Desde el programa ¡Qué animal! nos proponen un viaje por los colores de la naturaleza. El color nos proporciona más información de lo que parece a simple vista. Puede indicar la edad, la peligrosidad e incluso los miedos de una especie.

El color azul es bastante raro en la naturaleza, de hecho, hay pocos animales de este color. Aun así, hay algunas espectaculares excepciones, en el mar y el cielo.

El pulpo anillado

¿Sabías que los anillos azules del pulpo anillado, por ejemplo, parpadean cuando se siente amenazado? En las las remotas aguas del Pacífico y el Índico, encontramos el pulpo anillado, con unas manchas azules muy características. Cuando se siente amenazado, sus colores se intensifican y los anillos azules parpadean.

Puede modificar la textura de su piel para hacerlos más visibles y apagarlos cuando quiere pasar desapercibido. Su piel es un órgano extraordinariamente complejo y posee tres tipos diferentes de células para producir esta coloración.

Los cromatóforos actúan concentrando o extendiendo pigmentos de diferentes colores, mientras que los iridóforos y leucóforos reflejan y refractan la luz.

El pinzón azul

Por los cielos canarios vuela una especie que comparte color con este exótico pulpo. El pinzón azul es un ave endémica que habita en los pinares entre los 1.000 y los 2.000 metros de altitud. El macho es de color azul intenso en el dorso y más claro en las partes ventrales.

Esta especie tiene un marcado dimorfismo sexual, es decir, machos y hembras son muy distintos. Este fenómeno es muy habitual en las aves y está relacionado con el cortejo.

El lagarto tizón

El paisaje casi lunar del Teide es un hábitat ideal para otra especie que luce el color azul en su piel, el lagarto tizón. Los machos lucen unas espectaculares manchas azuladas, entre las que destaca la de sus mejillas. Un estudio de la Universidad de la Laguna sugirió que son un indicador del estatus social de cada ejemplar.

Los investigadores constataron que los machos que ganaban la mayoría de las contiendas tenían más superficie azul, de modo que utilizarían estas señales para indicar su fortaleza a sus posibles contrincantes.

¿Por qué hay tan pocos animales de color azul?

¿Sabéis por qué el azul es tan escaso en la naturaleza? Es un tema económico. O de química… ¡De ambos, de hecho! La luz blanca es, en realidad, una mezcla de luz de los distintos colores. Cuando vemos algo azul es porque absorbe la luz de todos los colores, salvo la del azul, que la refleja.

Los responsables de los colores son unas partículas llamadas fotones que tienen más o menos energía en función de su color. Los haces de luz azul o violeta tienen más energía que los amarillos o rojizos. Pero en la naturaleza predominan los colores cálidos porque para animales y plantas es muy complejo fabricar moléculas que los puedan absorber. Y por eso los reflejan.

Determinados colores como el rojo, el amarillo, el negro, el blanco o la combinación de ellos dan lugar a lo que se conoce como coloraciones aposemáticas. Son patrones de colores muy contrastados que tienen como objetivo advertir a los depredadores de que se trata de animales peligrosos, que contienen veneno, saben mal o tienen defensas que no los hace apetecibles.

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Sidney reveló que ciertas características de los colores de advertencia, como el brillo, la tonalidad y la saturación, son más pronunciadas en los animales con defensas químicas más fuertes.

Las ranas punta de flecha son un ejemplo paradigmático de aposematismo (estrategia de advertencia mediante llamativas combinaciones de colores). Son endémicas de Centroamérica y América del Sur y existen más de 200 especies distintas. Todas ellas segregan veneno a través de glándulas en la piel. Los patrones aposemáticos destacan incluso entre el follaje o en bajas condiciones de iluminación. Sus colores dicen ¡mejor no me toques! Algunas coloraciones vistosas persiguen el objetivo contrario al aposepatismo. Lo que intentan es captar la atención de otro individuo.