gigantesco «transportador» de calor que regula el clima en Europa y América del Norte, se ha debilitado un 15% desde mediados del siglo XX. Y lo peor, se está reduciendo el intercambio de nutrientes vitales para el fitoplancton.
Asesinos silenciosos
Cerca del 30% del CO₂ emitido por la humanidad lo han absorbido los océanos y es la causa de una acidificación sin precedentes. Cayó el pH del agua y amenaza a corales, moluscos y plancton. En el Mediterráneo, las zonas de mínimo oxígeno se expanden y generan floraciones algales tóxicas que ponen en riesgo especies como el atún rojo. Los arrecifes de coral podrían desaparecer en un 70-90% para 2100.
En 2021, los océanos alojaban 17 millones de toneladas de plástico, con proyecciones de que se triplicará para 2040. El Báltico tiene una zona muerta de 70.000 km² debido a fertilizantes y aguas residuales. El ruido submarino, proveniente de barcos y exploración petrolera, desorienta a ballenas y delfines que dependen del sonar para sobrevivir.

Entre la crisis y la esperanza
La OCDE estima que la degradación oceánica, con impacto directo en pesca, turismo y protección costera, costará 428 billones de dólares anuales para 2050. Y el talón de Aquiles sigue siendo el financiamiento.
El ODS 14 (vida submarina) recibe solo el 0,01% de la ayuda internacional para el desarrollo. Leticia Carvalho, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, no se insistir en que «invertir en el océano es invertir en nuestra propia supervivencia».
De la soberanía nacional a la gobernanza global
El Tratado Global de los Océanos avanza a paso lento, sigue entrampado en disputas geopolíticas e intereses económicos sin poder conciliar la soberanía estatal con la protección del patrimonio ecológico.
Niza 2025: Momento de la verdad
Los océanos necesitan políticas urgentes basadas en ciencia sólida, financiación adecuada y cooperación transfronteriza para la expansión de áreas marinas protegidas, la transición hacia una economía azul circular y la descarbonización del transporte marítimo.
La III Cumbre de los Océanos enfrenta desafíos monumentales que dividen a la comunidad internacional. No obstante, en un mundo fracturado por intereses nacionales y económicos, la verdadera prueba comenzará cuando las promesas firmadas en papel enfrenten la realidad de la implementación.
El tiempo se agota tan rápido como el hielo ártico. “No hay plan B, porque no hay planeta B”, advierte el enviado de la ONU, Peter Thomson. P
Arvid Pardo, el padre de la Conferencia sobre el Derecho del Mar, advertía que el océano no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”. Hoy, ese préstamo está al borde del impago. Niza 2025 puede ser el punto de inflexión o el epitafio de un ecosistema que sustenta la vida en la Tierra.