Mortalidad infantil aumenta 12.9% en Texas desde que se prohibió el aborto
La prohibición del aborto en Texas, implementada casi un año antes de la derogación de la doctrina Roe contra Wade por parte del Tribunal Supremo de EEUU, ya ha tenido algunas repercusiones significativas y preocupantes, según un reciente estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics.
Esta ley prohíbe la interrupción del embarazo tan pronto se detecte un latido del corazón fetal, aproximadamente a las cinco o seis semanas de gestación, sin excepciones por anomalías congénitas.
Un modelo de políticas restrictivas que podría estar teniendo efectos perjudiciales no solo para las personas embarazadas, sino también para los recién nacidos y los infantes.
El análisis, llevado a cabo a partir de una investigación exhaustiva de las estadísticas de mortalidad infantil entre 2018 y 2022, revela que las muertes infantiles en Texas aumentaron de 1.985 en 2021 a 2,240 en 2022, lo que representa un incremento del 12,9%. El resto del país, en cambio, experimentó un aumento mucho menor del 1,8% en el mismo período.
Las muertes neonatales (bebés menores de 28 días) también mostraron patrones llamativos, con incrementos significativos en abril y octubre de 2022.
De particular preocupación es el aumento del 22,9% en las muertes infantiles atribuibles a anomalías congénitas en Texas, mientras que en el resto del país estas muertes disminuyeron un 3,1%.
La importancia de este estudio radica en su capacidad para poner de manifiesto las consecuencias no intencionadas de las políticas restrictivas sobre el aborto.
Si bien la intención de tales leyes es supuestamente «proteger la vida» desde la concepción, los datos sugieren que pueden causar un incremento en la mortalidad infantil, con impactos traumáticos para las familias y mayores costes médicos.