Replicando a Ken Robinson (otro mejor docente del mundo que no daba clases)

30-11-2020
Educación
Diario de un interino
Compartir:
Compartir:

El blog «Diario de un interino» refutó algunos argumentos del profesor de educación artística, Ken Robinson, que se han hecho muy famosos, pero que a juicio de «Malongo», seudónimo del autor, son incorrectos.

A continuación, compartimos el artículo con nuestros lectores y lectoras:

«Me llama poderosamente la atención que la mayoría de mejores docentes del mundo son personas que hace mucho tiempo abandonaron las aulas o que, directamente, jamás las pisaron.

Si alguien es el mejor pianista del mundo, no deja de tocar el piano, porque lo que le hace ser el mejor pianista del mundo es tocar el piano.

En educación, elevamos altares a la gloria de personas que no pisan un aula más que para hacerse fotos, o salen corriendo de ella a la mínima oportunidad, como por ejemplo el famosísimo César Bona, que lleva años sin dar clase y le siguen tildando de mejor profesor.

Creo que, detrás de todos estos mejores profesores, hay campañas de mercadotecnia muy bien orquestadas y planificadas, cuyos objetivos no son mejorar la educación, pues ignoran con demasiada frecuencia las evidencias científicas, sino mejorar las cuentas corrientes de esas personas y otras muchas más.

Ken Robinson fue profesor de educación artística, así que es normal que pensara que la imaginación y la creatividad son importantes. Lo que no se puede es hilvanar una teoría con poca sustentación científica, basada en transferir lo que a ti te ha funcionado en una asignatura en particular a todas las demás.

Obviamente, si estás dando una asignatura llamada educación artística, la creatividad es importante, pero esto no significa que la creatividad sea el pilar sobre el que construir la excelencia en cualquier disciplina, ni siquiera en aquellas relacionadas con el arte en las que se pone de manifiesto que las personas más talentosas, no lo eran solo por su gran creatividad, sino por su inmensa capacidad de trabajo, que rayaba lo obsesivo.

Picasso, Dalí, Gaudí, Miguel Ángel, Leonardo daVinci… No llegaron donde llegaron por ser solo muy creativos, sino por ser unas bestias pardas del trabajo, obsesionadas con hacer, saber e investigar, no dependientes únicamente de que la musa les hablara al oído.

Picasso lo explicaba muy bien y resumía todo esto en una sola oración: la inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando. Es decir, lo primero es el esfuerzo, no la creatividad.

Ken Robinson decía muchas cosas que a mí no me parecen correctas, voy a contestar algunas sentencias que pronunció y se han hecho muy famosas porque, además de que me parecen incorrectas, no me gustan nada las falacias de autoridad y creo que todo debe ser debatido y puede ser rebatido. Voy a ello.

La imaginación es la fuente de todo logro humano. La fuente de todo logro humano es el trabajo, la cooperación y la transmisión del conocimiento. Sí, el conocimiento, eso tan despreciado ahora porque se ve que está en Internet, lo cual es mentira porque en Internet hay información y mucha ni siquiera es veraz, no conocimiento. Si el señor que imaginó el motor de explosión no hubiera tenido antes a otro señor que había imaginado la rueda, a otro señor que había imaginado la fundición de metales, a otro que había imaginado la transmisión de la fuerza mediante engranajes… No habría podido ni siquiera imaginar el motor de explosión. La imaginación, sin conocimientos, no sirve absolutamente de nada.

Si no estás preparado para equivocarte, nunca llegarás a nada original. Nunca llegarás a nada, ni original, ni no original. Pero es que la mayoría de personas no vamos a llegar a nada original. Todos no podemos tener ideas originales pues, después de cientos de miles de años como seres humanos y con más de 7.000 millones de habitantes sobre la faz de la tierra, casi todo está inventado y no quedan 7.000 millones de cosas por inventar y, además, no todo el mundo tiene el talento o la capacidad para inventar una cosa nueva que sirva para algo.

Las escuelas se parecen a las fábricas. Eso quien lo dice jamás ha estado en una fábrica, lugar al que iban, hace no tantos años y siguen yendo en algunos países, precisamente los niños que no pueden ir a la escuela. Las fábricas están llenas de personas que no han recibido una educación superior, no al revés. Y son las personas que han recibo una educación superior, las que más años han pasado en escuelas, las que se dedican a cosas que no tienen nada que ver con hacer todo el rato lo mismo sin tener que pensar. La peor escuela sigue siendo mejor que no tener escuela y el único antídoto para no dedicarte a trabajos manuales desde edades bien tempranas.

Los niños de ahora harán trabajos que no están inventados. La gran frase de todos los gurús para decir “no tengo ni idea de lo que viene después y eso lo uso para venderte hacer cosas diferentes que te preparen para algo que nadie sabe lo que es”. Aunque los trabajos sean totalmente diferentes, siempre necesitarán de personas con conocimientos y capacidad de trabajo, así como de resistencia a la frustración, que es que cuando algo te sale mal, vuelves a intentarlo hasta que te sale bien. El conocimiento y la resiliencia son mucho más importante que la creatividad, sea cual sea el trabajo al que uno aspira. Si no sabes, si no eres constante, si no superas los errores, poco vas a crear. O nada.

La creatividad es tan importante en educación como la alfabetización, y por eso debemos tratarla con la misma importancia. La creatividad se puede desarrollar sin intervención de nadie. Nadie enseñó a Tesla, Van Gogh o Goya a ser creativos y ahí está su legado. Ni a Tolkien, Cervantes o Shakespeare. Pero sí que les enseñaron a leer, que es algo que no se adquiere de manera natural. Si enseñas creatividad nadie aprende por su cuenta a leer y escribir; pero las personas pueden ser creativas aunque no les enseñes, cosa que por cierto está por demostrar, que a ser creativo se aprende.

La gente produce lo mejor, cuando hace cosas que ama, cuando está en «su elemento». Yo y cualquier personas producimos mejor cuando tengo un buen horario, vacaciones, no salgo agotado del trabajo y me pagan un buen salario. Si amo lo que hago pero mi jornada laboral son 12 horas al día y no tengo fuerzas para nada más, mi vida se reducirá a mi trabajo y estaré extenuado. Seguramente un médico ama su trabajo, pero una guardia de 24 horas no le hace estar en las mejores condiciones para hacerlo lo mejor que puede y sabe. Lo que hace que produzcas más y mejor es tener una buenas condiciones laborales, no el amor a la medicina, o la fontanería.

Como veis, tener premios y ser reconocido no garantiza que una personas no diga tonterías y que además suelte afirmaciones sin pruebas o evidencias científicas que sustenten sus argumentos.

También decía cosas con mucho sentido común, pero eso no convierte a todo lo que dice en las leyes de Yahvé escritas en piedra.

Descanse en paz, por cierto, pero que su legado sea criticable y no un dogma que cree una religión».