El Banco de Inglaterra sorprende con una agresiva subida de medio punto y fija el tipo de interés en el 5%
El Banco de Inglaterra (BoE, en sus siglas en inglés) y su gobernador, Andrew Bailey, comenzaban a descender por una peligrosa cuesta en la que su reputación y prestigio estaban en juego. Su estrategia, a partir de la pandemia, de ir elevando el precio del dinero de modo gradual y suave —hasta trece subidas consecutivas— no ha logrado frenar una inflación que sigue disparada en el Reino Unido. Este jueves, el Comité de Política Monetaria del BoE, por 7 votos a favor y dos en contra, ha sorprendido a los mercados con una subida agresiva de medio punto del tipo de interés, hasta situarlo en el 5%. La semana había comenzado con el dato de la inflación de mayo, que sigue en el 8,7%, tres décimas por encima de las previsiones de los analistas. Más grave aún: la inflación subyacente, que excluye el precio de la energía, alimentos no procesados, alcohol y tabaco, pasó del 6,2% en abril al 6,5% en mayo, la mayor subida de los últimos 30 años. También los bancos centrales de Noruega y Suiza han subido este jueves los tipos de interés, lo cual ha suscitado dudas sobre el previsto fin de la mano dura de las autoridades monetarias para atajar la inflación.
“El Comité de Política Monetaria [del BoE] seguirá vigilando muy de cerca cualquier señal de presiones inflacionarias persistentes en el conjunto de la economía, incluidas la tensión en las condiciones del mercado laboral y el comportamiento de las subidas salariales y de la inflación en el coste de los servicios. Si surgen señales de más presiones persistentes, será necesario un nuevo ajuste de la política monetaria”, ha señalado la autoridad monetaria británica en su comunicado.
Ya eran muchos los analistas —aunque no la mayoría— que reclamaban al BoE un movimiento mayor que la prevista subida de un cuarto de punto, con lo que el efecto sorpresa de la medida en los mercados ha tenido un vuelo corto. El gobernador Bailey había llegado a reconocer, en una comparecencia parlamentaria, que la entidad monetaria que preside había errado en el modelo utilizado para anticipar la evolución de la inflación.
Aunque ni el Gobierno ni el BoE quieren decirlo aún con claridad, el Brexit ha limitado la capacidad del Reino Unido, tanto en términos de producción como de competitividad, para atajar una inflación que puede llegar a ser crónica, mientras en EEUU o en la UE comienza ya a aliviarse.
“La inflación erosiona el ahorro de los ciudadanos y eleva los precios, con lo que finalmente todos somos más pobres”, explicaba este miércoles el primer ministro Rishi Sunak durante la sesión de control en la Cámara de los Comunes. “Por eso dije en su momento que, aunque no sea fácil atajarla, tomaremos las decisiones responsables y difíciles”, decía. Sunak se comprometió al principio de su mandato a rebajar a la mitad la inflación a finales de este año. El consenso de los expertos sugiere que va a resultar casi imposible cumplir con esa promesa. La presión en los bolsillos de los británicos está complicando enormemente las perspectivas de recuperación electoral del Gobierno conservador.
La “multa hipotecaria”
La mayoría de las entidades financieras británicas han revisado al alza las condiciones de oferta de sus hipotecas, y los propietarios del Reino Unido se exponen a una subida anual de sus pagos de casi 3.400 euros. “La Multa Hipotecaria de los Conservadores”. Así ha bautizado esta situación la oposición laborista, que no duda en acorralar al primer ministro con una situación económica notablemente peor que la de sus vecinos europeos.
El Gobierno, de momento, parece respaldar la senda adoptada por el BoE. El ministro de Economía, Jeremy Hunt, ha escrito una carta a Bailey en la que expresa su apoyo a la estrategia: “Las empresas y los hogares deben tener confianza en que el Gobierno y el BoE entienden los desafíos que enfrentan debido al alza de precios, y no dudar en absoluto de que actuaremos conjuntamente para mantener la inflación bajo control”, ha afirmado Hunt.
La libra esterlina ha respondido a la decisión de la autoridad monetaria central con una importante subida durante los primeros minutos, pero enseguida comenzaba a descender. Algo similar ha ocurrido con los bonos de deuda pública. Lo mercados anticipan una nueva subida de los tipos de interés en agosto, y calculan que el año se cerrará con el dinero en el 6%. La idea de una recesión, ante una política monetaria tan restrictiva, vuelve a sobrevolar las cabezas de los analistas cuando contemplan el Reino Unido.