El FMI alerta de una recesión del 2,65% en Europa por el cierre del gas ruso en los próximos 12 meses

21-07-2022
Economía y empleos
El Público, España
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El cierre de la espita del grifo del gas siberiano por parte del Kremlin puede empujar a Europa a una recesión de gran calibre. En socios como Hungría, el más perjudicado por una interrupción drástica del flujo gasístico ruso, de más del 6%, un punto por encima del desplome que crearía en los sistemas productivos de Eslovaquia, República Checa e Italia, el triunvirato de mercados que seguirían la estela de la caída libre húngara y que conformarían el póker de economías que relegarían en mayor medida al conjunto de la UE a unos números rojos del 2,65% en los próximos 12 meses.

España se podría salvar de esta recesión a finales de 2022, ya que, junto a Portugal, es el estado que compra menos gas y petróleo a Rusia. Sin embargo, Alemania vive una situación muy complicado, ya que el 60% de su gas es ruso.

El cálculo elaborado por cinco investigadores del FMI, entre ellos, Silvia Albrizio, economista con una labrada experiencia en el Banco de España, en la OCDE y en el BCE y que, en la actualidad, trabaja en el World Economic Studies Division de la institución multilateral de Washington, avisa, sin embargo, de que «este impacto», el del escenario más perjudicial para la actividad europea, puede «verse amortiguado por la supresión de la oferta de Gas Natural Licuado» (LNG según sus siglas en inglés) procedente de otros países productores. Aunque, pese a ello, «incluso con el acceso a fuente alternativas del mercado del LNG global, el precio del gas en la UE se encarecerá en torno al 100%; es decir, se duplicará hasta julio de 2023.

Los autores del informe del Fondo también valoran las «altas cotas de integración» del mercado interior en interconexiones de gas. Sin estas estructuras de conectividad «el incremento de valor hubiera sido mucho más substancial, desde el encarecimiento del 370% a una proporción que habría rebasado el 1.000% en el primer trimestre de 2022», explican. Antes de corroborar que la preocupación europea por el posible corte del suministro de gas ruso a raíz de las sanciones occidentales al Kremlin está justificada. En especial, tras la interrupción por problemas técnicos, según aduce Moscú, del Nord Stream 1, el gaseoducto que nutre con un flujo más intenso a las distintas capitales de Europa Central, especialmente Alemania, más dependientes de la energía rusa. De hecho, el comisario de Presupuestos Johannes Hahn, admite no tener esperanza en que el grifo del Nord Stream 1 vuelve a manar después del próximo jueves, 21 de julio, fecha que el Kremlin ha establecido para reanudar la instalación.

La alteración del tránsito energético tendría un efecto catastrófico sobre la industria y el resto de los sectores productivos de la UE por las escasas alternativas del mercado y, sobre todo, en naciones que, como Alemania o los socios de Europa Central y del Este, son muy dependientes del gas ruso. Incluso Uniper SE, la mayor compañía germana importadora de gas ruso, acaba de sugerir el rescate a Berlín, después de solicitar un préstamo urgente de más de 2.000 millones de euros al banco federal KfW.

Los expertos del Fondo consideran que los tres países más afectados -Hungría, Eslovaquia y la República Checa- se arriesgan a un apagón energético que afectaría al 40% de su consumo de gas; motivo por el que sus contracciones en los próximos doce meses oscilarán entre el 5,4% y el 6,5% de sus PIB. Después de que el club comunitario haya dejado de recibir, por restricciones del mercado global de gas, pero, sobre todo, por los cierres puntuales del grifo energético ruso, un 60% del flujo de su consumo colectivo desde junio de 2021. De hecho, los autores recuerdan que, entre enero y marzo, con el estallido de la guerra de Ucrania en el ecuador de este periodo trimestral, el gas empleado en el mercado interior se redujo en un 9% en términos interanuales.

El working paper del Fondo también sugiere que una reducción superior al 70% del gas ruso se podría gestionar a corto plazo mediante el acceso alternativo a suministros y fuentes energéticas ajenas, así como mediante una reducción de la demanda como medida para rebajar los precios excesivos de la energía. A expensas, eso sí, de la intensidad con la que Rusia cierre sus conductos de forma unilateral o de los cuellos de botella logísticos y comerciales en las rutas gasísticas por transporte marítimo. Factores que pueden determinar cortes de entre el 15% y el 40% del gasto anual por consumo de gas en ciertos países de Europa Central y del Este.

Los expertos del Fondo consideran que el peor escenario está por llegar, en los próximos doce meses, periodo en el precio del gas se duplicará en Europa.

El FMI deja entrever que lo peor está por llegar. No solo porque el avance del mercado augure un otoño caliente, el segundo consecutivo, con nuevas escaladas del precio de la energía, sino porque su impacto directo, en el primer semestre de 2022 ha sido testimonial. De un 0,2% sobre el dinamismo del PIB de la UE. «Las mayores disrupciones están por llegar, desde mediados de julio«, enfatizan, «y se producirán en los próximos doce meses». De ahí su cálculo temporal y la «imprevisibilidad» que rodea a las decisiones de Moscú, aclaran.

España, socio capilar para garantizar el abastecimiento

La economía española aparece entre las menos dañadas por la esperada maniobra de Vladimir Putin. Debido, esencialmente, a su menor dependencia del gas siberiano. El FMI resta un 1,2% al dinamismo español que la Comisión Europea, en su reciente revisión estival de perspectivas económicas, sigue valorando en un notable 4%. Sin variación respecto a su anterior pronóstico. Eso sí, rebajando a casi la mitad, al 2,1%, la predicción para 2023, y con una inflación de mucha mayor intensidad -un 8,1% este año y un 3,4% el siguiente, frente a una tasa del 6,3% y del 1,8%, respectivamente de sus cálculos precedentes- que ensombrecen también el horizonte cercano.

España, además, tiene una coyuntura energética más favorable. Hungría, Chequia y Eslovaquia, por ejemplo, suman a su dependencia de Rusia unas escasas alternativas para diversificar el flujo de gas alternativo. Mientras Italia experimenta un alto componente de esta energía en su mix eléctrico y el abastecimiento de Rusia continúa siendo esencial a pesar de la rápida habilidad del todavía primer ministro Mario Draghi -que parece continuará en el cargo pese a la crisis que han desencadenado algunos díscolos del Movimiento Cinco Estrellas- para labrarse nuevos contratos desde Argelia en un viaje relámpago a la capital de la nación magrebí en plena tensión política en su gabinete. Mientras «los efectos en Austria y Alemania serían menos severos, pero no por ello menos significativos, dependiendo de las fuentes alternativas que consigan recabar y de sus habilidades para reducir sus gastos de consumo de gas».

El caso alemán preocupa especialmente al Fondo. En concreto, por la «falta de predicción en el diseño de una agenda energética que incorpore el impacto en la demanda y las incertidumbres sobre el consumo energético en hogares y sobre los programas de inversión de sus empresas de la transición hacia la descarbonización», una petición que los expertos del FMI consideran que debe albergar hasta el ejercicio 2027. Los autores del informe recuerdan que este consejo ya se añadió a la radiografía anual que esta institución realiza sobre las economías de todos y cada uno de sus socios; el denominado Consultas del Artículo IV, el precepto de sus estatutos en el que se le insta a realizar esta valoración.

«Nuestras estimaciones sugieren que aún existen canales que obstruyen el impacto económico de un corte total de suministro y que apuntan a la primera mitad de 2023 como el instante de máxima tensión, por lo que las opciones de impulsar cauces alternativos de suministro empiezan a ser una cuestión ineludible», explican los autores sobre Alemania. Sobre todo, porque nuestras simulaciones -advierten- detectan una reducción de una tercera parte de pérdidas económicas con medidas de ajuste de consumo eléctrico entre una ciudadanía propensa al ahorro. Pero por encima de todo, porque la existencia de un plan racional y bien pertrechado daría incentivos a la industria, incentivaría el uso de energías ajenas al gas intensivo y conduciría al poderoso sector manufacturero germano a rebajar su factura energética en tres quintas partes, pese a posibles cortes de suministro.

La locomotora alemana, que viene de un último trimestre de 2021 en números rojos por efecto de la variante Ómicron y un periodo enero-marzo tenue, en el que, sin embargo, logró sortear la recesión técnica -dos trimestres consecutivos en contracción- emite signos de ralentización. Al igual que Italia, cuyo PIB registró un receso entre los tres primeros meses de 2022.

España -aseguran en el informe- será clave para que su fuerte capacidad de almacenamiento de gas a través de sus instalaciones pueda catapultar el tránsito de gas a sus socios. En primer lugar, por sus infraestructuras gasísticas y, en segundo término, por su elevada capacidad de almacenaje desde que, en otoño de 2021, se desencadenara la escalada de precios de la energía. A pesar de que sólo dispone de un par de conexiones a través de la frontera con Francia. Su PIB se resentirá 1,2 puntos por el posible corte ruso.