Cambio Climático, ¿vamos a peor?
Un panorama desolador
Actualmente, el mundo no está en camino de limitar el calentamiento global a 2ºC (y muchísimo menos a 1,5°C) digan lo que digan y prometan lo que prometan gobiernos, cumbres y demás. De hecho, al ritmo que vamos las temperaturas podrían aumentar en más de 3°C para 2100.
La temperatura global alcanzó cotas inimaginables en 2016 y en 2020, de hecho, ese año, no solo la pandemia golpeó al mundo entero, sino que se registró una subida promedio de 1,25ºC por encima de la media, que es la que tenía la Tierra antes de la Revolución Industrial (1850-1900).
Esa cifra ya está a tan solo 0.25ºC de la que se pautó en el Acuerdo de París, como límite para el aumento de la temperatura global, con el fin de prevenir, minimizar, mitigar o evitar algunos de los impactos más dañinos, de un cambio climático que los seres humanos han provocado y que no parece que quieran detener.
El problema es que los países acuerdan ciertos objetivos globales, pero en cuanto se suman los esfuerzos reales a los que se compromete cada uno las cifras no concuerdan, es más, ni siquiera se acercan a las metas que publican y publicitan. Si todas las naciones cumplen al pie de la letra lo que prometieron en la COP26, el calentamiento global para fin de siglo superará con creces los 3ºC, comparados con los niveles preindustriales.
Diferentes calentamientos
No importa cuánto se dispare la temperatura global en el mundo, los problemas que este hecho acarree no serán iguales para todos. Los modelos climáticos sugieren que el Ártico, gran parte de Sudamérica y Centroamérica y la cuenca del Mediterráneo sufrirán un calentamiento mayor que el promedio mundial.
Además, para la mayoría de las personas las estadísticas sobre las temperaturas medias globales y los puntos regionales que más sufrirán el calentamiento son conceptos abstractos, que no afectarían sus vidas y a los que solo perciben como datos útiles para los científicos y quizá, para los políticos.
Para peor, cuando se habla de los resultados de los modelos climáticos no se suele especificar cuál será la proyección real de esas cifras y en qué afectará a las personas, es decir cómo las olas de calor intensas que estarán asociadas al cambio climático, pueden cambiar su salud, estilo de vida, su alimentación, su productividad y hasta su manera de disfrutar en ocio.
Y la realidad es que, según como se preparen las ciudades y sus habitantes, podrán ser eficientes o no ante los resultados de dichas olas de calor, que pueden provocar eventos climáticos extremos en lugares que jamás los hayan sufrido tifones, huracanes, inundaciones, incendios, riadas, sequías y mucho más.
Y en cada ciudad, cada pueblo y cada aldea de cada una de las naciones del mundo, el proceso de preparación dependerá de infinidad de factores que van mucho más allá de la simple necesidad económica. Hay lugares que ningún dinero salvaría de ser tragados por la subida del nivel del mar y cuya desaparición es prácticamente irreversible.
Por otra parte, el cemento y hormigón de los centros urbanos más grandes tenderán a estar más calientes que las zonas rurales o cercanas a bosques o zonas ajardinadas o arboladas, por lo que la percepción del cambio climático también dependerá del sitio donde se halla cada persona.