Cemí del Bahoruco estará seis meses en el país y dejará una réplica digital

15-11-2024
Cultura e Identidad
El Día, República Dominicana
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El Cemí del Bahoruco, sacado del país en los primeros años del siglo xx, vuelve por seis meses, tiempo en el que será expuesto para todo dominicano interesado.

De acuerdo con Milagros Germán, ministra de Cultura, el ídolo de algodón hará el viaje desde Italia a Santo Domingo resguardado en una vitrina utilizada para exhibirlo y será mostrado en el Museo del Hombre Dominicano desde finales del primer trimestre del año 2025.

Italia, o Turín, donará al país un holograma del cemí para su exhibición permanente, de acuerdo con la funcionaria.
Es un préstamo cultural, no una devolución, acordado con el Ministerio de Cultura de Italia y la Universidad de Turín, que tiene la custodia.

Pero, ¿qué es el Cemí de Turín, como algunos prefieren nombrarlo, o Cemí del Bahoruco, como se le denomina desde el principio en estas notas?

Acercamiento breve
De acuerdo con algunas descripciones vistas en la prensa y en las redes de Internet, debe de medir un medio metro de alto, es varón —tiene pene y testículos, de cuerdas o fibras de algodón desde luego—, piernas, pies, brazos, manos y una cabeza armada sobre una calavera.

Puestos sobre las cuencas, uno de los ojos, el derecho, es claro como el Sol, para ver de día; el otro, negro u oscuro si se quiere, está hecho como la Luna, para ver de noche.

Tiene la boca abierta con desmesura y destaca la dentadura humana de la cabeza cubierta de fibras de algodón y dos orejas del mismo material sin ninguna particularidad que pueda mover a pensar algún interés en la audición en este mundo o en otro, y lo mismo la nariz.

¿Por qué tiene este cemí la boca abierta en gran manera? Tal vez es un grito largo, alto y profundo desde la realidad fatídica de los indígenas bajo el látigo, la espada y las creencias de los bárbaros colonizadores.

¿Pero un grito para quién? Si el cemí era un amuleto o un dios a medio camino entre el humano y dioses superiores, el grito podía estar dirigido al mundo de los espíritus, si es cierto que era una deidad, porque igual podía tratarse de un muñeco para causar sobrecogimiento en otros.

La posición de piernas y brazos sugieren, en cambio, el salto de un gnomo juguetón.
Los cemí, como este único sobreviviente de la catástrofe en el mundo y el cosmos de los aborígenes, eran dioses menores que “podían ser de barro, algodón, oro, considerándose más poderosos y mejores de acuerdo con la terminación”, según la definición de Alejandro Paulino y Aquiles Castro en su Diccionario de cultura y folklore dominicano.

Un doble hallazgo
La localización actual del Cemí del Bahoruco se le debe a Bernardo Vega, que en los años 70 del siglo pasado se topó con una fotografía en un museo de Londres e inició una búsqueda que lo llevó con el tiempo a Turín, Italia, donde lo encontró bajo el cuidado de una universidad.

Desde entonces ha sido armada la leyenda de su hallazgo en una cueva del maniel del Bahoruco, en el siglo xix, a mediados según unos, en el último quinto según otros, por un montero que perseguía a un cerdo cimarrón.

Según Vega, quien se ha ocupado del cemí en publicaciones diversas, el cazador lo atacó con un machete bajo la aprensión de que había dado con un fantasma, un apatuco, digamos.

En 1882 Juan Bautista Cambiaso lo adquirió, lo llevó a Italia y en el primer tercio del siglo pasado deudos suyos lo entregaron al cuidado de la Universidad de Turín.

Las gestiones
De acuerdo con la ministra Germán, los esfuerzos para que el Cemí del Bahoruco estuviera de regreso al país donde fue hallado los inició Tony Raful cuando era secretario de Cultura en la administración Hipólito Mejía (2000—04). La concreción ha tenido lugar este año mediante el acuerdo entre Cultura de Italia, la Universidad de Turín y Cultura dominicana.

El contrato para que esta pieza de valor antropológico y cultural vuelva al país así sea de visita se hace bajo el entendido de que su salida no fue un robo; por lo visto medió en su salida una operación de compra y venta en un pueblo que todavía carecía de instituciones para valorar un patrimonio de este tipo y conservarlo, si se acepta la leyenda de que cuando tuvo lugar el trato tendría bastante tiempo de haber sido hallado por el montero.

De haber sido conservado podría considerársele parte del patrimonio, como lo es el Alcázar de Diego Colón, pero no un producto cultural o espiritual dominicano.

Nadie en Santo Domingo tiene una idea cierta del proceso de su elaboración para el cumplimiento de sus fines ni cuáles eran estos.

Todo alrededor del cemí es hasta hoy datos técnicos, leyendas y especulaciones, como la interpretación hecha de su constitución precedentemente en estas notas.

Vega deja ver en algunos de sus escritos (El cemí de algodón taíno, 2014) que hubo otros cemíes en el extenso período colonial en la isla y que unos fueron a dar a España, otros al Vaticano, francia y hasta Alemania, pero al parecer todos han desaparecido o fueron destruidos.

Milagros Germán

— Energizada
Milagros Germán habló sobre el Cemí del Bahoruco ante una pregunta en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio. Declaró que lo tocó y sintió su energía.