Más pobreza para los pobres
La producción mundial se ha más que duplicado entre 1990 y 2021, pasando de 36 a 87 billones de dólares (en dólares constantes), pero este crecimiento no se ha distribuido uniformemente, lo que ha hecho que la mayoría de los países de renta baja hayan experimentado una situación de ulterior rezago.
Muchas de las economías más pobres del planeta han crecido muy escasamente desde la década de 1960. A medida que la mayoría de los países en vías de desarrollo progresaban, las diferencias de renta existentes entre las naciones también disminuían.
El actual estancamiento económico afecta negativamente a la mayoría de los países y a la mayoría de la población mundial, especialmente a los países en vías de desarrollo, que dependen de la demanda y los precios de las materias primas.
Sin embargo, mientras gran parte del mundo ha crecido, la mayoría de los países de renta baja ha constatado como aumentaba la distancia que los separa tanto de los países desarrollados como de los países de renta media en vías de desarrollo, provocando la intensificación de la mencionada situación rezago respecto a esta tendencia.
Cientos de millones de personas están atrapadas en una situación de pobreza extrema y la renta per cápita de muchos países poscoloniales apenas ha variado. Un documento del Banco Mundial de diciembre de 2023 sostiene que los pobres se hallan en una situación especialmente complicada.
Muchas naciones pobres no han homologado ni sus economías ni sus estructuras socioeconómicas mínimamente y mucho menos han logrado diversificar el carácter colonial de las primeras. Al mismo tiempo, muchas de estas naciones pobres siguen sumidas en conflictos, situación que agrava su situación de estancamiento.
La pobreza ha aumentado debido al escaso progreso efectuado a medida que crecía la población. De acuerdo con otro informe del Banco Mundial, el menor crecimiento está correlacionado también con las muertes provocadas por conflictos y con la fragilidad institucional.
Como era de esperar, estos países solían tener las tasas de pobreza más altas del mundo. Para empeorar las cosas el calentamiento global perjudica de modo desproporcionado a las naciones tropicales pobres y a sus poblaciones. Se prevé que el cambio climático empuje a más de cien millones de personas a la pobreza extrema de aquí a 2030, como constata este otro documento del Banco Mundial.
Abandonados a su suerte
Paul Collier identificó en su libro Wars, Guns, and Votes: Democracy in Dangerous Places (2010) cincuenta y ocho países de África, Asia y América Latina, que en 2021 cuentan con cerca de 1400 millones de personas, como los «mil millones de abajo» [the bottom billion].
Collier argumenta que la mayoría de estos países sigue arrastrando gravísimos problemas y que no han efectuado apenas progresos desde entonces. Estos países llevan mucho tiempo sufriendo una situación de pobreza persistente, bajo crecimiento económico y falta de desarrollo. Su complicada situación se ha visto exacerbada por los conflictos civiles, las constricciones geográficas y, a menudo, la incapacidad de utilizar sus recursos naturales para acelerar el desarrollo económico.
Desde la década de 1980 –y no desde las décadas de 1960 y 1970, como afirma el documento del Banco Mundial– los países del bottom billion no han logrado crecer, sino que se han quedado irremediablemente atrás. Por el contrario, los pocos antiguos países de renta baja que han mantenido un alto crecimiento disfrutan ahora de una producción per cápita al menos tres veces superior a la de los demás países del bottom billion.
Salvo estas pocas y notables excepciones, la mayoría de los cincuenta y ocho países más pobres siguen siendo países de renta baja o se han convertido en países de renta media-baja. Tan solo seis han alcanzado la categoría de países de renta media-alta durante la última década, debido principalmente al rápido crecimiento propiciado por la exportación de petróleo y gas.
Aunque los países del bottom billion se hallan presentes en todas en todas las regiones del planeta, cerca de dos tercios (treinta y ocho de un total de cincuenta y ocho) se encuentran en el África subsahariana. Representan el 77 por 100 de la población del bottom billion.
Más de la mitad de los países que los acogen disponen de abundantes recursos naturales, pero la mayoría no ha utilizado su riqueza mineral para sostener el progreso económico.
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En 2012 el FMI clasificó a treinta y cuatro de los cincuenta y ocho países del bottom billion como «ricos en recursos», cuyas exportaciones e ingresos procedentes de recursos no renovables excedía con frecuencia el 20 por 100 de sus exportaciones e ingresos públicos totales, respectivamente.
Pero la mayoría de estos países sigue experimentando un crecimiento mediocre, si es que registran alguno. Desde 1990 la renta per cápita media anual del África subsahariana apenas ha crecido el 0,8 por 100. Mientras tanto, las tasas de crecimiento mundiales se han duplicado y regiones como Asia Oriental han registrado tasas de crecimiento per cápita anuales superiores al 6 por 100.
Este crecimiento anémico ha significado que los ingresos medios de la población africana y de otros países de renta baja han seguido retrocediendo ulteriormente con respecto al resto del mundo.
Si utilizamos el umbral de pobreza global del Banco Mundial, el número de africanos pobres ha aumentado en decenas de millones.
Si persisten las tendencias actuales de crecimiento y pobreza, muchos países de renta baja de crecimiento lento o estancado, principalmente en África, serán incapaces de acabar con la pobreza extrema y mucho menos de alcanzar los estándares diferenciales de desarrollo del resto del mundo.
Los más pobres, en la peor situación
Los modelos de crecimiento convencionales postulan que los países rezagados deberían crecer más deprisa que aquellos que se encuentran en una mejor situación, porque han experimentado sus procesos de crecimiento previamente.
La industrialización de Asia Oriental, que supuestamente ha emulado el crecimiento europeo precedente, apoya esta noción. En muchos países de renta baja, el crecimiento se ha ralentizado desde principios de este siglo. El documento citado del Banco Mundial concluye que «los mil millones más pobres, the bottom billion, han sido los que han salido peor parados», ya que la producción per cápita apenas ha aumentado en sus países y, por consiguiente, no han conocido la convergencia alcanzando a los demás.
Aunque algunos estudios sugieren una convergencia general de la renta, los más pobres del mundo están ahora relativamente peor. Actualmente, los mil millones más pobres se están «quedando atrás», mientras que el número de quienes viven en una situación de pobreza extrema podría estar aumentando de nuevo.
La situación ha empeorado desde 2022. Además del colapso de los precios de las materias primas registrado desde 2015, los efectos devastadores provocados por la pandemia de la Covid-19, las guerras de Ucrania y Gaza y las sanciones unilaterales impuestas por razones puramente geopolíticas han asegurado la actual situación de estancamiento prolongado
Es probable que los ingresos de los países y las personas más pobres del mundo continúen rezagados, aunque sólo sea relativamente, a pesar de cierta convergencia registrada entre países. La situación ha empeorado desde 2022.
Además del colapso de los precios de las materias primas registrado desde 2015, los efectos devastadores provocados por la pandemia de la Covid-19, las guerras de Ucrania y Gaza y las sanciones unilaterales impuestas por razones puramente geopolíticas han asegurado la actual situación de estancamiento prolongado.
Los países del bottom billion carecen de las condiciones políticas y fiscales para hacer frente, y mucho menos abordar, las inminentes crisis de deuda que se ciernen en el horizonte. La situación se ha visto exacerbada también por la restricción del crédito y por los elevados tipos de interés fijados por la Reserva Federal estadounidense.
A pesar de llevar décadas reconociendo las características de los países de renta baja, el Banco Mundial todavía no ha desarrollado estrategias, políticas y medios para superar su pobreza. No está claro por qué ha aceptado la denominación del bottom billion para designar a los mil millones de habitantes más pobres del planeta, cuando al mismo tiempo no ha sido capaz de mejorar un ápice nuestra comprensión de la pobreza.