La misión OSIRIS-Rex recolectó en el asteroide Bennu unos 250 gramos de muestras que viajan ya hacia la Tierra
La misión OSIRIS-Rex recolectó en el asteroide Bennu unos 250 gramos de muestras que viajan ya hacia la Tierra.
Además, el análisis de datos de la sonda indica que su superficie está formada por escombros de baja cohesión y el material subterráneo es más oscuro y fino.
Mientras se espera el regreso de la sonda de la agencia estadounidense NASA, prevista para el año que viene, los científicos han usado datos de su instrumental para investigar las propiedades físicas hasta diez centímetros por debajo de la superficie del asteroide, al que llegó en 2018 y lo orbitó durante unos dos años para explorarlo.
Estos resultados se publican ahora en dos artículos que publican Science y Science Advances.
Muestras recogidas en el año 2020
Uno de ellos, encabezado por el Instituto de Investigación del Suroeste (Estados Unidos), analizó las fuerzas experimentadas por la nave espacial, encontrando que la baja gravedad de Bennu ha dado lugar a un lecho superficial granular con débil cohesión entre las partículas Bennu es un asteroide carbonáceo de pila de escombros de unos 500 metros de diámetro, donde OSIRIS-Rex recogió en 2020 unos 250 gramos de muestras que traerá a la Tierra para su análisis en laboratorio.
El primer estudio reconstruyó las fuerzas ejercidas sobre la nave cuando accionó el mecanismo de recogida de muestras contra la superficie de Bennu.
Esto proporcionó una prueba directa de las propiedades físicas cercanas a la superficie, poco conocidas, de los asteroides de escombros, que consisten en fragmentos de roca en reposo en microgravedad, escriben los autores.
El equipo descubrió que el material cercano a la superficie está poco compactado y es menos denso que la media del conjunto del asteroide, con cohesión muy baja.
Tamaño, composición y proximidad a la Tierra
La alta porosidad y la baja resistencia del material permiten que el polvo y otras partículas pequeñas se muevan hacia la subsuperficie del asteroide.
Los datos espectrales y térmicos recopilados durante la misión sugieren que estos resultados se aplican a todo el asteroide y no son exclusivos del sitio de muestreo.
El segundo trabajo, encabezado por la Universidad de Arizona (EE.UU.), presenta los datos espectrales y de imagen de la sonda recopilados durante y después de la recogida de una muestra de la superficie de Bennu.
El evento movilizó rocas y polvo en un penacho de escombros, excavando un cráter elíptico de 9 metros de largo y el material expuesto era más oscuro y más abundante en partículas finas que la superficie original.
Las partículas que cayeron sobre la óptica del instrumento se asemejan espectralmente a los meteoritos carbonosos alterados por el agua, de acuerdo con los investigadores.
Aunque hay más de un millón de asteroides conocidos en el Sistema Solar, Bennu es el candidato ideal para un estudio más detenido debido a su tamaño, composición y su proximidad a la Tierra, según la NASA.
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