Así se liga (presencialmente) en 2022
Desconcierto. Eso es lo que siente Flor (nombre figurado, 35 años) enfrentada al actual ‘teatro’ del cortejo. Ella vivió el mismo ‘protocolo’ que vivimos en su momento los ‘baby boomers’ (los ligues que se fraguaban en la noche con la repetitiva fórmula intercambio de miradas + acercamiento + fórmulas verbales estereotipadas + primer contacto físico con tiras y afloja + horas de charla + intercambio de teléfonos…) y ahora se enfrenta a un escenario muy distinto«donde los hombres no se acercan, tienen una actitud muy altiva o distante, te dicen cosas del tipo ‘es que me impones mucho’ o ‘es que no sé cómo actuar, no vaya a ser que te siente mal’ y parece que haya que perseguirlos para que te presten alguna atención». Por si las dudas, Flor es una mujer atractiva, independiente, abierta, extrovertida. No le hace ascos a una relación de una noche si es que las cosas vienen así. Pero nada, que no hay manera.
Marta, madrileña, acaba de cumplir 27 años y tiene una vida nocturna muy activa. Le pregunto por los protocolos de la seducción y me cuenta lo siguiente: «Normalmente estás de fiesta, ves a alguien que te gusta y le gustas, os besáis o lo que surja. Después habláis, pero desde luego no te quedas ahí, hablando durante horas. A veces es más un ‘dame tu instagram’, y de ahí parte todo. Hablas por esa vía y después ya ves si quedas o no otro día».
-¿Y eso es así por desconfianza?
-La verdad, yo creo que es porque no ocupas tu tiempo de fiesta en eso. Es como «ya lo gestionaré más tarde».
-¿Pero entonces el flechazo ha desaparecido del mapa?
-No, pero acabas gestionándolo después. O te vas con esa persona esa misma noche. ¿Has oído hablar de las relaciones líquidas? Pues eso, más efímero todo.
Marta se refiere a un tipo de relación que fue predicha y descrita por el filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman, que tituló uno de sus libros ‘Amor líquido. Sobre la fragilidad de los vínculos’ (Paidós) un spin-of, diríamos, de sus reflexiones sobre lafluidez de la modernidad o del arte. Para Bauman, las relaciones líquidas son la consecuencia de la percepción de que es imposible planificar a largo plazo, ya que vivimos inmersos en una permanente e imparable sucesión de cambios que afectan tanto a nuestras condiciones materiales como a las inmateriales (ideas, afectos, emociones, estatus…). Lo anterior lleva a las personas a no comprometerse y a desconfiar de sus sentimientos y a obviarlos en la medida de lo posible, ya que temen que estos las hagan dependientes. Se asume que las relaciones amorosas tal vez sean o tal vez no, pero en cualquier caso no van a ser permanentes, lo que conduce a que no sean necesariamente exclusivas, pero también al desapego, a guardar cierta ‘preventiva’ distancia.
Un flirteo leve y breve
Para comprobarlo, esta noche salimos con Irene, 29 años, almeriense. Y coincide con Marta sobre la mecánica del cortejo actual: «Es como un chispazo. Hay un flirteo leve y breve, una conversación, pero el objetivo es acabar besándote o incluso algo más, yéndote con la otra persona a su casa o la tuya. Si intimas hasta ese extremo te das el teléfono, pero si no, y todo sucede en el club, te das sólo el Instagram (en plan ‘qué pereza’. Porque imagínate que das el whatsapp y al día siguiente ya no te parece tan atractiva esa persona…). No inviertes tu tiempo de fiesta en hablar muchísimo. Es más: yo me agobio de pensar que estoy gastando ese tiempo con esa persona en vez de estar con mis amigos o bailando».
Para el psicólogo clínico y escritor Jorge N. Ferrer, autor de ‘Novogamia. Más allá de la monogamia y del poliamor’ (ed. Oberon), está claro que «además del obvio curioseo sobre intereses mutuos (el cual antes se hacía mediante conversaciones o actividades presenciales), creo que la identidad de las juventudes actuales se ha expandido al mundo digital y que por tanto la presencia de imágenes digitales ha cobrado un mayor peso a la hora de evaluar posibles intereses sexo-afectivos. Mirar los posts de Instagram de una persona ayuda a tantear el posible ‘fit’ romántico o sexo-afectivo con posibles candidatos/as». Además, sugiere Ferrer, «es muy posible que el cómo tales candidatos/as se presentan al mundo sea también un factor añadido, en el sentido de que muchas juventudes actuales dan mucha importancia al cómo sus amistades percibirán a sus rollos o parejas a través de sus imágenes en Instagram». Obviamente, señala el experto, como todos sabemos, tales autopresentaciones digitales son sumamente selectivas y potencialmente engañosas, «pero no por ello están exentas de ofrecer información relevante».
Instagram: la prueba de fuego
Instagram se convierte así en una especie de compostelana que, al día siguiente, a plena luz, la otra persona revisará para decidir si le gustas o no, o lo vuestro fue solo un espejismo en la oscuridad de una discoteca, probablemente con algunos gramos de más de alcohol en el cuerpo. En cualquier caso, lo que queda claro es que la seducción se la juega hoy más que nunca a la carta de la apariencia (y no solo de la física, porque como sugería Jorge N. Ferrer, del perfil de Instagram podemos sacar mucha otra información). Nuestro ‘álbum de cromos’ nos sustituye pasivamente en el ‘día después’. Desde un punto de vista práctico, nos evita el rechazo, si es que iba a haberlo.
Las declaraciones de Marta e Irene ofrecen otro dato revelador: que la fiesta nocturna se ha disociado en gran medida de la seducción. Lo confirma el periodista y dj Victor Ant, 30 años, profundo conocedor de las tendencias: «Desde la aparición de aplicaciones como Tinder todo se ha transformado. Antes los jóvenes teníamos dos motivaciones fundamentales para salir: divertirte con amigas y ligar. Desde 2012 hasta ahora eso ha cambiado. Ligar ya no es tan relevante a la hora de salir. Poder enrollarte con alguien se ha convertido en un apéndice, no en un fin de noche perfecto». Lo cual no significa que haya desaparecido del horizonte personal. «No es que ya no quieras ligar o flirtear cuando sales por la noche, es simplemente que el método para hacerlo ha cambiado», aclara Irene. «Sigue habiendo una búsqueda. Pero prefiero no dedicarle el mismo protagonismo que al resto de cosas que estoy viviendo».
Más control sobre la situación
Además ahora, añade Víctor Ant, hay muchísimas vías para las relaciones, «vías que permiten controlar más la situación, tener citas y poder vivir todo el proceso de una manera diferente y diurna, sin necesidad de pasar por una discoteca. El ocio nocturnoahora es pura diversión. En cierto modo, y en mi opinión, esto es más que positivo. Nos hace más libres y nos da control sobre la situación, permitiéndonos conocer de manera consciente a nuestros ligues» (adiós a las relaciones fruto de una borrachera).
El control al que se refiere Víctor es un objetivo de primer plano. Control para evitar sorpresas desagradables, ya vengan a través de un pesado que te da la turra toda la noche en una discoteca, de un ligue que te persigue telefónicamente o de situaciones mucho más graves. «Las chicas tienen miedo de ser violadas y los chicos de ser acusados de cruzar los límites, por eso tienden a comunicarse online», interpreta la escritora británica Caitlin Moran, a quien entrevistábamos recientemente.
Desde las propias apps se fomentan cada vez más los mecanismos de control sobre el proceso de conocer a un posible amante o pareja. Badoo, por ejemplo, incorpora funcionalidades como la Selfie Request, por la que la chica puede pedir a través del chat una foto para asegurarse de que la persona con la que mantiene una conversación sea la misma que la que figura en las fotos de perfil.
El caso es que, al final, nos pongamos como nos pongamos, la pantalla se ha impuesto de tal forma que hasta se interpone/interviene en el cuerpo a cuerpo. Al respecto, un dato más que interesante, que para lectores de determinadas generaciones puede parecer propio del mundo del revés: según el estudio ‘Tendencias del Dating para 2022’, también de Badoo, el 29% de los solteros ha hecho alguna vez ‘match’ en una app de contactos con alguien a quien conocían previamente en el mundo real. El 36% de estos afirmó sentirse más cómodo al hacerlo así y un 27% aseguró que esta fórmula facilitó el pedir una cita a la otra persona.
Sorprendida por este dato, pregunto por el tema. Me responde Remy Le Fevre, Head of Brand Engagement and Influence de Badoo: «Comunicarte en línea con personas que ya has conocido o conoces en la vida real le confiere mayor autenticidad a la experiencia de encontrar pareja a través de una app de citas. De hecho, sabemos que a muchas personas les resulta incómodo iniciar relaciones sentimentales en persona.Las aplicaciones ayudan a generar un espacio seguro que puede ser un punto de partida más cómodo para explorar un acercamiento con alguien, tanto si se conoce en el ‘mundo real’ como si no». Ya sabes, Flor: al final, para ligar en presencial vas a tener que pasar por el aro, digo, por Badoo o por Tinder, aunque sea con tu vecino.