Festival de Cine de Mar del Plata: la emocionante presentación de «Seremos millones»
Todos los años, el Festival de Cine de Mar del Plata ocurre como una cita celebratoria para el cine en particular y la cultura en general; habilitada para los «conocedores» -cinéfilos, gente ligada a la industria y a la realización, muchos y muchas jóvenes, según puede verse en las largas filas y salas llenas de las funciones- pero también como un encuentro de gran arraigo popular en esta ciudad.
Lo que ocurrió el sábado en el bellísmo Teatro Colón será recordado como uno de los momentos más festivos y emocionantes entre todos los momentos festivos y emocionantes que está teniendo este festival.
La presentación del documental Seremos millones, que recorre la vida y la lucha de Evo Morales y del pueblo boliviano, con la presencia del protagonista en uno de los palcos, de León Gieco dando la bienvenida con sus canciones en la previa de la función, como en una peña íntima, y de comparsas de residentes bolivianos como fin de fiesta, resultó una intensa síntesis de este espíritu del festival, un momento que contagió entusiasmos y emociones.
«Fue mágico, épico», evoca Gieco al día siguiente en diálogo con Página/12, todavía inmerso en las postales que repasa casi con incredulidad. «Me hicieron llorar», dijo Evo Morales en el teatro luego de ver la película. Diego Briata y Santiago Vivacqua en la dirección, Eugenia Ferrer, Fernanda Ruiz y Giselle Rodríguez en la producción, solo una parte de un extenso equipo de trabajo para esta realización colectiva, tomaron sus palabras -y la emoción que, efectivamente, traslucía el líder boliviano- como un elogio especial entre todos los que recibieron por el film: es sabido que «Evo no llora».
«Sólo lo vimos tomado por la emoción cuando le entregó la banda a Alvaro García Linera, en la primera asunción», le dicen a Página/12 basándose en los cientos y cientos de horas de archivo que vieron para hacer la película. «Verlo así de emocionado ahora, fue a su vez muy emocionante».
No fue el único ganado por las lágrimas en un auditorio que celebró los pasajes del documental con aplausos y vivas, o con chiflidos para ciertos personajes que también tuvieron su rol en esta historia, como Mauricio Macri y el ecuatoriano Lenin Moreno.
La lucha de un pueblo
La idea de Seremos millones, una producción del Grupo Octubre, comenzó tras el registro del regreso de Evo Morales a su patria tras un año exacto de exilio, en lo que se conoció como «la caravana del regreso». Creció en la realización del documental al rastrear el origen de ese líder y de esa lucha, se remontó por los «Cinco siglos igual».
A la música incidental de León Gieco y de Gustavo Santaolalla se suma «Mama Coca», el potente tema final que tiene letra del mismísimo Evo, música de ambos compositores y rapeo de Miss Bolivia, que también vino a la presentación.
«¡A Evo lo pusimos a rapear, y hasta lo hicimos socio de Sadaic!», suelta León en la presentación, y el tono es jococo, pero es estricta realidad.
El ministro de Cultura, Tristán Bauer, los directores de Página/12, Hugo Soriani y Ernesto Tiffemberg, el titular del Grupo Octubre, Víctor Santamaría, el diputado Hugo Yasky, el secretario de Cultura de Misiones, Joselo Schuap (también cantautor, que como tal compartió temas con Gieco en la previa), la subsecretaria de Políticas culturales bonaerense, Victoria Onetto, el secretario de Comunicación de la CTA, Carlos Girotti, fueron algunos de los presentes en la proyección.
De Bolivia al planeta
Entre las virtudes de la película están sus reveladores registros fílmicos inéditos: sangrientas imágenes del golpe, otras de un joven Evo dirigente sindical que ya entonces hablaba de nacionalizar los recursos naturales como prioridad estratégica. «Yo no sé de dónde han sacado esas imágenes, ¡me han estado haciendo inteligencia!», bromea Evo después de verlas.
«Somos los herederos de la historia, de esos tiempos de la colonia que muestra la película. Pero algo aprendimos: no dividirnos y no rendirnos», le dice a la gente. «Hoy nuestra identidad y diversidad es nuestra riqueza. Por eso yo digo que tenemos de ir de una Bolivia y de una América plurinacional, a un planeta plurinacional«, arenga.
«Demostramos que otra Bolivia es posible. Viendo todo esto que hemos pasado, lo que muestra la película, que me ha hecho llorar, queda claro que el golpe de Estado no solamente ha sido del gringo al indio, sino a un modelo económico«, concluye.
A 17 años del Alca… rajo
«Esta película refleja la lucha heroica de un pueblo y la conducción de un dirigente excepcional», destacó Bauer en la presentación. Y recordó la coincidencia de fuerte peso simbólico: hace 17 años, en esta misma ciudad, se celebraba la histórica cumbre del «No al Alca», un momento que también aparece reflejado en un breve fragmento de la película. «Me acuerdo que estaban Evo, Emir Kusturica, el gran Diego Armando Maradona, llegamos en el Tren del Alba y acá se le dijo al Alca, ‘al carajo'», evocó el ministro.
Santamaría destacó «el orgullo y la sorpresa al ver el resultado final, que superó todas nuestras expectativas, en todos los sentidos», desde la productora principal del documental, a la que se sumó luego la brasileña Opera Mundi. Resaltó también «el largo camino que le queda después de esta emocionante presentación a una película de este nivel», que ya tiene confirmada su participación en el Festival de Cine de La Habana, en febrero próximo.
Hugo Soriani recordó los días de exilio de Evo Morales en Buenos Aires, las charlas que tuvieron en tiempos en que un equipo argentino se sumó a la campaña boliviana por el MAS, en plena dictadura de Jeanine Añez. «Nunca voy a olvidar la esperanza y la fuerza que nos trasmitía a todos en los días más oscuros de su exilio. Nosotros íbamos a darle ánimo y nos terminaba dando ánimo él a nosotros. Nos decía: voy a volver, y antes de lo que ustedes imaginan. Parecía imposible. Pero cumplió: volvió y fue millones», repasó.
La frase que el líder de la rebelión aymara Tupac Katari pronunció antes de que cuatro caballos lo descuartizaran es la que da nombre a la película: ‘Volveré y seré millones’. El film la recuerda mientras recorre la historia desde la opresión colonial, el lugar de Bolivia el siglo pasado como segundo país más pobre de la región, hasta las transformaciones de los gobiernos de Evo Morales, entre ellas la nacionalización de los hidrocarburos y la decisión de industrializar a nivel local, y no solo extraer, el litio.
«Se puede ser un presidente progresista y se puede ser idealista. Pero para ser revolucionario hoy hay que ser antiimperialista. Ese es el problema que tenemos hoy en América latina«, se lo escucha decir a Evo.
La celebración
«Hace mucho, cuando estábamos imaginando esta película en la casa de Hugo (Soriani) –a la que le decimos ‘la jabonería de Vieytes’, porque de ahí salen todas las ideas– y todavía no había nada de la película, yo tuve un sueño: sumar en alguna presentación a músicos o bailarines bolivianos, celebrando la película», recuerda Gieco. «Y se dio, finalmente, no porque lo programamos, sino porque así lo quisieron los astros. Un grupo de artistas bolivianos fueron a recibirlo a Evo al aeropuerto, y de ahí se vinieron ¡caminando! para el teatro. Como las entradas estaban totalmente agotadas y ellos eran muchos, no pudieron entrar. Pero la productora les dijo que por favor esperaran, porque los podían hacer entrar al final. No solo entraron, lo hicieron con su música, con su fiesta, subieron al escenario y bailaron con Evo. Y así se dio, solo y mágico, este final que soñé».
Los músicos y músicas son de la Comparsa Tupiza, de la Comparsa Juventud Norchicheña; son bolivianos residentes en Mar del Plata y llegaron con sus banderas y trajes típicos. «Nos dio pena no poder ver la película con tanta gente que había pero no importa, iremos a otra función. Lo vimos al hermano Evo por primera vez en nuestras vidas, compartimos con él. Adonde vaya lo vamos a seguir y lo vamos a cuidar como nos cuida él, que es uno de los nuestros«, le dicen a Página/12.
Magia y épica
«Descubrí un montón de detalles técnicos, momentos que quedan clavados en la mitad del pecho. Los primeros planos, las cámaras lentas, cuando Evo tira la tierra y comienza «Cuando los angeles viajan», el último tema tan festivo…», sigue elogiando Gieco la película. Y emocionándose porque «fue una noche mágica y épica, y que hayan entrado al final los bolivianos canando y celebrando, fue un momento inolvidable. Ahora tendrían que hacer una película solo de lo que pasó anoche!».
«Esta obra colectiva es enorme, me siento honrada de haber podido participar activamente de esta presenetación, que fue un alumbramiento. Agradezco la generosidad de León, de Bauer, de todes les compañeres que me hicieron parte de esta movida», dice Miss Bolivia. «Se notó muchísimo el pulso de lo colectivo y lo comunitario en la presentación, hizo todo muy potente. Y junto al público, que estaba tan comprometido y entusiasmado, pude ver una obra de alta calidad y muy honesta».
Un pueblo protegiendo a su líder
Algunos de los exiliados y exiliadas bolivianas en la Argentina también viajaron para presenciar la proyección. Entre ellas, Cecilia Urquieta, actual consejera de la misión de Bolivia ante la OEA. Le dice a Página/12 que ver ahora la película le produce «muchos sentimientos encontrados». Aparecen «recuerdos del exilio, de la forma violenta en que nos hemos tenido que ir, casi con lo puesto, y también del modo amoroso en que el pueblo argentino y las organizaciones sociales nos han recibido aquí».
«La película muestra cabalmente por qué han pasado las cosas que han pasado, por qué estamos luchando, y por qué la figura de Evo es tan importante para nuestro país, por qué sentimos que tenemos que cuidarlo», reflexiona.
Tania Sánchez, referente de los movimientos feministas, es otra de esas exiliadas. «La película permite ver el proyecto político que se ha planteado en Bolivia, más allá de que se ha representado en una persona. Y hasta muestra cómo la despatriarcalización ha sido un eje fundamental del proceso boliviano», opina.
Melany Wanca es una «mujer de pollera» que vive en Jujuy, ella estuvo asistiendo a los bolivianos que cruzaban la frontera con riesgo de vida durante el golpe, y ahora vino a celebrar la película. «Ver el documental es volver a sentir el mismo dolor, recordar la violencia, pero también confirmar que podemos renacer de ese dolor. Recordar nos hace más fuertes«, dice.
«Evo es una figura muy importante para Latinoamérica y el momento que estamos viviendo», le dice al final de la proyección Hugo Yasky a Página/12. «La película me emocionó , sentí que el mensaje es el de un pueblo protegiendo a su líder. Y pensé en Cristina. Y pensé que nuestro país también tiene que llevar adelante esa epopeya».