México celebra 20 años del instrumento que moviliza al mundo por patrimonio vivo y sus comunidades

07-01-2024
Cultura
UNESCO
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Los usos, expresiones, manifestaciones, técnicas y conocimientos en los que se enraíza la identidad de pueblos y comunidades forman parte del patrimonio vivo que las comunidades han enaltecido y protegido por generaciones, y un instrumento internacional ha fortalecido su misión por dos décadas, impulsando redes de colaboración y el compromiso de distintos niveles de gobierno.

María, Alejandrina y Jesús, portadores de diferentes expresiones del patrimonio vivo comentaron al respecto en diferentes actividades que se realizan desde México para celebrar los primeros 20 años de la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

En el Museo Nacional de las Culturas Populares, en la Ciudad de México, se realizaron exposiciones y conversatorios con personas de múltiples estados quienes, junto a sus comunidades, protegen su patrimonio, y a quienes se llama personas portadoras del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI). En la inauguración participó María Gómez Andrés, Coordinadora de la Escuela de Museología del Centro de las Artes Indígenas (CAI).

Centro de las Artes Indígenas

Centro de las Artes Indígenas

Xtaxkgakget makgkaxtlawana (el esplendor de los artistas) o Centro de las Artes Indígenas se incluyó desde 2012 en el registro internacional de Buenas Prácticas de Salvaguardia. Mediante dicha selección y junto con la Convención, el CAI accedió a más oportunidades para tener un espacio fijo para sus tareas de transmisión de conocimientos, para que gobiernos e instituciones de distintos niveles apoyaran su misión, incluso establecer una pequeña nómina para abuelas, abuelos, maestras y maestros de tradición para las 16 casas-escuelas del Centro, explicó María.

Como portadores de ese conocimiento, agradezco enormemente que existan instituciones como la UNESCO que nos permite que nos conozcan no sólo a nivel país, sino a nivel internacional y que nosotros, como pueblos, también podamos apoyarnos

Gran parte de la cultura popular cuenta con expresiones y manifestaciones del PCI, pero solía enfrentar la infravaloración a causa del racismo y procesos colonialistas. La resistencia de las comunidades en las cuales vive ese patrimonio, avances académicos y de investigación, así como la diplomacia impulsaron el derrocamiento de esos prejuicios. Una conquista que quedó plasmada en el instrumento internacional de la UNESCO para que comunidades y naciones respaldaran y fortalecieran sus acciones.

Fueron los países de Asia, África y América Latina y el Caribe, el nombrado por algunas autorías como Sur Global, los que insistieron en la necesidad de crear un instrumento internacional que protegiera el patrimonio cultural más allá del edificado. Que haya surgido desde esos países es también un acto de justicia.

Como lo dijo la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, en el arranque nacional de los festejos del 20 aniversario de la Convención, como antesala al Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato: el patrimonio cultural inmaterial tiene que ver con las raíces y culturas que han resistido por siglos, después de que han querido ser borradas por muchos procesos de colonización y marginación.

La Convención no es un documento de consulta, sino un instrumento que moviliza a la acción. Por ejemplo, compromete a los Estados Parte a formular normativas, reconociendo sus contextos, necesidades y abordajes particulares, a generar inventarios de expresiones y manifestaciones, pues no se puede cuidar lo que no se identifica, así como a construir e implementar planes de salvaguardia en conjunto con las comunidades a las que pertenece el patrimonio, tanto para aquel reconocido a nivel internacional, como a nivel nacional.

Un ejemplo reciente es la incorporación de los tapetes y alfombras de Uriangato Guanajuato al inventario nacional mexicano, cuya certificación se entregó en el evento nacional en Guanajuato, para impulsar el reconocimiento del valor de todas las personas involucradas en ese arte efímero, explico dijo Alejandrina Baeza Juárez, integrante del Consejo de Tapeteros y Alfombristas de Uriangato.

Tapete monumental de Uriangato, Guanajuato, México

La Octava Noche A.C.

Al pensar en cultura, sin duda persiste una relación con el arte, con la producción de objetos o manifestaciones, por lo que en ocasiones se suelen enunciar dichas creaciones, como: la talavera, los tapetes de aserrín, flores y plantas. Sin embargo, es necesario reconocer su compleja riqueza, sobre todo el trabajo, el conocimiento y los sistemas involucrados, lo cual promueve la Convención de la UNESCO.

Como proceso vivo, se recrea por las comunidades a la que pertenece. Sin embargo, por su arraigo histórico y profundo, se suele creer que es estático. Sin embargo, la Convención busca desmantelar la idea del estancamiento cultural, por lo que también impulsa a que las comunidades portadoras no sólo promuevan su patrimonio, sino también a realizar análisis para mantener su vigencia.

Por ejemplo, se presentan debates sobre si el mariachi puede ser considerado como tal si no cuenta con trompetas o si se presentan modificaciones vanguardistas en los trajes de charro. Juan de Dios Leonardo Valverde Aguilar, mariachi y Secretario de la Comisión Nacional para la Salvaguardia del Mariachi, lo puntualizó en uno de los conversatorios en el Museo de Nacional de las Culturas Populares.

¿Quién más que su autores, creadores, podría saber de su existir y ser?

Niño mariachi de un pueblo indígena de México

Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Jalisco

El también Jefe de Culturas Populares y Urbanas de la Secretaría de Cultura de Jalisco señaló que ante los cuestionamientos, la Convención ayuda a volver a poner pies sobre lo concreto. En el caso del mariachi, ya sea catalogado como tradicional o contemporáneo, Juan de Dios indica que ante todo es una práctica con un cúmulo de conocimientos que se transmiten entre generaciones, y sobre todo que genera una identidad qué transita más allá de sus instrumentos o formatos. 

Como en múltiples procesos, la gestión y salvaguardia del patrimonio vivo no siempre se realizó como ahora. Por ejemplo, la investigadora Lourdes Arizpe, quien fue Subdirectora General de Cultura de la UNESCO de 1994 a 1998, comentó que el grupo de jóvenes que inició con el Museo de Nacional de las Culturas Populares iban a los basureros para rescatar partituras de teatro, a serranías para documentar los elementos base de los verdaderos sones jarochos, por mencionar algunos ejemplos.

Marina Núñez Bespalova, Subsecretaria de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultural del gobierno federal, explicó también que se ha logrado reconocer que los planes de salvaguardia deben caminar con las comunidades portadoras para comprender sus dinámicas desde el respeto y la escucha, para incluso aquello que no quieren hacer o registrar, pues son la razón de su patrimonio.

De esa forma, destacó el valor del instrumento internacional de la UNESCO que, como otras convenciones y protocolos, permiten el salvamento de múltiples expresiones, incluso en situaciones de conflicto, cuya razón es profunda.

La Convención para la Salvaguardia del PCI se destinaba a reconocer y proteger lo que podría llamarse el espíritu de los pueblos. El vínculo más íntimo que establecen las personas de una comunidad entre sí, con sus orígenes y con su territorio, comenta Andres Morales, Representante de la UNESCO en México.

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