La economía ecuatoriana entró en recesión según el Banco Central
La economía de Ecuador está en recesión, según los últimos informes del Banco Central del Ecuador (BCE). Esta situación se ha visto influenciada por varios factores, tanto internos como externos, que han afectado la estabilidad económica del país, según explicó la entidad en sus más recientes reportes.
Una recesión económica significa que un país experimenta la disminución en la actividad económica durante un período prolongado. Esto se traduce en una reducción del Producto Interno Bruto (PIB), un aumento en el desempleo, y una disminución en la producción y el consumo. Una recesión ocurre cuando la economía se contrae y la riqueza general del país disminuye.
El BCE utiliza diferentes métodos para analizar el ciclo económico, que es la forma en que la economía se expande y se contrae con el tiempo. Los resultados de la aplicación de estos métodos han mostrado que Ecuador ha pasado por varios períodos de crecimiento y recesión desde el año 2000. En promedio, los períodos de crecimiento duran unos dos años, mientras que las recesiones duran aproximadamente un año y medio. En total, cada ciclo económico completo, que incluye tanto el crecimiento como la recesión, dura alrededor de tres años y medio.
Uno de los principales factores que ha contribuido a la recesión actual, indica el BCE, fue la pandemia del coronavirus. Las restricciones y el confinamiento necesarios para controlar el virus impactaron negativamente en sectores clave de la economía, como el comercio, el turismo y la manufactura. Las pérdidas económicas durante la pandemia fueron significativas, ascendiendo a más de USD 16 mil millones, lo que representa una reducción del 6.4% del Producto Interno Bruto (PIB) del 2020. Este fue un golpe duro para la economía ecuatoriana.
Además de la pandemia, la caída en los precios del petróleo también ha afectado gravemente a Ecuador. Como país exportador de petróleo, Ecuador depende en gran medida de los ingresos por la venta de crudo. Cuando los precios del petróleo cae, los ingresos del país disminuyen.
A esto se suman las políticas económicas y la deuda externa. En los últimos años, el gobierno ha aumentado la deuda externa y ha implementado medidas de austeridad. En el 2019, Ecuador firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que incluía recortes en el gasto público y la eliminación de subsidios, como los de los combustibles. Estas medidas generaron descontento social y varias jornadas protestas, que ejercieron mayor presión sobre la economía, con pérdidas económicas significativas, estimadas en más de USD 800 millones. Asimismo, la inestabilidad política y las manifestaciones sociales también afectan la confianza de los inversionistas.
El BCE pronostica una recuperación lenta y gradual de la economía, pero se indica que se requiere una recuperación sostenible. Ecuador necesita diversificar su economía, explica la entidad, y reducir su dependencia del petróleo, así como fomentar sectores como la agricultura, la manufactura y los servicios. También es necesario implementar reformas estructurales para mejorar la eficiencia del sector público y fortalecer el sistema financiero.
La relación entre recesión, disminución de la inflación y decrecimiento del consumo en los hogares es clara. Cuando la economía se contrae, la capacidad de gasto de las personas disminuye, lo que reduce la demanda de bienes y servicios. Esta menor demanda puede llevar a una reducción en la inflación, ya que los precios no suben tanto cuando la gente compra menos. Además, las empresas, al enfrentar ventas más bajas, pueden reducir precios para atraer consumidores, contribuyendo aún más a la disminución de la inflación.
Este reporte económico coincide con los descensos en la aprobación del presidente Daniel Noboa, que busca ser elegido para un mandato completo de cuatro años. Su periodo actual finalizará en mayo de 2025. Noboa ascendió a la Presidencia tras la decisión del ex presidente Guillermo Lasso de disolver el Congreso y convocar a elecciones extraordinarias. Este evento, sin precedentes en Ecuador, llevó a una elección que consagró a Noboa como presidente pero únicamente para completar el tiempo restante del mandato de Lasso. El presidente desea presentarse para un período completo, pero ese anhelo se enfrenta con algunos indicadores económicos que no benefician a su gobierno.
Aunque el mandatario logró una aceptación de más del 70% en abril pasado, cuando se celebró un referéndum con resultados favorables para su administración, los sondeos de opinión muestran una caída de la popularidad de Noboa que actualmente se ubica en alrededor del 52%, según la consultora Comunicaliza. Esa misma encuesta muestra algo más revelador: apenas el 32% votaría por él.
Un ejemplo de los retos de la administración actual es el desempleo. A ocho meses de asumir el poder, apenas 3 de cada 10 personas económicamente activas tienen un empleo adecuado, mientras que “el subempleo, con corte a mayo de 2024, alcanzó el nivel más alto de los últimos 3 años”, según un análisis publicado por La Hora. Además, se ha registrado un bajo crecimiento de los sectores estratégicos. Según datos del Banco Central de Ecuador, publicados por La Hora, entre enero y marzo de 2024, 13 de los 20 sectores económicos crecieron menos del 5%. En el más reciente estudio de opinión de Click Research, de junio de este año, el 24% de encuestados aseguraron que su principal problema es la falta de empleo. Aunque admitieron que el principal problema del país es la delincuencia. Estos dos factores, han sido constantemente repetidos por los cientos de miles de ecuatorianos que emprenden un viaje riesgoso a través del Darién hacia los Estados Unidos.
En junio de 2024, según datos de la plataforma Datos Macro, se registró una caída en el Índice de Precios del Consumidos (IPC), un indicador que sirve para medir la inflación en el país. Esto podría interpretarse en un primer escenario como un control de la inflación, sin embargo también podría significar una desaceleración económica que resulta en la disminución del PIB, el aumento del desempleo, la reducción del consumo y la inversión. Sin embargo, el consumo de los hogares cayó -1,1% en el primer trimestre de 2024.