‘Aftersun’, la película de Charlotte Wells que desvela la materia de la que está hecha la memoria

17-12-2022
Cine
Público, España
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Sensaciones, emociones, intuiciones…, para las que no existen palabras de tan tenues y escurridizas, habitan la ópera prima de Charlotte Wells, Aftersun, un milagro de cine sensorial, una película pequeña pero cinematográficamente enorme, relato autobiográfico que explora la memoria, la textura de esa memoria y la manera en que la construimos. Una película íntima y universal que se ha manifestado como el gran y feliz descubrimiento del cine este año.

Una mujer indaga en los recuerdos de unas vacaciones que pasó con su padre veinte años antes en un complejo turístico de Turquía. Fueron días felices, divertidos, de mucho amor y complicidad… pero en los que la pequeña Sophie también intuyó algo en su padre. Una zona en Calum desconocida para ella, que entonces no supo descifrar y que vuelve ahora a su cabeza con la forma de aquellas imágenes y aquellas sensaciones. Los protagonistas, maravillosos, son la debutante Francesca Corio y el actor irlandés Paul Mescal.

A la cabeza de las críticas internacionales, la película no ha cesado de conquistar premios desde su estreno en el Festival de Cannes, en la Semana de la Crítica. Allí se alzó con el Premio French Touch, al que luego han seguido nada menos que ocho galardones en los BIFA, premios del cine independiente británico (mejor película, dirección, dirección debutante, guion, dirección de foto, montaje y supervisión musical), el reconocimiento a la mejor dirección en los Premios Gotham, el de mejor producción de las Nuevas Olas en Sevilla… más recompensas en Sarajevo, Deauville y Munich…

Aftersun, en la que la Sophie adulta empieza a adivinar la depresión que sufría su padre entonces, es una película delicada, tierna, triste y feliz al mismo tiempo, conmovedora, luminosa, hermosa. Una obra sublime de una jovencísima cineasta, que maneja con suavidad las imágenes, domina los silencios del relato y hace estallar su historia con la música, especialmente con el mega éxito de Bowie y Freddie Mercury, Under Pressure«Este es nuestro último baile / Esto somos nosotros mismos / Bajo presión«.

Usted explora la memoria en esta película, su textura, la forma en que la construimos… ¿visualizar la memoria no era un reto demasiado grande para una primera película?

Visualizar la memoria es muy peliagudo porque muchas veces son recuerdos enturbiados. No sabes si lo que recuerdas es lo que vieron tus ojos, lo que vieron otros ojos y te contaron, si es el momento lo que recuerdas o es la fotografía que has visto… y si además añades el movimiento, entonces mezclas el sentimiento del momento y el sentimiento del recuerdo. Muy complejo. Creo que mientras escribía entendí lo esencial que era la memoria, pero la película no empezó así.

La primera semilla fueron simplemente aquellas vacaciones. Luego, poco a poco, mi memoria empezó a formar un esbozo y se convirtió en algo inexplicable, algo esencial en la historia. Lo construí con varias capas, varias perspectivas… las vacaciones, el punto de vista de Sophie tan directo, las imágenes que son recuerdos… Calum mirando a través de la ventana, las fotos de Calum… Lo de la textura de la memoria es lo que me gusta, es lo que descubrimos al montar la película. Por ejemplo, viviendo bajo el mismo silencio, acabas donde empiezas… no sé, hay imágenes que comunican más con lo que yo pienso, que se acercan a cómo es mi memoria.

Calum sufre una depresión, aunque intenta proteger a su hija de ello, ¿con esta historia hay una intención de empatía hacia las personas que viven con una depresión y hacia los que están cerca?

La directora y guionista Charlotte Wells.
La directora y guionista Charlotte Wells.  Elástica Films

La verdad es que no tenía claro si iba a funcionar, si se iba a entender que Calum tenía una depresión. Me alegra que sea legible. No sé si lo pensé como empatía, pero sí, desde luego, como carencia de juicio, de no enjuiciar. En la historia hay algo de mirar hacia atrás, Sophie busca algo más profundo, una comprensión más clara de su padre y se hace esta misma pregunta que tú has planteado. Su búsqueda va creciendo hasta el último momento de la película…

Sophie comprende que no conocía entonces a su padre y que no tiene respuestas, pero lo que queda entonces es el enorme amor que él sentía por ella, todo lo que intentó protegerla de su propia lucha, y ello simplemente por el tiempo que le entregó y le dio en entonces.

Como la memoria, retratar la depresión es difícil. ¿Se impuso límites?

Es difícil. Para mí era importante mostrar lo complicado que es articular la depresión y los síntomas de la salud mental, cómo se contradicen diferentes diagnósticos. Fue difícil retratar la depresión de Calum de una forma que no fuera un cliché, un lugar común. La depresión, tal y como se experimenta o se vive, es una cosa complicada, frustrante, nada clara.

Cuando escribí el guion hubo gente que me dijo que debía ser algo más dramático, pero para mí lo importante era la experiencia interna y no quería dramatizarla al extremo, solo hasta cierto punto, controlándolo, procurando que no se me fuera de las manos, que fuera más realista. Uno de los comentarios más satisfactorios que me han hecho, han sido por parte de gente que lo ha sufrido y me ha dicho que lo muestro bien en la película.

En los recuerdos de ese verano, ¿intentaba mostrar la forma en que Sophie asiste al dolor de su padre?

Sí y era importante para mí proteger a Sophie del dolor de Calum. Él intenta protegerla, pero ella a veces lo nota, y siente y ve que hay cosas que no van bien. Pero tampoco se queda con ella el dolor, como niña olvida muy pronto, solo los niños pueden hacer eso. Creo que hay una mirada retroactiva, la mirada de Sophie adulta, que entonces sí, busca, pregunta, ¿no vi algo que debí ver? ¿me lo perdí porque era una niña?

La película está construida de colores, de sensaciones… pero también de silencios, que últimamente se utilizan muy poco en el cine. ¿Son importantes esos silencios en ‘Aftersun’ y, en general, en esta vida tan invadida por ruidos?

Creo que el silencio en el cine es muy interesante, siempre me ha interesado, y en la vida, yo me siento muy tranquila con ellos. En el cine me gustan porque crean un espacio y también lo crean para el espectador, les obliga a inclinarse hacia la película. Esto es algo que en mi caso empezó con los cortos, descubrí que la narrativa podía avanzar a través del silencio, me parece que hace falta más silencio. Los silencios tienen un propósito narrativo, por ejemplo, el sonido del aliento, de la respiración, al principio me interesó mucho.

Cuando Sophie va respirando cada vez más fuerte, te obliga como espectador a escuchar con más atención. Estás diciendo que escuchen porque van a oír algo, es una estrategia. Es una forma de cautivar, de captar al público, a sus sentidos, crear un espacio sonoro para la película.

Una secuencia de la película 'Aftersun'.
Una secuencia de la película ‘Aftersun’.  Elástica Films

Lo que no se dice y lo que no se ve, ¿oculta premeditadamente al personaje de Calum llorando, sufriendo…?

Siempre estuvo así en el guion. Creo que es una forma de decir que Sophie no llega a conocer a Calum. Al rodar siempre intentamos reflejar lo que obstruye la relación entre ambos, paredes, cosas que se interponen… En la escena de las lágrimas el director de fotografía insistió en que Calum no debía mirar por la ventana, no debía ser una toma preciosa, Calum debía estar contra la pared, casi como atrapado, y nosotros siempre le vemos por detrás. Creo que ese momento de las lágrimas era muy difícil en una película, porque lo que él experimenta puede ser un alivio o no, pero también puede ser algo que no deberíamos ver, tal vez algo que solo Sophie imaginó. ¿Fue o no fue?

Antes hablaba de la textura de la imaginación, ¿qué hay de la textura del cine? ¿su apuesta es por un cine sensorial?

Es una combinación de mi instinto y de las películas que me gustan, que justamente son muy táctiles, con mucha textura en todo lo que ves en el encuadre. El cine son los sentidos… creas sonido, imagen y también la sensación de que se puede tocar. Es la sensación de que puedes tocar y oler aunque no estés ahí. Hay cosas que no sé explicar con palabras, pero sí a través de la imagen. Sí, creo que mi cine es sensorial, intento encapsular eso en la pantalla y, en definitiva, eso es el cine.

En esta conversación es difícil no pensar en Claire Denis, es la mejor en eso, en dar eso. En el Festival de Nueva York la presentaron como una cineasta que hace cosas dispares, que no puedes predecir, pero siempre hace cine sensorial.

Hay un potente elemento de suspense en la película que hace pensar que algo va a pasar, ¿tenía ese propósito?

No, pero es mi forma de hacer cine. En todos mis cortometrajes hay algo debajo, es como un producto secundario de lo que yo he visto en mi vida y también un intento para articular a través de los silencios, los gestos y usando secuencias de imágenes para dar un significado. Creo que la música también ayuda a esto. Oliver Coates (el músico) nunca pensó que la música fuera de suspense, pero yo sí creo que la música va hacia algo. El control gradual del relato de lo que le ocurre a Calum, la lucha interior que él tiene, contiene suspense. No sabes lo que está ocurriendo y es verdad que el público tiende a temer lo peor. Eso es algo a lo que me tengo que adaptar, me guste o no.

Por experiencia, eso crea una expectativa en el público que no sé si me convence, por eso intentamos no exagerarlo.