Se conocen varias teorías sobre por qué las aves toman sol. Una de las más socorridas explica que, en clima frío o temprano en el día, las aves toman sol para calentarse aprovechando la radiación solar. Esto les permite mantener la temperatura de su cuerpo sin consumir tanta energía de los alimentos, y puede aumentar sus posibilidades de sobrevivir en climas fríos o cuando la comida es escasa.

Tomar el sol también puede ayudar a las aves a convertir compuestos que están en el aceite secretado por una glándula en la base de la cola, en vitamina D, que es esencial para una buena salud.

La razón más importante para tomar el sol, sin embargo, es mantener la salud de las plumas.

Solearse puede desalojar a los parásitos de plumas porque el exceso de calor alentará a los insectos a moverse a otros lugares en el plumaje de un ave. Esto le dará al ave un acceso más fácil para deshacerse de esos parásitos cuando se acicala, y las aves se ven con frecuencia acicalándose inmediatamente después de tomar el sol.

Los diminutos insectos que infectan las plumas pueden causar problemas en el vuelo, el aislamiento y la apariencia de las aves, todo lo cual puede afectar su supervivencia.