Brasil: el voto evangélico en la recta final
“Oh padre que la democracia sea garantizada señor, en nombre de Jesús”, dice la pastora Flávia Sá, que se presenta como “mujer negra cis, en lucha contra el machismo, el racismo, la lgbt-fobia, la xenofobia”.
Está de pie frente a una mesita blanca de plástico en una cancha deportiva convertida en templo para la “vigilia evangélica por la democracia”, en el barrio de Jardim Comercial, una favela de San Pablo. Se ven personas de todas las edades, colores, expectativas por la llegada de Marina Silva, exministra de Medio Ambiente, evangelista, que apoya a Lula da Silva.
En la actividad se entregan diferentes materiales, como un folleto que explica “cómo dialogar con indecisos evangélicos en estas elecciones”, stickers con “mi fe en Cristo mi voto en Lula”, o un volante del Frente de Evangélicos por el Estado de Derecho que afirma que “el voto evangélico no será manipulado”, buscan “elecciones libres, como enseñaron los apóstoles”, y que “como Dios queremos erradicar la pobreza”. Suena también rap evangélico, muchos “amén”, manos levantadas, discursos sobre los pobres que se defiende y citas del evangelio para explicar por quién votar.
“Estamos pasando por un período electoral muy preocupante para la democracia y se están usando discursos religiosos para eso, como religiosos respondemos a ese discurso a través del amor, de la vigilia por la democracia con nuestros corazones, nuestras oraciones, para que haya un cambio, haya un movimiento espiritual contra el racismo, la intolerancia, el autoritarismo”, explica Livia Carvalho, obispa de la Iglesia Antigua de las Américas, pastora pentecostal de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Jesús Cristo, y teóloga feminista.
La defensa de la democracia significa votar a Lula “porque la otra opción es la muerte, en el sentido de que Bolsonaro genera muerte, su discurso genera muerte, una inestabilidad en la democracia del país” dice Carvalho. En el acto se cuestiona al presidente, a los evangélicos que lo defienden, “no sé qué mensaje están trayendo, qué tipo de evangelio están comunicando”, afirma por ejemplo el pastor Rafah Moreira, joven también.
El factor evangélico
El promedio de encuestas muestran 4,6 puntos de diferencia entre Lula y Bolsonaro, siendo la de Datafolha la más ajustada, con 4 puntos solamente entre ambos. Nadie tiene duda en Brasil que la elección del domingo 30 será reñida, y si bien los números son favorables a Lula, el suspenso seguramente se mantendrá hasta el final con la consecuente tensión. “Oh padre garantiza todas las garantías de las urnas electrónicas, que ningún enemigo señor venga a decir que no funcionan porque funcionan padre”, dijo la pastora Sá, por ejemplo, en referencia a la amenaza latente por parte del bolsonarismo.
El peso del voto evangélico resulta central en esa disputa de mayorías electorales. Lula publicó durante la semana su “carta de compromiso” al “pueblo evangélico”. “Todo el mundo sabe que nunca hubo ningún riesgo para el funcionamiento de las Iglesias mientras yo era presidente. ¡Por el contrario! Con la prosperidad que ayudamos a construir, fue en nuestro Gobierno donde más crecieron las iglesias, principalmente las evangélicas”, escribió el ex presidente.
El crecimiento de las iglesias evangélicas se mantuvo luego de sus gobiernos. Según datos oficiales de la prefectura de San Pablo existió un crecimiento de 34% de templos entre 2011 y 2021, pasando de 1.633 a 2.186. La expansión ocurrió en particular en las zonas periféricas, en una multiplicación de templos desde grandes a pequeños, como en casas o en la cancha de la favela de Jardim Comercial. “La mayoría evangélica en nuestro país es de la periferia, es mujer negra, de iglesia pentecostal”, explica Carvalho, que se dedica al trabajo de “pastoreo” en las periferias.
De cerca de 32% de la población evangélica la mayoría inclina su voto por Bolsonaro. Según un análisis sobre intención de voto por religiones en base a la recopilación de encuestas, Bolsonaro tendría 60.6% entre los evangélicos contra 31.1% de Lula. Esa mayoría a favor del presidente se explica para Carvalho por dos razones: “una son los valores morales, la iglesia cristiana durante siglos terminó haciendo que sean valores morales que reprimen y excluyen, lo que no es el cristianismo, el cristianismo no reprime ni excluye, pero fue confundido por el fundamentalismo que viene del siglo XIX y surgió en Estados Unidos”.
La otra razón reside en que “las informaciones que llegan la mayoría son fake news a favor del gobierno de Bolsonaro, creen en esos mensajes y no tienen acceso a otros mensajes”, dice la pastora.
Disminuir las fake news
Una de las noticias falsas más difundidas es que Lula cerrará templos en caso de ganar. La carta publicada a los evangélicos seguida de un encuentro con pastores tuvo entre sus objetivos el de desmentir la desinformación circulante. La cantidad de fake news sobre diferentes temas llegó en efecto a niveles muy elevados como parte de la estrategia del bolsonarismo, ante lo cual el Tribunal Superior Electoral (TSE) tomó dos resoluciones en los últimos días.
Por un lado, decidió que Lula tenga derecho a 116 derechos de réplica de 30 segundos cada una en las piezas publicitarias de Bolsonaro en radio y televisión, reconociendo así que fueron difundidos “hechos sabidamente falsos”. Por otro lado, el TSE podrá obligar a que las noticias falsas sean retiradas de sitios y redes por parte de emisores o repetidores en un plazo máximo de 2 horas -1 hora en los dos días finales de campaña- so pena de multas que podrían ir hasta 28.000 dólares.
Resta por ver cuánto impactará la decisión en una campaña disputada en las calles con mayor fuerza de Lula, y las redes donde Bolsonaro tiene gran manejo y apoyos, como, por ejemplo, el de Neymar, con quien realizó un vivo el sábado en la noche. Noticias falsas, rol del voto evangélico, serán algunos de los factores que influyan en una elección para la cual ya 18 de las 27 ciudades capitales anunciaron transporte público gratuito el día de la contienda, lo cual podría favorecer la participación en el marco de una tendencia donde la abstención aumenta entre la primera y la segunda vuelta.