¡Alerta! Deterioro del ecosistemas de manglares en el país
Compilación de Olga Suriel
Este 26 de julio se celebra el Día Internacional de la Defensa de Manglares. A nivel mundial, los manglares ocupan una superficie de 16,500,000 hectáreas. América Latina y el Caribe poseen el 35% del área total de manglares mundiales. En República Dominicana, sólo Montecristi posee un 80% de manglar.
Estos ecosistemas son importantes, alojan gran cantidad de organismos terrestres y marinos, purifica las aguas cloacales trasportadas por los afluentes y disminuye el cambio climático mediante la oxidación o reducción del óxido nitroso, desempeñando una función primordial en la protección de las costas contra la erosión eólica y del oleaje.
“Actualmente pese a los esfuerzos de organizaciones sin fines de lucro, autoridades, ecologistas e iniciativas privadas por preservar los manglares, la realidad es que cada vez hay menos”, advierte Rosa Lamelas, directora del Centro para la Conservación y Ecodesarrollo de la Bahía de Samaná y su Entorno (Cebse). A pesar de las diferentes campañas de educación llevadas a cabo por diferentes ONG en todo el país, la valoración de los bosques de manglar por parte de la sociedad civil no ha sido suficiente para lograr un empoderamiento real en la conservación y defensa de los bosques de manglar a nivel nacional. Cada año se pierde una cantidad considerable de bosques de manglar, ya que para el 1970 República Dominicana había perdido un 40% de los manglares.
Ejemplo de esto es la costa norte de Samaná (Las Terrenas-El Limón), donde actualmente se encuentra el segundo bosque de manglar más extenso de la provincia, pero a pesar de su gran extensión, los manglares se ven afectados por el desarrollo inmobiliario. Lo que antes eran humedales y manglar, ahora son villas de alquiler para vacaciones. Por lo que podemos decir que tanto el desarrollo inmobiliario, la ganadería, el cultivo de arroz, puertos y marinas, la extracción de mangles para madera y carbón, también como la sobreexplotación de especies asociadas (peces, cangrejos, ostiones, aves, etc.) son los peligros principales concretos que acechan a los bosques de manglares dominicanos.
Los manglares son ecosistemas clave para el cambio climático dado su gran potencial de captura de carbono, expresa la ecóloga, Andrea Thomen, del grupo Jaragua. Si bien no representan una cobertura global extensa, la cantidad de carbono capturada por hectárea supera la mayoría de los bosques que conocemos; entre otras cosas, debido al elevado potencial de captura de sus suelos y su alta productividad.
Además, que los manglares sirven de refugio para muchas especies marinas y costeras, son criaderos vivos de aguas tranquilas donde los peces pequeños se refugian contra depredadores, sirven también como anidamiento y dormidero de aves, para especies del arrecife de coral y para otras que habitan a kilómetros de distancia. Cangrejos, almejas, ostras y jicoteas usan todo este ecosistema como hábitat y fuente de alimento.
En República Dominicana más de 55 zonas en los que los cuatro mayores parches están ubicados en la costa de Montecristi, en Samaná y Hato Mayor (Los Haitises), en La Altagracia (Parque Nacional Cotubanamá) y en Pedernales (Parque Nacional Jaragua). Para proteger este invaluable recurso, crear una guía de patrimonio vegetal: plantas y árboles nativos para las aves y las personas del Caribe, de la organización de conservación sin fines de lucro Birds Caribbean, destaca que “los manglares son especialmente importantes para la restauración de humedales y hábitats costeros”.
Como también concientizar y educar a la población de la importancia de preservar los ecosistemas de los mangles, como lo está haciendo en su campaña educativa la organización sin fines de lucro ManglarEs, cuya misión es “aumentar el conocimiento, apreciación y valoración hacia los manglares a nivel nacional, en virtud de los servicios que aportan para el desarrollo, la adaptación y mitigación ante el cambio climático”.
La campaña está dirigidas a usuarios directos e indirectos del manglar y sus recursos, niños y jóvenes tanto de zonas rurales como urbanas y tomadores de decisiones de instituciones y organizaciones vinculadas a la gestión de los manglares. Ya que ven la importancia de los manglares para la disminución del cambio climático y preservación de las especies.