China mejoró la calidad del aire, pero sufre consecuencias de incendios en otros países

08-09-2025
Medioambiente
Noticias Ambientales, Argentina
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Un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) expone la estrecha relación entre calidad del aire y cambio climático. El documento destaca logros importantes en la reducción de emisiones, pero también alerta sobre los efectos devastadores de los incendios forestales en varias regiones del planeta.

En el este de China, las políticas de control de emisiones generaron una disminución notable del material particulado fino (PM 2.5), un contaminante peligroso para la salud. Se trata de una mejora que confirma que las acciones sostenidas logran resultados medibles en la atmósfera.

El panorama es muy distinto en otras zonas del mundo, donde las temporadas de incendios forestales provocaron un aumento abrupto de partículas contaminantes. Regiones como la Amazonía, Canadá y Siberia registraron niveles de PM 2.5 muy por encima de lo habitual.

Los incendios de gran magnitud, cada vez más frecuentes por el cambio climático, actúan como un motor de contaminación transfronteriza. El humo viaja largas distancias y afecta la calidad del aire de ciudades lejanas, con impactos inmediatos en la salud pública.

A pesar de los avances en la calidad del aire, China es afectada por los incendios forestales de otros países. Foto: ONU.
A pesar de los avances en la calidad del aire, China es afectada por los incendios forestales de otros países. Foto: ONU.

Consecuencias transfronterizas de los incendios forestales

La Amazonía vivió una temporada crítica en agosto de 2024. Las emisiones derivadas de los incendios afectaron la calidad del aire en urbes como Santiago de Chile, Quito y São Paulo. El fenómeno confirma que la contaminación no conoce fronteras y puede degradar ecosistemas y ambientes urbanos a miles de kilómetros.

Europa también experimentó este problema. La Península Ibérica atravesó en 2025 su temporada de incendios más intensa en dos décadas. Más del 1% de su superficie quedó afectada y el humo alcanzó a países vecinos, generando nubes contaminantes que se desplazaron hasta Europa Occidental.

Este escenario deja en evidencia que la crisis climática intensifica los incendios y, con ello, la degradación del aire. El resultado es un círculo vicioso: más emisiones, más calentamiento y más riesgo de eventos extremos.

Frente a este panorama, la OMM recuerda que la calidad del aire y el clima deben abordarse de manera conjunta. Comparten fuentes de contaminación, y las políticas ambientales deben considerar ambas dimensiones para ser realmente efectivas.

La contaminación atmosférica: un enemigo silencioso

La contaminación del aire se consolidó como el segundo factor de riesgo de muerte en el mundo. Según estudios recientes, fue responsable de más de 8 millones de muertes en 2021, superando cifras de años anteriores. Las enfermedades respiratorias y cardiovasculares son las principales consecuencias de esta exposición crónica.

Uno de los mayores desafíos es que muchos países carecen de sistemas de monitoreo confiables para medir la calidad del aire. Sin datos precisos, resulta complejo diseñar políticas públicas efectivas y aplicar medidas de prevención. Esta situación golpea con mayor fuerza a los países en desarrollo, donde los incendios y las emisiones industriales suelen estar menos regulados.

A pesar de las dificultades, existen ejemplos alentadores. China demostró que las acciones sostenidas, como el control estricto de emisiones industriales, generan mejoras significativas en poco tiempo. Sin embargo, los expertos insisten en que se requiere un esfuerzo global, ya que la contaminación no respeta fronteras.

A pesar de los avances en la calidad del aire, China es afectada por los incendios forestales de otros países. Foto: CGTN en Español.
A pesar de los avances en la calidad del aire, China es afectada por los incendios forestales de otros países. Foto: CGTN en Español.

Implicaciones para el futuro

La contaminación atmosférica no solo amenaza la salud humana, sino también la estabilidad climática y la biodiversidad. Los incendios forestales, intensificados por olas de calor y sequías prolongadas, liberan grandes cantidades de carbono a la atmósfera, agravando el cambio climático.

La experiencia reciente evidencia que mejorar la calidad del aire requiere integrar medidas de mitigación, prevención de incendios y transición hacia energías limpias. Solo así será posible reducir el impacto de los contaminantes en el ambiente y proteger a las poblaciones más vulnerables.

La lucha contra la contaminación del aire debe entenderse como una inversión en salud, bienestar y sostenibilidad. Cada decisión política, desde el transporte hasta la gestión forestal, influye en el aire que respiramos. Y es precisamente allí donde se juega gran parte del futuro del planeta.