Las residencias escolares indígenas fueron creadas en 1890 en Canadá con el propósito de «inocular cristianismo-civilización» a las ‘primeras naciones» (como se les llama en ese país a los pueblos originarios). Unas 139 instituciones llegaron a integrar lo que se conoció como el «Sistema Escolar de Residencias Indígenas» hasta su cierre en 1978.

La administración fue confiada a sacerdotes y monjas de la Iglesia Católica.

Familias indígenas fueron «convencidas» de entregar a sus hijos con la perspectiva de un futuro mejor, educación e inclusión en la sociedad «blanca y civilizada». Se estima que unos 150,000 niños fueron llevados a estas residencias. Allí, tan pronto llegaban, se les bañaba, desinfectaba y cortaba el pelo, prohibía hablar entre ellos en sus idiomas y mantener prácticas culturales propias de su origen. Igualmente, debían renunciar a volver a ver y reunirse con su familia. Limpieza física y vaciado identitario iniciales para su conversión en cristianos civilizados.

¿Qué sucedió?

De inmediato se produjeron tensiones originadas por la naturaleza de un plan político carente de amor y respeto a la dignidad de estas «primeras naciones», regenteado por ignorantes fanáticos religiosos, que se saldaron con la muerte – estiman las organizaciones indígenas- de unos 4,000 niños, víctimas, según sobrevivientes, de torturas físicas como golpes, hipotermia, desnutrición, violencia sicológica, entre otros abusos «pedagógicos».

En las últimas 5 semanas se han descubierto 1,100 tumbas en varias residencias escolares. En otras muchas, la búsqueda ha iniciado.

Aunque desde hace muchos años se sabía de estos crímenes, hace sólo unos pocos meses que el pueblo canadiense y el mundo pudo conocer de este «oscuro y vergonzoso capítulo de la historia de nuestro país», como lo ha llamado el actual primer ministro canadiense. Justin Trudeau fue más lejos: calificó posteriormente de «genocidio» lo ocurrido y reclamó al papa Francisco a ofrecer sus disculpas, perdón que aún no ha pedido a las comunidades indígenas.

La ira es grande y creciente. El desconcierto y vergüenza de los canadienses con las prácticas de sus gobernantes y élite religiosa en el pasado, sacude a ese país.

Cinco iglesias católicas han sido quemadas hasta el día de hoy en lugares próximos a las comunidades indígenas.

Fuentes:
La Sexta, España, France24, Francia, Reuters, Reino Unido, EFE, España, Associated Press, EE.UU., BBC, Reino Unido, The Conversation, EE.UU.