La inflación en la zona euro se frena en noviembre al bajar hasta el 2,4%
El frenazo de la inflación en los últimos tres meses ha sido considerable. En ese tiempo, ha perdido casi tres puntos y en noviembre se ha situado en el 2,4%, según Eurostat. La pérdida de fuerza ha llegado también a la inflación subyacente, a la que tanto mira el Banco Central Europeo (BCE) para tomar decisiones sobre tipos de interés, que ha perdido seis décimas en un mes, al bajar hasta el 3,6%.
El dato provisional conocido este jueves es algo mayor del previsto en las últimas semanas. Goldman Sachs, por ejemplo, apuntaba a un 2,6%. No obstante, los números que se publicaron en Alemania, Francia y España entre este miércoles y jueves ya señalaban que la inflación de noviembre iba a dar una buena noticia, ya que al menos en los dos primeros los precios han mostrado menos fuerza de la esperada. El reverso negativo es que las economías de ambos países, las dos mayores de la UE, se han contraído en el tercer trimestre del año.
Da una idea de la escalada y el rápido descenso que están haciendo los precios en los últimos dos años, observar la evolución detallada por países. Hace un año 11 de los 20 países que integran el área euro registraban un índice de precios al consumo superior a los dos dígitos (10% o más), con casos extremos como los de los tres países bálticos, que llegaban a superar el 20%. Doce meses después, todos los Estados, menos Eslovaquia y Croacia, están por debajo del 5% y en el caso de Bélgica incluso entra en terreno negativo, -0,7%.
“Siempre esperamos una caída significativa de la inflación en los meses finales del año, pero el proceso de desinfección está siendo más rápido de lo que pensábamos, particularmente con la inflación subyacente”, apuntan los economistas del servicio de estudios de ING en un análisis rápido emitido al divulgarse el dato.
La bajada de la inflación este mes acerca más el dato al objetivo del Banco Central Europeo. Sin embargo, no parece que vaya a ser suficiente para que el Consejo de Gobierno abra el debate sobre si ha llegado el momento de empezar a reducir los tipos de interés, ahora en el 4,5%. La propia presidenta de la institución, Christine Lagarde, reiteró este lunes en el Parlamento Europeo que su brújula no señala en esa dirección por ahora. “Esperamos mantener los tipos un tiempo en los niveles actuales durante un tiempo suficientemente largo para que contribuya a restablecer la estabilidad de los precios”, dijo a los eurodiputados.
Este análisis se basa en la incertidumbre que todavía rodea a los precios por la complicadísima situación geopolítica con la invasión de Ucrania y el conflicto en Gaza. También se asienta en un previsible repunte de la inflación en los próximos meses por efectos estadísticos, según vaticinó Lagarde, y en el final de las medidas que los estados pusieron en marcha para combatir la escalada registrada en los próximos años.
“Para el BCE, las señales de una victoria sobre la inflación se está acumulando. El banco central está preocupado porque factores como el crecimiento de los sueldos y los posibles repuntes de los mercados energéticos pudieran poner presión sobre la inflación otra vez. Pero la actual política monetaria es suficientemente restrictiva como muestran los últimos datos”, señala la nota de la entidad holandesa, cuyos analistas se atreven a pronosticar una primera rebaja de tipos antes del próximo verano.
Este último vaticinio encaja, en principio, con las palabras de Lagarde. La diferencia estaría en el tono. Unos, al calor de los datos de Eurostat de este jueves, se muestran optimistas y señalan dónde está la meta. Otra, antes de saberse los números de inflación de noviembre y con una óptica más pragmática, ponía el foco en el camino que todavía falta por recorrer.