«Mantequilla», el hombre que ofrece duplicar tu dinero, un caso de delincuencia financiera
Durante esta semana, las redes sociales se han hecho eco de un señor de nombre “Mantequilla”, supuestamente de Sabana Grande de Boya, que promete duplicar tu dinero en tan solo una semana. ¡Demasiado bueno para ser verdad!
En las redes sociales circulan videos del supuesto hombre regalando dinero a los munícipes, supuestamente todas las mañanas, y en los videos se muestran también una gran cantidad de dinero que debe llamar la atención de los organismos de inteligencia nacionales, sobre todo los que tienen que ver con la prevención y lavado de dinero en la República Dominicana.
Hasta un niño de diez años, puede decir, “quien es tan tonto para caer en esa estafa, trampa o falsa”. Sin embargo, muchas personas se arriesgan por la emoción y la codicia de conseguir dinero fácil, y lo peor es que algunas personas se prestan para decir que es verdad que te duplican tu dinero en una semana.
Como este caso, hay miles de casos de personas de estrato social medio y alto, que, por buscar de un dinerito adicional, han invertido en empresas que no son reguladas, ni supervisadas por nadie, que operan al margen de las leyes tributarias, de prevención de lavado de activos, y Monetaria y Financiera.
Los tribunales dominicanos tienen cientos de querellas en contra de personas y empresas legales e ilegales que se dedican a captar dinero del público en el país, para hacer intermediación financiera o de valores, es decir, prestar dinero a terceros, o invertir el dinero en títulos de valores o fondos de inversión como si estuvieran autorizados por los órganos correspondientes.
Esas personas o empresas no reguladas, hoy en día, sólo son descubiertas cuando entran en un estado de cesación de pagos, es decir de iliquidez y no pueden seguir pagándoles los intereses a las personas y mucho menos el capital invertido.
Quien le da su dinero a una persona o lo invierte en una empresa no regulada o ilegal, debe tener muy claro, que no tiene ningún tipo de garantía de recuperar sus depósitos en caso de que quiebre esa empresa o el dueño de ese negocio emprenda una huida, dejando a todo el mundo en el aíre.
Tampoco tiene ningún tipo de derecho o garantía frente a las Autoridad Monetaria y Financiera, pero sí puede ir a los tribunales por estafa, utilizando los canales legales del sistema judicial.
Los casos de intermediación financiera no regulada constituyen eventos de delincuencia financiera, es decir captar dinero del público y prestarlo a un tercero, pero también captar dinero del público y colocarlo a través de otra empresa o persona para que esta se dedique a prestarlo., son los casos típicos que se dan en nuestro país.
En el caso de que usted sea una de esas personas estafadas o conozca algún amigo o familiar, le recomendamos lo siguiente:
Primero, acudir a la Unidad de Investigación y Persecución de Delitos Financieros del Ministerio Público, ubicada en el tercer piso de Unicentro Plaza, de la Abraham Lincoln, y poner una querella o denuncia antes los procuradores fiscales responsables de perseguir esta delincuencia financiera.
La finalidad de esa Unidad es procesar penalmente, a las personas físicas y jurídicas, que realizan actividades de intermediación financiera ilegal, esto es, sin autorización de la Junta Monetaria y al margen, de la supervisión de la Superintendencia de Bancos o Superintendencia de Valores, para aquellos casos que apliquen.
Segundo, si usted vive en una provincia, deberá acudir a la Procuraduría Fiscal de esa provincia o región, a realizar una denuncia o instrumentar un proceso legal mediante la constitución de abogados en contra de esa empresa o persona que no quiere devolverle su dinero.
En el marco de la protección de los recursos de la ciudadanía, se deben realizar campañas de publicidad constante, para concienciar a la población de los riesgos que conlleva depositar sus recursos en personas o empresas no reguladas o ilegales, a través de las redes sociales de los entes supervisores.
Ojalá que el caso de Mantequilla no deje a muchísimas personas en el aire que, por la emoción y la codicia, se dejan estafar como si fueran niños inocentes, y a la vez las autoridades actúen a tiempo para evitar que cientos de personas salgan perjudicadas económicamente.