Aplazamiento de la Ley de plásticos desechables: victoria para cadenas de comida rápida; derrota para el medioambiente
Desde la aprobación en 2021 de la ley que restringe el uso de plásticos de un solo uso en Chile, se dispuso que a partir del 13 de agosto de 2024 estaría prohibido utilizar envases desechables en todos los locales de comida del país.
Sin embargo, el 8 de agosto, el Congreso y el Gobierno, aplazaron la Ley de plásticos de un solo uso y desechables, permitiendo con ello a las cadenas de comida rápida continuar utilizando envases desechables hasta 2026.
Con este suceso, la polémica fue servida, generando fuertes cuestionamientos en Chile, y con justa razón. Este aplazamiento, presentado como una medida para dar tiempo a las empresas a adaptarse, plantea serias dudas sobre el compromiso real del país con la protección del medio ambiente.
En un contexto global donde la lucha contra la contaminación por plásticos avanza a pasos agigantados, Chile parece retroceder.
Si bien se reconoce la necesidad de tiempo para la transición, extender el uso de estos envases hasta 2026 parece más una concesión a las grandes corporaciones que una decisión orientada al bienestar ambiental.
¿Estamos una vez más priorizando los intereses económicos sobre la urgencia de proteger nuestro planeta?, la respuesta es sí.
Además, lo recientemente ocurrido, da pie a cuestionar si las autoridades están siendo lo suficientemente firmes en la implementación de políticas que realmente frenen el uso de plásticos de un solo uso. Si no actuamos ahora, no es absurdo pensar que estamos dispuestos a pagar el precio, pero ¿cuán alto será ese precio en el futuro?
La prórroga de esta ley no solo prolonga un problema que podría haberse comenzado a resolver en los próximos días, sino que también envía un mensaje preocupante: la sostenibilidad puede esperar. Y mientras tanto, seguirá siendo un concepto manoseado y publicitario.
En este escenario, los ciudadanos también tenemos un papel crucial. Es el momento de exigir políticas más contundentes y de asumir nuestra responsabilidad en la reducción de residuos.
Si no lo hacemos, imaginemos el futuro que heredarán las próximas generaciones, un futuro saturado de plástico y desperdicios que nunca debieron existir en primera instancia; y que si las autoridades no toman el peso al problema, tendremos que asumir un rol preponderante en la búsqueda de soluciones desde la sociedad civil.
Este es un golpe bajo al compromiso por abordar la crisis climática, y al mismo tiempo, es una llamada de atención para todos. Necesitamos una política coherente y comprometida que ponga al medio ambiente en el centro, antes de que sea demasiado tarde.
Revisa el video denuncia de Oceana Chile